Mr. Zakk Wylde y sus BLACK LABEL SOCIETY se han convertido, sin ningún género de duda, en uno de los fenómenos más extraordinarios dentro del rock y el metal llegados con el nuevo siglo ya no sólo en los Estados Unidos de América, sino también en Europa y en el resto de continentes. La receta fue tan sencilla como escasa últimamente; actitud, personalidad y una cierta originalidad, pues si bien las influencias desde los inicios del grupo fueron tan clásicas como evidentes, también es cierto que BLS siempre han contado con una impronta muy suya y que por supuesto ha ayudado muchísimo al auge del grupo, tanto como la fama de Zakk como guitarrista de Ozzy durante una larga e intermitente trayectoria, sus alucinantes habilidades técnicas y por supuesto ese «rollo» sureño que desprende con su música, santo y seña por siempre jamás. Es por eso que desde su primer «Sonic Brew» de 1999, cada lanzamiento de este genio de las seis cuerdas con su banda es una gran noticia, un primer disco del que por cierto han pasado ya más de 10 años, y parece que hayan sido el doble, y es que todo ha ido muy, muy deprisa para esta gente, de quien puede decirse tranquila y literalmente que no han parado un sólo momento de editar lanzamientos, bien sea discos de estudio o directos, pero el caso es que no ha pasado un sólo año sin que tuviéramos noticias del bueno de Zakk Wylde, y además casi siempre buenas…
En este caso ha sido diferente, ya que contrastando con el frenético ritmo de los últimos años, BLS se han tomado un merecidísimo descanso al menos en lo que a nuevo material se refiere, cuatro años desde un «Shot To Hell» que a mi parecer pedía un receso a gritos, ya que sin ser un mal disco, ni mucho menos, sí que mostraba una cara quizás «demasiado amable» para tratarse de BLS, un disco algo flojo desde luego si lo comparamos con su más inmediato predecesor, «Mafia», así como los anteriores, falto de esa garra y fuerza compositiva que siempre les ha caracterizado, mostrándonos una cara algo más ‘light’, menos cruda, más sosegada que en ediciones anteriores, aun cuando repito que tenía muy buenos temas…
El receso de todos modos les ha venido de perlas, porque ahora con «Order Of The Black» BLS recuperan ese espíritu más macarra, crudo y salvaje que se les escapó en cierta medida con «Shot To Hell». Vuelven a sonar más a ellos, más próximos a la visceralidad de trabajos sublimes como «Mafia», «The Blessed Ride» o «1919 Eternal», una vuelta evidente tanto a nivel de producción y crudeza como a nivel compositivo, donde se han sacado de la manga uno de sus trabajos más completos y variados hasta la fecha, un disco al que no le falta prácticamente de nada y que no necesita de la experimentación ni nada parecido. Es metal sureño puro y duro. Es BLACK LABEL SOCIETY.
El disco comienza del mejor modo posible con el primer single extraído del disco, «Crazy Horse», desde el que ya se aprecia una fuerza mucho mayor en esos riffs masivos y en la contundencia de la distorsión e incluso la voz, que hacen de este un gran tema para empezar. Después con «Overlord» la cosa mejora, un corte inspiradísimo, con un sólo de infarto y ‘bendings’ a punta pala, con un desarrollo ‘in crescendo’ que comienza en medio tiempo y acaba siendo un corte heavy como pocos. Muy buen estribillo y mejores estrofas todavía, donde destaco una vez el potentísimo chorro de voz de Zakk, que para mí sin duda ha mejorado en estos años. Aun así, si tuviera que quedarme con un corte sólo de este «Order Of The Black», ese sería sin lugar a dudas con «Parade Of The Dead», segundo single del disco, del que que diría que es el tema más directo, desbocado, abrasivo y definitorio de BLS, uno de los mejores temas que han compuesto en los últimos años y toda una delicia en la que Zakk explora todas las posibilidades de su Les Paul, a la que maltrata sin piedad por espacio de poco más de tres minutos y medio, una definición exacta de lo que para mí es un tema de heavy metal clásico, con ese regustazo clásico siempre ahí, plagado de fuerza y sinceridad.
Luego como siempre vamos a encontrar temas con un punto diferente, como por ejemplo la siguiente «Darkest Days», un baladón en toda regla, o «Time Waits For No One», un medio tiempo con sabor a balada y a melancolía al piano de esas mágicas que tan bien sabe hacer Zakk. Aparte, me ha llamado mucho la atención «Chupacabra», ya no por el nombre, que también, sino porque es un tema instrumental realmente curioso. Del resto de temas, sin duda alguna me quedo con «Black Sunday», con ese inicio tan reconocible y loco, así como con «Shallow Grave», muy buen tema tambien, y con «January», otro tema precioso con tintes orquestales en los que disfrutamos de un Zakk Wylde al desnudo, tan sólo con su guitarra acústica y dichos arreglos, con inmejorable resultado antes del bonus track, otra gran versión del «Can’t Find My Way Home» que a BLACK LABEL SOCIETY ni que decir tiene que le viene al pelo.
Al final el regusto es inmejorable, y la verdad es que es toda una alegría volver a escuchar otro gran disco de BLACK LABEL de esos completos, llenos de fuerza, de guitarras desgarradoras, de grandes composiciones, de reminiscencias clásicas, de baladas y de heavy metal sureño, en defnitiva, un disco en su mejor línea, línea que esperemos mantenga en el futuro y sobre todo demuestre sobre un escenario, que ya toca…
Jorge del Amo Mazarío (jorge_del_amo@rafabasa.com)
|
Lista de temas:
|
 |
 |
 |
 |
 |
 |
 |
 |
