Aunque han pasado ya unos dos meses de la edición del cuarto trabajo de WATAIN, no quería dejar de plasmar aquí con esta reseña el que para muchos ya se ha convertido en el mejor disco del año del género, una auténtica obra maestra de las que ya casi nunca se hacen a manos de una banda que casi por sí sola ha resucitado un género muy en horas bajas, y es que para mí no hay color; no sólo es que estos suecos sean ya un grande dentro del género, sino que también me atrevo a decir que WATAIN son lo mejor que le ha pasado al black metal en los últimos diez o incluso quince años, algo que el grupo rubrica ahora con «Lawless Darkness», la perfección de su estilo, un trabajo que pasará a la posteridad como un imprescindible del metal más negro y tenebroso jamás imaginable.
Quizás sea un comienzo demasiado eufórico o incluso exagerado para algunos, pero después de haber podido disfrutar del grupo en directo además de, sobre todo, de sus tres últimas joyas en estudio contando este nuevo «Lawless Darkness», no puedo sino reconocer que desde hacía muchos, muchos años, no tenía el gusto de toparme con una banda que llevase tan a rajatabla y con tanto éxito a todos los niveles los cánones de un estilo como el black metal que ellos mismos se han encargado de revalorizar y casi casi reinventar, puesto que bien es cierto que la música de WATAIN no se puede clasificar tan alegremente dentro de esa etiqueta al menos por completo, puesto que en su propuesta se da una mezcla muy heterogénea que sí, tiene al BM como principal ingrediente, pero que va mucho más allá.
Decía antes que con «Lawless Darkness» WATAIN habían alcanzado casi la perfección completa de su visión del black metal, y no era en vano. Este es, desde mi punto de vista, el disco más completo que el trío de Uppsala ha grabado hasta la fecha, el trabajo donde han alcanzado la madurez plena que casi obtuvieron con «Sworn To The Dark» y donde por fin han desplegado todos sus atributos elevados a la enésima potencia con una auténtica lección de metal oscuro y maldito, y es que por fin WATAIN hay dejado de ser la banda con más potencial para ser toda una realidad, una de las mejores y más originales bandas de black metal de nuestra actualidad, tanto en estudio, sublimes, como en sus impactantes directos, que desde aquí recomiendo encarecidamente. Aquí en estudio, como decía, los suecos han sabido sacarle por fin todo el partido a sus habilidades técnicas y compositivas canalizados a través de la mayor de las virtudes del grupo: actitud. WATAIN evocan como nadie en este nuevo disco el espíritu underground del género, ese sonido sucio, desgarrado, recargado a veces, fiero y despiadado en los blastbeats y dignísimo heredero de los mejores DISSECTION en sus exquisitas melodías (de hecho el propio Erik fue músico de directo de la malograda banda de Jon Nödtveidt, de cuya muerte hace estos días cuatro años ya, el 16 de Agosto exactamente) .
Estamos ante un trabajo que destila oscuridad, putredumbre, un trabajo con una amplitud de registros y tempos asombrosa que tira por tierra el tópico de que el black metal es repetitivo, con más de una hora y cuarto de música que se llega a hacer hasta corta incluso, algo casi me atrevería a decir que sin precedentes en la historia de este género, como si de una superproducción de black metal se tratase, una especie de oda sucia y tenebrosa de unos 75 minutos hacia uno de los géneros musicales más denostados de todos los tiempos, una representación en la que no hay un sólo segundo para el aburrimiento, plagada de saltos y sobresaltos, de tempos hiper-rápidos, de pasajes melódicos (que no facilones ni empalagosos), de ambientaciones terroríficas, algo muy conseguido en parte gracias a una grabación acertadísima en el Necromorbus Studio, que el grupo convirtió en todo un agujero negro y pútrido lleno de velas y parafernalia para meterse en ambiente durante el proceso. En cuanto a temas en concreto, en este «Lawless Darkness» la maestría es tal que no creo realmente que haya cortes mejores ni peores, aunque sí que me han llamado un poco más la atención, a título personal, temas como «Malfeitor», la instrumental «Lawless Darkness», «Reaping Death», que ya es casi un clásico, y el épico y majestuoso final con «Waters Of Ain», donde colabora con su voz Carl McCoy de los FIELDS OF THE NEPHILIM
Un trabajo que será un clásico de aquí a unos años y que deja el listón verdaderamente alto para unos WATAIN que no paran de crecer y captar adeptos a base de buenos discos, enorme mérito el suyo el estar cosechando este éxito con obras maestras de un género como el black metal y además de un minutaje como el de este «Lawless Darkness», algo impensable, desde mi punto de vista, que este trío ha hecho que parezca hasta fácil…
Jorge del Amo Mazarío (jorge_del_amo@rafabasa.com)
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