BURZUM – Belus

15 marzo, 2010, 5:09 pm

Si tengo que ser sincero, nunca pensé que algún día fuera a enfrentarme a una nueva obra de BURZUM, y desde luego mucho menos que tuviera que criticarla. Y es que hasta hace bien poquito, hasta la salida de prisión de Varg Vikernes era toda una incógnita, y no pasaba un mes sin que saltase el bulo de que se disponía a salir, algo que al final se produjo casi el día menos pensado y de la manera más natural y discreta posible, el día 24 de Mayo del pasado 2009, cuando se ponía fin a una condena que finalmente duró dieciséis años, de los venitiuno. Fue poco después, cuando el conde hacía saltar la que para mí fue casi todavía mayor sorpresa, el anuncio de un nuevo y esperadísimo trabajo de BURZUM, un disco que, como comenzaba, ni yo ni muchísimos de sus seguidores esperábamos, y que iba a suponer el primero en más de diez años, siendo su última referencia discográfica hasta la fecha «Hliðskjálf» (1999), un trabajo compuesto y grabado en la cárcel hecho únicamente a base de teclados, un trabajo ambiental, oscuro e intrincado que, al igual que «Daudi Baldrs» (1997), que a diferencia de este último estaba compuesto a base de midis (no le dejaron utilizar instrumentos), nunca llegué a comprender en demasia, aunque siempre respetaré.

Eso por eso que el anuncio de nuevo disco trajo consigo un sinfín de incógnitas, primero porque en más de una ocasión Vikernes había arremetido contra el black metal, renegando categóricamente de él durante su estancia en prisión en algún que otro comunicado de un estilo que él bien se encargó de dar a conocer y del que fue muy protagonista en su forja, algo incomprensible a todas luces, además de comentar cosas como que no volvería a utilizar guitarras o bajos, por ser instrumentos de negros, así como la cultura metal en general, que también era algo de negros (luego lo arregló especificando que la gente del metal tradicional era un puñado de blancos que se comportaban como negros…), algo absurdo, pues estaba claro que si no utilizó más que midis en «Daudi Baldrs» y teclado en «Hliðskjálf» fue porque no tenía otra cosa, y aun así sus fans acogieron con los brazos abiertos esas dos obras, editadas por otro lado durante sus primeros años de estancia en prisión.

Es por todo esto por lo que tras las primeras escuchas de su nueva obra en casi 11 años, «Belus», que por cierto debía haberse llamado «Den Hvite Guden» («The White God», «El Dios Blanco»), mis sensaciones se dividieron en tres de golpe.

Por un lado, tengo que decir que me ví extremadamente sorprendido en lo musical, escuchando un disco del cual no tenía absolutamente ni idea qué esperar, pero que, desde luego, ese sonido era lo que menos, y al mismo tiempo, me ví también muy satisfecho con el nuevo material, y reconozco que me sentí muy extraño disfrutando de un nuevo disco de BURZUM después de tanto tiempo. Mi tercera sensación fue un poco la de rechazo hacia un Vikernes que había traicionado todas las bravuconadas que había soltado desde prisión, editando un auténtico discazo que ha redefinido el sonido de BURZUM y que tira por tierra casi todo lo que hace tiempo estableció como su ideología, sacándose de la manga un auténtico discazo de black metal con guitarras, bajo, etc etc. pues por ir resumiendo, eso es ni más ni menos lo que nos espera en «Belus», un grandísimo trabajo de black metal noruego muy al gusto de los inicios de primeros de la década de los noventa, lo que asociado a BURZUM no deja de ser toda una novedad, en la medida en que Varg y BURZUM siempre fueron por otro camino diferente al del resto de bandas coetáneas, motivo por el cual, quizás los fans más acérrimos de sus tres primeros discos renieguen de este, sin motivos para ello, desde mi punto de vista…

Lo primero de todo, hay que decir que no creo que en la discografía de BURZUM haya un precedente demasiado directo de lo que «Belus» supone musicalmente hablando. De hecho, el propio logo ha cambiado, lo que no se si significará algo, pero no me extrañaría que fuese asociado a una nueva etapa de Vikernesn que está claro que ha empezado y que, dicho sea de paso, no lo ha hecho nada mal…

«Belus» desde luego no tiene nada que ver con sus dos últimos precedentes, aunque desde luego tampoco puede decirse que sea heredero directo digamos de aquellos magníficos trabajos que le hicieron famoso en su vertiente musical, aquel black metal primitivo, enfermizo, diferente y oscuro que nadie ha igualado ni creo que iguale nunca, aunque sí que vamos a observar pinceladas de aquello amoldadas a la nueva concepción musical del músico noruego, que con esta nueva obra nos muestra a todos cómo en pleno 2010 puede hacerse un trabajo de un black metal noruego tan sobresaliente, pues eso es, básicamente, a lo que suena «Belus», a black metal de primeros de los noventa, frío black metal de guitarras sinuosas y congeladas, más que nunca diría, que sustituyen en parte a ese sentimiento del que hablaba antes de oscuridad, de sequedad y de enfermedad, que para mí transmitían aquellos primeros trabajos.

La producción de este nuevo disco es, por otro lado, la mejor que ha grabado Varg nunca, lo que no es decir mucho, y suena algo así como la mejor que podía haberse tenido a primeros de los noventa, a lo primeros DARKTHRONE, para entendernos. Esto significa que el disco suena crudo, descuidado, aunque no tan pobre como en sus años mozos, una producción que casa de cine con su música, que se torna esta vez más ambiental, misteriosa e invernal que nunca, en un disco que es también el de más fácil escucha de cuantos ha compuesto y grabado, donde a pesar de la producción dejada y la distorsión de unas guitarras entorno a las cuales gira el disco, pueden distinguirse exquisitamente bien cada instrumento y apreciar cómo Varg Vikernes ha conseguido una de sus obras más evocadoras y ambientales sin usar teclados.

A la hora de describir la nueva música, no se nos puede escapar el que yo diría que es el detalle clave que diferencia este del resto de sus trabajos, la voz. Y es que después de tantos años, desde «Filosofem» (1996) nada más y nada menos, Vikernes ha prescindido de la voz que le ha caracterizado durante tantísimos años, esa chillona, desesperada, oscura y demente, adoptando en este nuevo trabajo una mucho más «convencional» tratándose de black metal, más oscura y afín al material que ha compuesto, aunque no puedo evitar que se me ponga el vello de punta al imaginarme estos temas tan oscuros, fríos y blackers con la voz de siempre de Varg, algo que hubiera sido definitivamente espectacular.

El trabajo dura unos 50 minutos, algo más próximo a sus primeras obras, y tengo que decir que no se hace para nada largo y que se disfruta de principio a fin, y personalmente me quedo con los temas más ambientales y pausados, en un disco en el que por cierto no abunda demasiado el ‘blastbeat’. Destacar en esta línea temas como los iniciales «Belus’ Død» o «Glemselens Elv», sobre todo este último, con unas melodías grandilocuentes como pocas he escuchado que rozan hasta lo épico, y un tema que me ha sorprendido como «Sverddans», que suena a un speed/ black bastante curioso que nos muestra una faceta cruda y endemoniada que no estábamos muy acostumbrados a ver casi desde el primer disco, un tempo bastante speedico como digo que se entrelaza con un riff muy básico y machacón que a su vez se mezcla con unas melodías que son de lo más «complejo» que yo le he escuchado nunca… De la segunda mitad del álbum, me quedaría quizás con «Morgenrøde», aunque con el paso de las escuchas, la conclusión final, «Belus’ Tilbakekomst (Konklusjon)», acaba siendo de lo más atractivo del disco con sus espeluznantes nueve minutos largos.

Solo comentar para terminar que el black metal está de enhorabuena, pues a pesar de todo, ha vuelto un grande, y es que estamos ante el trabajo más esperado del género del año y seguro que también ante uno de los mejores, algo que sólo los más optimistas podían haber predicho.

Jorge del Amo Mazarío (jorge_del_amo@rafabasa.com)

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