+ MUD DOLLS
Sábado – 16 de Octubre – Sala Caracol – Madrid
Voy a ser muy sincero. Nunca antes había visto un concierto tan rabioso y lleno de energía para una banda que se supone pequeña. Voy ser más sincero aún. Nunca antes había sabido de la existencia de VITA IMANA. Bueno, sabía que eran los madrileños que habían estado en el WACKEN este año, pero tras lo que viví el sábado puedo comprender porque estuvieron allí.
Puestos a seguir con mí sinceridad, diré que no entraba en mis planes acudir al concierto de VITA IMANA sino llega a ser por Rafa que se limitó a decirme «estos chicos son de lo mejor del metal nacional que montan unas muy guapas en sus directos» y no le faltó verdad. Más quisieran muchos tener a la bestia que es Javier Cardoso como frontman sobre unas tablas, un auténtico huracán de furia y rabia incontrolable que se desgañita con cada alarido, que se retuerce con cada movimiento, que gesticula, que «pica» al público, que te reta con la mirada, inagotable puro y fiel reflejo de la música tan peculiar y única que desarrolla VITA IMANA, esa peculiar mezcla de groove, metal y tribal donde cobra especial relevancia Miriam tras un kit al más puro estilo tribal con bongos, timbales, gongs, darbukas y algún instrumento más que no supe reconocer.
Debo decir que el sábado presencié una verdadero show de cómo debe ser el metal agresivo no exento de calidad apartado de la brutalidad gratuita y sin control con un tempo sublime. Presentaban su disco «En Otro Lugar» ante su público, en su ciudad, con su gente, y no faltaron los apoyos familiares (destacan a la legua los que no llevan camisetas negras) y las colaboraciones en sus canciones.
La noche la abrieron sus amigos MUD DOLLS que practican un rock alternativo de infinitas sonoridades que tienen en Juanjo un verdadero genio de la guitarra que lo mismo hizo «tapping» que «slide», que punteos que solos o que acompañamientos y todo para crear un sonido muy acorde a las voces de Oscar. En apenas 30 minutos tocaron algunos temas como «Children War», «Routine», «Lager» (que tuvo un auténtico momentazo sentimental con los ritmos repetidos de las guitarras), «Far Away» y «Waiting For You»
Pero la Caracol pedía a gritos ver a sus amigos, porque si algo tuvo aquella noche, fue plena confianza del público por esos que se iban a subir al escenario, sus amigos, VITA IMANA. Y la banda no defraudó y se entrego a ellos en cuerpo y alma con un concierto sin fisuras y sin un solo pero.
Con un escenario con algunas cabezas de madera a lo aborigen repartidas por los rincones fueron apareciendo los cinco hombres de la noche (¡y la mujer!). Al bajo Pepe Blanco, en las guitarras Puppy y Roman Garcia, a la batería Dani Garcia, con los instrumentos tribales Miriam y como cantante Javier Cardoso. Se merecían la presentación como Dios manda.
Como dije el concierto no tuvo fisuras y estuvo perfectamente estructurado con momentos furiosos y momentos más innovadores. Los tres primeros cortes fueron una auténtica declaración de intenciones y no tardaron ni un segundo en aparecer los primeros «mosh pit», la culpa lo tuvieron los cortes «Nada Por Ti», «Oculto» y «Sin Piedad» que sonaron jodidamente brutales, pero no bajaron el listón y pelearon con rabia con «Gondwana» y «Parásito», solo habían pasado 5 temas, y llevábamos tal paliza en el cuerpo que parecía que nos había arrollado una apisonadora, sí, la apisonadora en que se había convertido el sonido VITA IMANA. «Sin Piedad» fue terrible, un chorro de rabia que no dejo de ser coreada, «Gondwana» hace las delicias del público que se vuelve loco con ese estribillo tan infernal. Basta con decir que, con «Oculto», el segundo tema, ya se produjo un «wall of death» que a pequeña escala en la Caracol no es tan letal como lo puede ser en grandes escenarios (recordar que en algunos festivales se han prohibido).
Lo dicho, la primera parte nos dejó sin aliento y, un servidor, ya había caído en las redes de semejante actitud y demostración de fuerza. Era el momento de su corte más percusionista y «tribalero», «Taikos» en el que colaboraron absolutamente todos los integrantes de la banda. Con «Vita Imana» llegaría el turno de las primeras colaboraciones, en este caso, Laura, para bailar una seudo danza del vientre modernizada en el estribillo tan peculiar con ese trabajo tan elaborado de Miriam y que le dio otro aire al show, demostrando que los madrileños saben dosificar, comedirse y ser capaces de ofrecer algo nuevo dentro de «la caña burra sin sentido». Le siguieron «Cuando Despierta» y «Nunca» con una demostración de técnica y calidad insuperable y ni una sola pizca de cansancio en sus caras.
Tenían que ofrecer más particularidades y cada miembro se hizo con un bombo y subieron al escenario Juan y Bárbara (batería de MUD DOLLS) para marcarse una batukada, que, aunque suena raro, encuadra perfectamente con lo que ofrece la banda y demuestra la importancia que tiene para ellos esa base percusionista.
Cuando tocaron «El Edén» nos prometieron que nos traerían el WACKEN a la sala, y así fue, porque aquello fue una auténtica locura y tuvo lugar un enorme «circle pit» que intimidaba al más valiente. Javier parecía desear saltar abajo y repartir la misma fuerza que sus voces. Quedaba poco de concierto y no podían dejarse atrás «Sistema Nervioso», pero menos aún, «Paranoia», que transformó la sala en un hervidero de rabia, fuerza e ira, uno de los temas más amados de la banda para el final aseguraba la locura, y así fue.
No tengo más que palabras positivas para el pedazo de directo que se marcó VITA IMANA aquella noche y conquistaron a un fan más. Si siguen así el límite solo lo podrán poner ellos mismo. Les deseo lo mejor y ojala tengan la suerte necesaria para triunfar y llevar el estandarte del metal español por todo el mundo, WACKEN fue el primer paso, La Caracol fue el segundo… que se coman el mundo con «En Otro Lugar». Enhorabuena chicos.
Texto: Jorge Cárcamo Yagüe
Fotos: José Luis Frías
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