Nos comentaban hace poco los propios Hansi Kursch y André Olbrich (líderes de la banda, además de principales compositores), que había sido necesario, primero, «A night of the opera» y, después, «A twist in the myth», para llegar a «At the edge of time». Y la verdad es que fuera de frases tópicas o de interpretaciones y gustos personales, creo que tienen toda la razón del mundo. Me explico… estamos ante el disco más clásico de su segunda etapa (tras «Nightfall in Middle Earth», por fijar una «fecha» concreta), pero a su vez no renuncian en absoluto a la evolución, experimentaciones y pasos adelante de sus últimos años. De todos modos, ahora sí los viejos fans podemos volver a reconocer a nuestros BLIND GUARDIAN de siempre y volver a escucharlos con todo el orgullo del mundo y sin fruncir el ceño ante experimentos arriesgados que a veces han funcionado muy bien y otras no tanto.
De todas formas, no creo que ellos mismos hayan querido dividir a sus seguidores en dos facciones ni mucho menos, sino seguir adelante en su evolución ofreciendo trabajos cada vez más complejos, completos y musicalmente más avanzados, y ni más ni menos que eso encontramos en el nuevo trabajo, del que no nos olvidemos que distan nada más y nada menos que 4 años desde un buen «A twist in the myth». Y toda esa calma y trabajo concienzudo ha dado sus frutos al 100% porque el nivel compositivo, sonoro y de instrumentaciones, orquestaciones, coros y demás del álbum es impresionante. Pero a su vez, retomo la idea que decía al principio, y es que estamos sin duda ante el disco más heavy de la banda de los últimos 10 años, y todo ello sin renunciar a temas largos y realmente espectaculares como «Sacred worlds», que abre, o «Wheel of time», que cierra (en un detalle que dista mucho de ser casual, por supuesto). De hecho, en su momento un tema larguísimo como «And there was silence» abrió una brecha importante entre opiniones de fans, pero también a nivel compositivo, y sobre todo «Sacred» se convierte sin duda en sucesor de aquel (y para mí superándolo)… Por cierto, comentar que el tema lo compusieron antes del álbum como «banda sonora» para la segunda parte del videojuego del mismo título.
Por ello, es increíble la mezcla estilística que surge escuchando el disco, pudiendo disfrutar en un mismo álbum de prácticamente todas las caras que ha ido mostrando la banda en toda su carrera (vale, quizás mirar hacia sus tres primeros discos es excesivo, aunque, por otro lado, especialmente el single «A voice in the dark» va a sorprender a propios y a extraños… a mí el primero porque no me esperaba un tema netamente de a su vieja usanza en ningún momento). Y como tal, hay temas de furioso heavy metal, cortes más largos y cercanos por momentos a música clásica o incluso con dejes de banda sonoras, un par de baladas/medios tiempos en su más clásica tradición de bardos, algún tema más actual… en una mezcolanza que no sólo no desentona sino que encaja a la perfección y te deja con la boca abierta en muchos momentos del «metraje». Por otro lado, es realmente una delicia escuchar los pasajes instrumentales que contiene el disco, en una viaje maravilloso por la fantasía y esos mundos de ciencia ficción por los que tanto le gusta pasear a Hansi (sí, de nuevo van por ahí las letras, con referencias a algunos de sus autores favoritos como Michael Moorcoock, Robert Jordan, dos de los escritores más reputados de la ciencia ficción moderna).
Como a todos nos gusta hacernos anclar ciertas referencias mentales, os diré que a mí el disco me ha recordado bastante al toque más épico y grandilocuente de «Imaginations from the other side» y también a un deje melódico pero sin perder fuerza de «Somewhere far beyond», y todo ello mezclado por ejemplo con el toque más actualizado de «A twist in the myth». Y como tal, afirmo sin ninguna duda que para mí es el mejor disco que ha sacado el grupo precisamente desde el gran «Imaginations…», aunque hayan tenido que pasar 15 años para ello, y «necesitar» la banda de pasos tan diferentes y a su vez tan importantes, cada uno en su momento, de «Nightfall» y «ANATO». De todos modos, no creo que «At the edge of time» tenga mucho de ninguno de los dos sino que retoma esa personalidad inconfundible de BLIND GUARDIAN que de alguna manera ya empezaba a recuperar el álbum anterior, aunque es ahora cuando se muestra 100% radiante e incontestable de nuevo.
Y reitero que, aunque es un disco que va a recuperar viejos fans para la causa, no le pidamos peras al olmo porque es absurdo pensar a estas alturas en trabajos como «Battalions of fear» o «Tales from the twilight world», grandes joyas del speed metal, y a las que la banda no renuncia en absoluto, pero que han quedado bastante atrás en la memoria de los actuales Hansi, André y Marcus. Aún así, es un placer escuchar una y otra vez una maravilla como «At the edge of time» e ir perdiéndose por cada uno de los diferentes surcos, ensoñaciones y momentos musicales que nos muestra en su hora de duración. Además, se continúa una vez más con el toque draconiano y de cuento en una excelente nueva portada de Felipe Machado, que ha hecho un gran trabajo… ¡Ah!, y que no se me olvide comentar que el disco saldrá en varias ediciones y que tendrá su particular versión en doble vinilo, digipack con CD extra (con un documental, el vídeoclip de «Sacred worlds», además de algunas versiones alternativas de varios de los temas) y demás.
Por cierto, no he hecho referencia aún al sonido increíble que tiene el disco, con una variedad de matices, detalles, orquestaciones y demás que dejan con la boca abierta (muy bien por Charlie Bauerfiend y la propia banda, que han hecho un trabajo increíble en sus Twilight Studios en Alemania). Ya digo que quizás los temas donde se concentran las orquestaciones y toques de música clásica sean el primero y el último, además de quizás «Valkyries», que personalmente me han gustado menos, aunque luego es una pasada cómo suenan las guitarras en los temas cañeros, la batería en general (muy bien Frederik Ehmke ya asentado totalmente), las acústicas en las partes más lentas… Y me quito el sombrero esta vez ante el excelente trabajo de un Hansi Kursch (mucho más delgado y algo envejecido, y es que los años pasan para todos) cantando de maravilla, mucho mejor que en los últimos tiempos y recuperando 100% ese toque vocal único y feeling inconfundible que quizás se había deteriorado un tanto en los últimos años (especialmente en directo).
Pasando ya a los temas para terminar el comentario del álbum (que salió a finales de julio en Europa, si no recuerdo mal, y se editará a finales de Agosto en Estados Unidos y Japón)…El disco se abre de manera espectacular con «Sacred worlds», un tema épico y con muchos arreglos orquestales, que volverá locos a los amantes de este tipo de cortes (por cierto, impresionante el comienzo a modo de intro 100% de banda sonora, en plan «Alicia en el País de las Maravillas»… y es que estoy convencido que la banda grabará una soundtrack completa más pronto que tarde). «Tanelorn (into the void)» tiene ciertas reminiscencias con su «predecesora» «Quest from Tanelorn», comenzando con un riff inicial 100% BG y retomando el rollo más clásico y cañero que decía antes (un tema excelente, melódico y cañero a la vez pero con una guitarras y un toque vocal muy agresivo). El toque más pausado llega con «Road of no release», un tema muy preciosista y atractivo y que recuerda tanto a «Imaginations» como a «ANATO», curiosamente. De repente volvemos a la tralla 100% clásica con un cañonazo épico como es «Ride into obsesión», impresionante, y donde se lucen sobre todo los guitarristas y batería. «Curse my name» es el primero de los temas bardos, en uno de esos momentos en los que es inevitable no retrotraerse a la portada de «Somewhere far beyond» y a cortes ya clásicos como «The bard´s song» o «A past and future secret»… aunque aquí hay un deje más folkie de clara influencia celta irlandesa. «Valkyries» es más larga y ensoñadora, aunque a su vez algo más actual y lenta, aunque tiene buenas guitarras.
Llegamos a la segunda parte del disco, y «Control the divine» es un tema muy musical, muy BG, aunque quizás le falte un punto de ataque… por otro lado, es de los mejor cantados sin duda por Hansi y tiene un deje muy chulo en guitarras y coros. La balada como tal (aunque con orquestaciones) es «War of the thrones», un tema bardo, suave e hipnótico que comienza con piano y que se va desarrollando de manera mágica y deliciosa, y con un Hansi transmitiendo de maravilla… será grande en directo. De repente llegamos a «A voice in the dark» y nos sorprende un trallazo de speed a la vieja usanza, como decía antes, y de los que sinceramente echaba de menos en los últimos discos de la banda (puro BG de toda la vida: rápido, poderoso, épico, veloz y con mucho rollo, con ese ritmo cabalgante y esas guitarras marca de la casa pero sin perder melodía en ningún momento), impresionante. Para terminar, aparece el tema quizás más ambicioso y experimental del disco, un «Wheel of time» muy extenso, prácticamente orquestal (aunque suenan las guitarras) y en el que incluso juegan con sonidos orientales y una base de música clásica constante. Personalmente no es mi favorito pero hay que reconocer que es un tema impresionante (y que posiblemente sea el que más guste a los fans de «A night at the opera»).
En definitiva, un disco objetiva y subjetivamente fantástico y que estoy seguro de que va a conciliar por fin a muchos de los fans de las «dos épocas» de la banda. Lo que está claro es que los propios músicos están por encima de esto y se han dedicado en estos 4 años a hacer el mejor trabajo posible para que ahora podamos disfrutar de esta joya. De hecho, tras unos años más titubeantes, seguro que «At the edge of time» les sirve para refrescarse ellos mismos y volver a recuperar el status de banda grande que ahora vuelven a merecer de manera absoluta. Y que nosotros lo veamos…
David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)
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