La inmensa mayoría de bandas en la inmensa mayoría de entrevistas dicen que no quieren repetir discos, no quieren hacer una versión 2 de aquel disco que les encumbró (mal que pese algunos) y muchas otras aseguran por activa y por pasiva que el nuevo disco es distinto del anterior, que buscan cambiar fórmulas. Bien, a día de hoy creo que a la única banda que se le puede tachar de lograr algo así en extremos inverosímiles es PAIN OF SALVATION. Si hay algo por lo que se caracteriza el grupo es por su increíble ambición a la hora de componer, lo mismo se inventan un tema discotequero como «Disco Queen», que una obra maestra del progresivo como «The Perfect Element», o una pieza más raperilla como «Diffidentia», son capaces de sacar su death más profundo en piezas como «Flame To The Mouth» y versionar al gran Leonard Cohen como nadie con su «Hallelujah». La excusa de ser banda de progresivo no sirve como propuesta de una música en la que se pueden fusionar miles de estilos, porque, ni solo se hace en el progresivo, ni todos los progresivos lo hacen. A lo largo de la carrera de PAIN OF SALVATION siempre han tenido ciertos temas o incluso discos al completo que han roto su trayectoria, con los que han mostrado que son auténticos genios en lo suyo, pueden ser odiados o amados (sinceramente, creo que son muchos más los que los aman que los que les odian a pesar de estos «cambios»). ¿Por qué estas palabras sobre el cambio? Pues porque PAIN OF SALVATION han vuelto a dar un giro inesperado en «Road Salt One». Si gracias a su EP «Linoleum» podríamos esperar algo muy agresivo pero clásico, de momento nos hemos quedado con el sonido clásico pero sumamente orientado hacia el blues, el jazz, son como una pequeña emisora que podría sonar las 24H en San Louis. ¿Es esto algo bueno o algo malo? Que juzgue cada uno, pero, a un servidor, le ha dejado muy muy muy frío, su EP me hizo esperar lo mejor de ellos para este nuevo album, una versión de PoS muy agresiva pero muy rockera y sin embargo, me he encontrado con pistas muy cortas, profundamente sentimentales, mucha batería tocada con escobilla y ritmos muy americanos y clásicos de esa época dorada de jazz y blues. No me malinterpreten, son unas piezas mágicas, como nunca nadie dentro del amplio mundo del heavy las haya podido crear, llenas de ternura, dulzura y calidad, pero, con el pasado a corto plazo de «Linoleum» me esperaba algo distinto. Es más, en todo el disco, la única pieza que no encaja, que parece metida con calzador y que no juega en la misma línea que todo el album, es precisamente, «Linoleum».
Sin embargo, no todos son «malas» noticias. Desde el principio se ideó que el siguiente paso de PoS, fuese en forma de disco doble. Pues, aunque no vendrán los dos discos a la vez, se espera para septiembre la segunda entrega de «Road Salt» (de ahí el «One», porque habrá un «Two») y me da, que esa segunda parte será radicalmente opuesta a esta primera entrega. Así que de nuevo toca esperar con ansias.
Entrando en materia. El disco es preciosista en todas sus vertientes con un Gildenlöw magistral como siempre y donde nos revela una faceta sobrecogedora con sus registros más calmados y susurrados y donde el «nuevo fichaje», Léo Magarit, demuestra sus grandes dotes desconocidas hasta entonces (venía de una banda más metalera) con las baquetas, y donde las guitarras son sucias a más no poder, clásicas, garajeras, de esa época dorada de LED ZEPPELIN, DEEP PURPLE o BLACK SABBATH, continuando esa línea que marcaron con «Linoleum». El segundo corte, «No Way» daría buena cuenta de ese sentimiento que impera a lo largo de todo el disco, «hard rock blusero» tierno, intimista y agrio.
A partir de aquí comienza el festival melancólico, bucólico, melodramático que se asociar al blues y al jazz. Cortes como «She Likes To Hide», «Of Dust» que parece sacada de un coro de gospel pero increíblemente triste, dan buena cuenta de ese espíritu melodramático. La increíble «Sisters», para mí, la pieza por excelencia en este «Road Salt One». Un piano clásico, una melodía emblemática, Gildenlöw cantando entre susurros, una batería sutil y un estribillo mágico que en su parte final deslumbra in creccendo. Con «Tell Me You Don’t Know» entramos en la America profunda esa que adora el country y el blues a partes iguales con ese sonido de guitarra a lo banjo y la voz sucia. Pero no queda ahí el amplio repertorio de PAIN OF SALVATION, nos trasladamos a ritmos de circo con trombones y tubas con «Sleeping Under The Stars» un mellotron magistral y esa pianola clásica, «bienvenidos al particular circos de PoS» (que como en todo el disco, parece triste, apagado, melancólico). Le sigue «Darkness Of Mine» que sería una pieza un poco más tradicional en los suecos con es punto de garra y aspereza (la única que habrá en todo el disco), aún así no deja de perder la identidad clásica de sus guitarras.
Y sin quererlo ya hemos desglosado la mitad del disco. Temas muy cortos y variados que dejan huellan por su heterogeneidad y su estilo clásico. Ahora toca una parte del disco algo más contundente, donde se olvidan de las baladas, medios tiempos y susurros para dar rienda suelta a esa garra que caracteriza a PoS y que tan brutal suena en directo. «Linoleum» rompe con todo lo anterior (y posterior) del disco dejándonos un sabor raro, ya que es un gran tema que parece menor entre los temas que le rodean. Después viene «Curiosity» un tema muy rasgado y de riffs rápidos. Y ya se ha acabado esa contundencia. ¡Que poquita!
Volvemos a bajar revoluciones y fuerzas. Es hora de las baladas «Where It Hurts» y «Road Salt» cargadas de significado, desesperación y sentimiento. Curiosamente, con esta última, «Road Salt», la banda ha decidido participar en un festival sueco «Melodifestivalen» similar a las preliminares de «Eurovision». El video de su actuación lleva mucho tiempo circulando por canales diversos y hasta que conseguí que cayera en mis manos este «Road Salt One» debo decir que no dejaba de sonar en mi ordenador, se convirtió en ese clavo ardiendo al que te aferras hasta que tienes todo el disco. Pues fue recibir el album, escuchar «Road Salt» y llegar a la conclusión de que me gusta mucho más la versión del directo que la del disco. Que cada uno decida por si mismo.
Con el último corte, «Innocence» vuelve el estilo PoS, un tema más largo y con un sonido muy característico de la banda. Un buen corte para despedir el disco y no dejar ese sabor tan… insípido.
¿Es «Road Salt One» un buen disco? Sí, sin duda. ¿Es un disco distinto? Por supuesto, eso nunca les fallará a PoS, pero esta vez es muy distinto. ¿Tiene la esencia de PAIN OF SALVATION? Más que nunca, huele a PoS total. Pero a pesar de todo, es un disco, que a mi, me ha dejado un tanto frío y con las ganas de que llegue la segunda parte para ver si mejora el computo global.
Jorge Cárcamo Yagüe
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