+ MOTOCICLÓN
Martes 14 de Diciembre de 2010 – Sala La Riviera – Madrid
¡Vaya fantástica noche de rock n’roll, cada banda a su manera, que tuvimos el pasado martes en Madrid! Por un lado los locales MOTOCICLÓN, presentando el que ya es su nuevo trabajo, «Gentuza» (que se podía comprar en vinilo en el puesto de merchan) y que poco a poco van asomando la cabeza con su heavy/punk cazallero y particular. Por el otro, los protagonistas de la noche, unos australianos AIRBOURNE cada vez más asentados y que son toda una apisonadora en directo, una banda de esas que te obliga a meterte en el concierto quieras o no, a sudar como el que más y no parar de mover cuello, culo y pies ni por un segundo. Además, me encanta que se hayan logrado quitar la sempiterna etiqueta de «copia de AC/DC» (que además no me parece acertada, aunque está claro que sean una de las influencias para ellos) y que la gente esté con ellos al 100%, demostrando que si alguna banda nueva tiene que llegar arriba de una vez, unos de los mejor colocados son ellos.
Comentar que ya reventaron la Joy Slava a principios de año en la capital, aunque tuvieron que suspender las fechas españolas siguientes, Barcelona y Bilbao, por enfermedad de su cantante primero (y es que la sudada que se pegó entonces con bastante fiebre fue de antología), y por la suspensión de vuelos motivadas por el volcán islandés de nombre impronunciable algunos meses después (aunque sí tocaron en Barna en junio, si no recuerdo mal). Ahora además volvían con el segundo trabajo ya asentado (que a finales de febrero creo que aún no había salido aún «No guts, no glory»), y se notó que la gente se lo tenía bien empapado.
Pero no me adelanto y empecemos por MOTOCICLÓN, una banda que al menos en Madrid está dando mucho que hablar, subiendo como la espuma y granjeándose una legión de seguidores de su particular estilo heavy punkroquero/gamberro e incluso del lenguaje tan personal de Robertez y sus chicos. Tenían la oportunidad de presentarse ante una audiencia aún no muy numerosa (y es que hay que tener en cuenta que era martes, que hacía mucho frío, que el domingo tocan MÖTORHEAD al módico precio de 40 pavazos la entrada, después del noviembre de infarto que hemos tenido y que, pese al gran sabor de boca, AIRBOURNE habían venido a la capital no hacía ni un año) pero que les recibió de manera bastante calurosa e incluso acabaron coreando el nombre de la banda, lo cual no suele ser muy habitual precisamente con teloneros sin renombre.
Es cierto que no sonaron como los cabezas de cartel (que la verdad es que contaron con un sonido brutal), que la voz de Robertez tardó en coger el tono, que el micro del guitarrista, Trash, casi no se oía (con lo que tuvo que ser el bajista Raimón el que al final hiciera más ruido en los coros) y que al principio la recepción fue un tanto fría, pero poco a poco se fueron haciendo con el escenario, comenzando a carburar los temas (que tocaron material de sus tres discos de manera más o menos ecuánime), sintiéndose cómodos y dándose cuenta de que la audiencia, sin hacer demasiado ruido al principio, estaba con ellos… y ya que estaban, Robertez no se cortó en tirarse un par de veces encima de su gente, claro.
Tocaron unos 45 minutos, ofreciendo una buena muestra de lo que es MOTOCICLÓN en directo: actitud y buenos temas, sonido sucio pero con feeling y rock de vieja escuela con tintes más heavies o más punks según el tema, ¡himnos de extrarradio y barrio de toda la vida, vaya! Y como me comentó un amigo, es curioso ver cómo los 4 llevan una imagen y rollo totalmente distinto, pero luego suenan muy compactos y con un estilo sencillo y directo que bebe de muchas cosas pero que al final sólo se puede denominar como 100% MOTOCICLÓN.
Comenzaron con los dos primeros cortes del nuevo disco, «Poblao calé on fire», que me gusta menos, y la pegadiza «Los listos», para luego ir incluyendo temas ya muy conocidos y coreados de sus dos trabajos anteriores como «El pico» (supermacarruza), «Esquirol», la guapa «Ruta 130», obligarnos a hacer «Air guitar» con la más heavy «Guitarras de rock», por supuesto «Crapulismo», que ya es su gran clásico desde la mítica frase inicial que ha creado escuela, o la de las pajas, como presentó el cantante de Villa de Vallecas detrás de sus negras gafas de rock otro de sus temas más cañeros casi para cerrar. De los nuevos temas que incluyeron me quedo quizás con la más hardroquera «Antifa de pastel», con una gran letra para tener en cuenta y que les quedó muy guapa en directo, o la divertida (pero real como la vida misma), «Domingo katacrocker», aunque finalmente cerraron con ese otro clásico desde su primer disco, otro homenaje al cine quinqui (en este caso guiri de los 70/80), como es «Warriors», que remató entre merecidos aplausos una buena actuación de MOTOCICLÓN, que seguro que consiguieron nuevos adeptos entre los que aún no les conocieran. ¡Ah!, y buen guiño de Robertez a Radio Enlace, portando camiseta de la luchadora emisora de radio del barrio de Hortaleza.
Y ya a las diez de la noche se apagaron las luces de nuevo, con una entrada que ya sí superaba el medio aforo largo de La Riviera y sobre todo con el público realmente expectante y 100% entregado desde el principio a lo que a la postre sería de nuevo un concierto perfecto, una lección maestra de lo que debe ser la actitud y entrega de una banda en directo. Y eso que AIRBOURNE sigue siendo una banda muy joven pero el caso es que a base de poner el volúmen al 11 de la gran torre de amplis que plantan en el escenario, no parar de moverse y corretear ni un segundo por el escenario, hacer headbanging continuo y ofrecer una tralla y marcha «non stop», nadie en su sano juicio le puede poner ni una sóla pega a la hora y cuarto sin respiro que nos regalaron. Y es que es curioso la diferencia entre ofrecer hora y cuarto «a saco» y que todo el mundo salga encantado, o que sea un concierto corto y rácano y salgas de la sala cabreado…
Pocas veces me ha parecido tan acertada una intro para un concierto como la que nos ofrecieron AIRBOURNE, rememorando el apocalipsis de «Terminator», que dio paso directamente a una brutal «Raise the flag» que desató la locura, en una catarsis y una entrega impresionante de la gente con los australianos que no paró hasta el final, un 10 al público (de todas las edades, por cierto, algo que me llamó la atención para bien, y con bastante gente joven pese a todo, rendidos a la fuerza de lo que teníamos delante). Comentar que nos mostraron una vez más el impresionante telón de fondo con la portada del nuevo disco, que cambiaron en algún momento de la segunda parte del concierto por otro con un diseño más básico pero igual de roquero… Y es que en general me pareció muy acertado el diseño general del escenario, sencillo pero con detalles de luces intermitentes e intensas muy bien puestas (además de la citada torre de Marshalls que, vale, seguramente la mayoría serían de atrezzo, ¿pero no quedan de lujo en un concierto de una banda como AIRBOURNE?, jeje). Y ya digo que el sonido fue impresionante durante todo el concierto, nítido, potente, sucio y demoledor, como debería sonar todo buen concierto de rock que se precie pero especialmente me quedo con el punto de la batería de Ryan O´Keefe, ¡cómo sonó en todo momento!
Personalmente siempre he preferido los temas más metaleros y «bullangueros» de la banda, y así disfruté muchísimo los cortes matadores como «Diamond in the rough» (presentado por Joel a la vieja usanza, haciéndonos corear la segunda parte del título), «Born to kill», que fue una apisonadora, «Hellfire» o por supuesto las enormes «Running wild» y «Stand up for rock n´roll» para cerrar ya en los bises. Por otro lado, está claro que la vena acedeciana les sigue saliendo (y es interesante del cambio de guitarras para estas canciones, precisamente por dos modelos muy parecidos a los de los «originales») y los temas de esta índole también tienen su punto en directo, como «Chewin the fat», «Cheap wine & cheaper women» o la guapa «Girls in black», aunque posiblemente dos de los temas más coreados de la noche fueran unas más tranquilas «Too much, too fast, too young» y «No way but the hard way», que dice mucho además de la filosofía de la banda, además de la gamberra «Blonde, bad and beautiful», que tiene mucho rollo en directo.
Por supuesto, no faltaron las carreras de lado a lado de los dos guitarristas y el bajista, el carisma y rollo de Joel O´ Keefe en todo momento (y personalmente pienso que es un muy buen músico y cantante en directo), la diversión agujereando latas de cerveza con la cabeza, los juegos de «obligarnos» con la guitarra a corear «oés, oés», y el punto de locura habitual del descamisado guitarrista/vocalista, en este caso sin subirse a ningún sitio (y es que el pasillo lateral de la sala esta vez estaba cerrado) paseándose por la pista sobre los hombros de un pipa sin parar de tocar y chocar manos, ante la sonrisa y el buen rollo general del respetable.
Y es que al final el rock n´roll es diversión, «ruido», olvidarte de los problemas personales por un rato y simplemente mover un poco las caderas y la cabeza (ellos los primeros) al ritmo de grandes temas guitarreros (repetitivos en algún momento, vale, pero con un gancho y rollo que tira de espaldas), y os aseguro que a día de hoy AIRBOURNE son posiblemente los mejores exponentes de este tipo de espectáculo. Lo dicho, ¡conciertazo una vez más, sí señor!
Texto: David Esquitino
Fotos: (MOTOCICLÓN Madrid) Daniel Garrido
Fotos: Juan Ramon Felipe Mateo (MOTOCICLÓN y AIRBOURNE Bilbao) (www.musifota.com) (Correspondientes al concierto de Bilbao)
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Más fotos:
MOTOCICLÓN – Bilbao – Juan Ramon Felipe Mateo
AIRBOURNE – Bilbao – Juan Ramon Felipe Mateo