Miércoles 23 de Noviembre de 2011 – El Vagón Del Castillo  – Burgos

Los barceloneses 77 pasaron por la sala El Vagon del Castillo de Burgos para presentar su nuevo trabajo,  el  sobresaliente High Decibels, en uno de los primeros shows después de su publicación y enlazando con una serie de conciertos por Europa.

No había escuchado su nuevo trabajo hasta la fecha, esperaba a esta oportunidad para comprarlo directamente a la banda, pero la reseña en estas páginas de David Esquitinio me había puesto los dientes muy largos y la promesa de convertir un anodino miércoles pre invernal en una fiesta rockera en toda regla era un auténtico regalo.

El calendario futbolero sigue mandando en este país (que pena), así que mientras el partido del siglo de esta semana finalizaba los hermanos Valeta, Dolphin y Raw apuraban cena y cervezas conversando con los asistentes para con el pitido final comenzar la fiesta.

Algún pequeño problema de sonido en los primeros temas pero nada que no se subsanara con la voluntad de dar un gran concierto por parte de la banda. LG desde antes del primer acorde ya sin camiseta (recuerdo que Burgos no es precisamente Miami en lo referente al clima) y una cantidad de actitud (y aptitud) que rebosaba e inundaba a quienes habíamos llenado (entrada gratuita como suele ser costumbre de esta sala) el recinto.

Hay quien dice que 77 son un clon de los AC/DC de Bon Scott y no puedo estar más en descuerdo. No hay duda que 77 son una banda de influencia absoluta de la banda australiana (e incluso de los compatriotas Rose Tatoo cuando aflora su lado más sucio) pero sin duda aportan matices propios y composiciones notables que se refuerzan con las canciones de este High Decibels (que portada más cojonuda) en la que el booguie rock ha tomado el protagonismo donde Scott lo dejó y supone una continuidad musical de modo más que natural.

Empezaron con Your Game Is Over, de su primer trabajo 21st Century Rock con su riff cortado y la voz de Armand Valetta fue una invitación desde el primer instante para cerrar los ojos y dejarse transportar en el tiempo, sino fuera porque además de la calidad musical 77 ofrecen un espectáculo visual que te obliga a seguirles con la mirada. LG además de disparar riffs y punteos con su Gibson SG antigua fue un torbellino sobre el pequeño escenario, moviéndose de un lado a otro, saltando, subiéndose a la barra a tocar o bajando varias veces a caminar entre la audiencia, y todo sin fallar una nota ni siquiera cuando en el tramo final del show se le rompió una cuerda al comienzo de un tema y en vez de parar (este vendaval no debe frenarse tan fácilmente) solventó el entuerto con calidad. Dolphin golpea con espectacularidad su sencillo kit de batería (no creo que le duren mucho los parches) y Raw además de aportar sentido rítmico con su Rickenbacker también interactúa con sus poses y movimientos (una auténtica delicia para los foteros). Mucho más comedido en sus formas es Armand Valetta que fue capaz de mantener el nivel con su voz ronca durante la hora y veinte de show, llevar el pulso del concierto con los patrones rítmicos de su preciosa Gretch y hacerse a un lado cuando su hermano desataba las hostilidades musicales.

Se centraron sobre todo en su nuevo trabajo del que muy pronto cayó el tema título con un punteo espectacular y un estribillo de los que continúas cantando el día después del concierto, Let’s Beat It Up tiene un toque blues sucio y pegajoso que recuerda a unos primerizos ZZ Top igual que Backdoor Man, lasciva y provocativa, una canción que se podría haber colado en cualquier disco de AC/DC sin problemas. Melting In a Spoon pone las cabezas en movimiento con ritmo que parece va a explotar en cualquier momento pero se contiene hasta la parte final y This Girl Is On Fire (con petición de camisetas arriba para el público femenino incluida) se desboca en otro gran solo de guitarra. Mención especial para dos canciones: Are You Ready For Rock And Roll?, una auténtica demostración de intenciones,  un himno musical en toda regla con su ritmo cadencioso y un estribillo que se canta sin querer desde la primera escucha y Promise Land, "nuestra ópera rock de 8  minutos" presentaron y que realmente es la única excepción musical a los patrones básicos que interpretan, con un sonido mucho más británico, con cambios de ritmo, alternancia en el reparto de las voces protagonistas y un camino a mi entender por el que 77 deberían encaminarse en su evolución musical.

Fuera de su último disco sonaron Thinks  I Can Talk About (cara B del single High Decibels) y de su debut una estupenda Your Game’s Over, Let’s Talk (Let’s Rock) y para terminar la fiesta Big Smoker Pig con la gente pidiendo más y arrasando con las camisetas y cds a la venta.

Nashville Pussy (que matarían por componer un cd como el High Decibels) o Airbourne tienen un reconocimiento a nivel internacional que les permite girar y grabar sin interrupción por todo el mundo y nosotros aquí tenemos a 77 que deberían jugar en la misma liga. Por canciones, por calidad y por entrega. Cuando den el pelotazo fuera (los pasos están dados con la distribución internacional de su música) aquí la masa rockera les hará la ola, mientras tanto unos cuantos afortunados seguimos disfrutando de su propuesta, no te los pierdas cuando pasen por tu ciudad, son sin ninguna duda el mejor remedio para la depresión en estos tiempos de caras largas y predicciones económicas apocalípticas.

Texto y fotos: Fran Cea

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