Cierto es que durante muchos años he sido uno de esos que pasan olímpicamente de cualquier banda nacional por considerarlas de segunda o incluso de tercera línea, algo que supongo pensaba a base de escuchar el mismo tipo de discos una y otra vez con diferentes nombres, hasta descubrir otro mercado mucho menos conocido para mí como era el metal extremo patrio, en cualquiera de sus vertientes, donde he ido encontrando, y no pocas, excelentes bandas al nivel de cualquiera de otras latitudes.
Los madrileños WOLFENCROSS podrían caer perfectamente en el saco del tan moda viking metal si no fuera por un pequeño detalle, y es que al igual que los chicos de HORDAK, NUMEN o CRYSTALMOORS por poner algunos ejemplos, de vikingos tienen poco y menos sus letras, pues gracias a dios vivimos en un país de larga historia y rico en leyendas y mitos varios, y ahí es donde nace su black/thrash celtibero como ellos mismos se denominan, y no sin acierto.
Tras la intro de rigor, que atiende al bélico nombre de «Call to arms», «Never forgotten» se presenta como el primer tema como tal, y como suele decirse, para muestra, un botón. Guitarras claramente influenciadas por el black, melodías épicas gracias a los teclados/sintetizadores de Racso y un vozarrón muy apropiado el de Ares para su música, la mezcla justa entre agresividad y melodía, siempre inclinándose la balanza hacia lo primero.
«Elder’s revenge» es, si cabe, un corte mucho más blacker que el anterior, y no puedo dejar de decir que el bajo de Surt suena realmente poderoso, la batería no tiene el mejor de los sonidos pero no desentona, siendo quizá el único pero el hecho de que la voz de Ares en algunos momentos suene un tanto en segundo plano, como desde la lejanía. Ojo a las partes más lentas de este corte, muy épicas/paganas, algo a explotar si se hace con calidad. Con «Evensong» levantan un tanto el pie del acelerador, ganando protagonismo la labor de Racso, aunque brevemente, pues enseguida se presenta una batalla entre las melodías electrónicas y los blastbeats de Juan, dos extremos que van mezclándose hasta crear un sonido homogéneo, aunque el bajo en este tema suena especialmente alto.
«Grandsons of brath» quizá podría decirse que es el tema más completo, complejo y más elaborado del disco, oscuro a la vez que épico, con partes muy parsimoniosas y otras agresivas como las que más, todo lo contrario que el comienzo de «Carnival of the holy lie», corte que cierra el disco y que arranca poco a poco hasta convertirse en una vorágine metalera que puedes causar verdaderos estragos cervicales en sus directos.
Haciendo un breve de resumen de este «Winds from the past», diré que cuentan con un buen concepto musical e ideas prometedoras, aunque falta poner un poco de orden en todo ello para que consigan un trabajo realmente matador, así como pulir el tema de la producción, que suena bastante rudimentaria y eso a mi parecer siempre resta puntos. Por lo demás, una apuesta muy valiente y esperanzadora, veremos a ver si evolucionan y en unos años nos sorprenden.
Ángel Ruiz
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