+ SWORN AMONGST + SVÖLK
Viernes 5 de Noviembre de 2010 – Sala Razzmatazz 2 – Barcelona
El caso de ANNIHILATOR siempre ha sido más bien extraño. Sin gozar completamente de la categoría de culto, aunque obviamente con mayores ventas y recorrido que compatriotas como RAZOR o SACRIFICE, y mucho menos llegando a la leyenda de VOIVOD o EXCITER, las huestes del mohicano Jeff Waters siempre se las han apañado para continuar en el candelero thrasher, ocupando lugares de relevancia con sus parches en chupas de medio mundo, y pese a que sus obras contemporáneas no estén a la altura de sus mayores cañonazos, movilizando a los nostálgicos a sus conciertos una cita tras otra. Lo diré claramente y sin rubor: poco esperaba de estos ANNIHILATOR en el año 2010, pero amén que se cascaron un pedazo de show repleto de tanta artillería pesada como para partirnos la nuca. Antes de su bacanal speed metal, SVÖLK y SWORN AMONGST intentaron estar a la altura de los canadienses, aunque, claro, les resultó imposible.
Puestos a seguir siendo sinceros, y sin querer sonar para nada pedante o chulo, afirmaré que los noruegos SVÖLK no dan la talla para girar por Europa, o por lo menos, por España, teniendo en cuenta el nivelón de nuestro thrash con formaciones sedientas de escenarios, por poner sólo unos ejemplos, como STEELGAR, CRYSYS, KILLEM o AGGRESSION. En otra cosa no sé, pero en thrash, death y black, en nuestras fronteras no nos las dan con queso. Muy pocos eran los presentes cuando los establecidos entre Oslo y Trysil empezaron a despachar su único disco homónimo con «Sweet Agony», pero la verdad es que el respetable no se perdió demasiado, comenzando por unas facetas vocales a cargo de Knut Erik Solhaug simplemente terribles.
«Miss Alcohol», «52» y «Anchor» encendieron un poco más a los congregados, pero la final «End Of Days» no dignificó una actuación que, pese a las ganas del combo, fue más bien gris. Con un vocalista de verdad, quién sabe si SVÖLK pueden alzar un vuelo que, hasta ahora, parece regalado por la lotería. El nivel era bajo, así que SWORN AMONGST no lo tenían complicado para superarlo en un Razzmatazz 2 que poco a poco se iba llenando. Y eso sí que me sorprendió mucho más, porque cuando su segundo y fácil «And So It Begins» cayó en mis manos en 2008, la verdad es que poco podía imaginar que su thrash metal maduraría tanto y tan bien como demostraron en Barcelona. Pero lo cierto es que los británicos inundaron de decibelios la sala y la gente lo pasó de lo lindo con el paso de gigante que han dado las composiciones de su último disco «Severance».
Ganas de buen thrash directo al cerebelo, y eso es lo que nos dieron ANNIHILATOR. La primera, en la frente: «Ambush», toma ya, uno de los mejores cohetes de su nuevo plástico. Todo patas arriba, headbanging sin control, porque hay que ver cómo gana el thrash-speed en directo con una distorsión arrolladora y un doble bombo asaltándote la sesera con ahínco. Recuperando el aliento, y otro bofetón: «Clown Parade», con ese estribillo matador y el líder de la formación paseándose por el mástil con esa felicidad que lo caracteriza. Respiro, por el amor de Dios, pero sólo nos vinieron encima otras patadas en forma de la machacona «Plasma Zombies» y, madre mía, «King Of The Kill». Un set-list incendiario, un festival de la leche gratuita… una cabronada para nuestras cervicales.
Extenso repaso a su discografía y el también crestas Dave Padden mostrando los galones que tiene en la banda, poniendo su voz en gran parte de los temas y evidentemente, su guitarra rítmica. Pero el jefe de ANNIHILATOR es Waters, casi tan musculoso en la guitarra como físicamente, y la veneración que le rinde su grupo es patente y palpable en cada riff ofrecido con furia. Conoce estas canciones como la palma de su mano, y las exhibe con una felicidad que no puedes más que contagiarte con su enorme entrega. Vuelta su nuevo homónimo con el trallazo «Betrayed», pero pronto «The Box» resucita lo mejor de sus clásicos.
«Hell Is A War», «Ultra-motion», «Set The World On Fire», «W.T.Y.D.» o hasta la reciente «The Trend» siguen la paliza sónica que ANNIHILATOR están perpetrando en la Ciudad Condal. La cerveza corre a raudales entre un público que, entre incrédulo y poseído, se pellizca por si este bolazo es real o una mera ilusión del Diablo. «The Fun Palace», un medley acústico que frena un poco la barbarie de «Phoenix Rising» y «Sounds Good To Me», y «Tricks And Traps» cierran la primera parte de un show que por potencia y castañazo pocos imaginaban. Ya corría la sangre, pero el daño todavía podía ir más lejos…
El bis se abre con «21», pero es «Phantasmagoria» del apabullante «Never, Neverland» la que sí estalla como una bomba de plutonio. A partir de aquí, no puedo contar más. Me hundo en semejante sucesión de riffs y nos estampa como a cucarachas la intro «Crystal Ann» y, cómo no, la sigue esa canción brutal (y final) que sólo puede venir después: «Alison Hell». ANNIHILATOR la han petado derrochando lo que siempre han llevado en la sangre: thrash metal speed de la mejor escuela canadiense. Desde 1984 que tienen el mejor nombre posible para un grupo, y el directo que mostraron en Barcelona, pues casi a la altura. Caña era lo único que se les pedía, y así fue concedido. ANNIHILATOR lo bordaron.
Texto: Pau Navarra
Fotos: Carlos Oliver
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