BONECRUSHER FEST |
THE BLACK DAHLIA MURDER + 3 INCHES OF BLOOD
+ NECROPHOBIC + CARNIFEX + OBSCURA
+ THE FACELESS + INGESTED
Viernes 29 de enero de 2010 – Plateruena Kafe Antzokia – Durango – (Vizcaya)
La verdad es que pocas vez se ven semejantes carteles por estas latitudes europeas, y menos si tenemos en cuenta que el precio de la entrada era de lo más asequible para tamaño evento, aunque el cartel la verdad es que era un popurrí un tanto peculiar y con bandas que poco o nada tenían que ver entre ellas en algunos casos, pero quizá precisamente eso formaba parte de su atractivo.
Muchas veces he asistido ya a conciertos en el Plateruena de Durango (si, Durango, no Bilbao como se empeñan algunos), y siempre me ha parecido que la sala está un tanto desaprovechada si tenemos en cuenta sus dimensiones y equipamiento, poco a poco se está convirtiendo en una de mis favoritas con el único pero de las escaleras del escenario, algo que por otro lado, propicio peculiares momentos esa noche.
Fue llegar a la sala y llamó mi atención la cantidad de gente que había ya pese a quedar casi una hora larga para el comienzo, multitud de ramas metaleras reunidas en un mismo lugar, algo que raramente suele ocurrir y que era fácil de ver tan solo por el atuendo de cada uno.
Los británicos INGESTED tuvieron el dudoso honor de ser los elegidos para ir calentando a la masa, algo que hicieron a las mil maravillas, pues si bien su toque deathcore era evidente, no dejaba de tener un estilo claramente basado en el brutal death más agresivo, sustituyendo las partes más difíciles de digerir para los no habituados al genero por los ritmos más sencillos y repetitivos del deathcore.
La estética de Jason Evan (voz) no es que fuera muy atrayente, pero pese a su menudo tamaño (hasta se subía a un cajón para que se le viera mejor) hizo gala de un vozarrón de aupa, perfectamente secundado a las voces por el pequeño, orondo y más tarde borracho guitarrista Sam Yates, dejando bien claro que tanto él como el resto de la banda provienen y siguen tocando en bandas de puro y duro brutal death metal, edulcorando un tanto su estilo para INGESTED.
Buena descarga, corta pero intensa, no los conocía en absoluto, pero de lo malo malo, me hicieron pasar un rato entretenido, que no es poco.
De los estadounidenses THE FACELESS poca cosa sabía salvo que es una banda por la que han pasado músicos que a su vez han pasado o son parte de bandas como VILE, JOB FOR A COWBOY o incluso VITAL REMAINS, por lo que pese a que la definición que ellos mismos hacían de su música no me entusiasmaba, pensé que muy malos no podían ser.
La cosa no pintaba mal en un comienzo, Michael Keene se mostraba como un guitarrista más que capaz y Derek un vocalista cumplidor aunque un tanto soso, siendo la indumentaria del primero lo que me hizo prever lo que encontraría.
Básicamente su estilo se podría definir como una mezcla entre death metal progresivo bastante técnico, sobre todo en las guitarras, y nuevamente muchas cosas prestadas del tan en moda metalcore (no solo deathcore, sino que hablo de todos los «cores» en general menos el grindcore y/o hardcore), lo que sinceramente, no había por donde agarrarlo, pues aunque contaban con partes bastante interesantes, en general tuve la sensación de estar escuchando el mismo tema una y otra vez a lo largo de su corta actuación, y visto el entusiasmo del resto del respetable parece ser que no fui el único en pensar lo mismo o algo parecido, nada que ver con INGESTED. Demasiado pretenciosos quizá, mucho tienen que mejorar si quieren hacerse un hueco en el panorama mundial.
OBSCURA eran sin duda y desde mi punto de vista, la banda más interesante y que más ganas tenía de ver en directo de las que llevábamos hasta el momento, su disco de debut tuvo en su momento bastante buena acogida, mientras que «Cosmogenesis», su segundo y más complicado trabajo, ha recibido elogios a lo largo de todo el continente, death metal con claros tintes progresivos que ha conseguido enganchar hasta a un profano en la materia como lo puede ser el que abajo firma.
Comenzaron como ya me esperaba con el single de su último trabajo, «Anticosmic overload», probablemente el tema más directo y pegadizo de todo el álbum, algo que los presentes apreciaron y disfrutaron, entre los que me incluyo, aunque he de admitir que el sonido fue tanto desastroso al principio, pues la voz de Steffen apenas se escuchaba, y las guitarras no eran ninguna maravilla.
Ver tocar a Jeroen su bajo de seis cuerdas era realmente un placer, pues se veía claramente que no se dedicaba únicamente a ser mero apoyo de la batería en la sección rítmica, sino que seguía sus propias líneas y melodías, algo al alcance de muy pocos bajistas y que hacía buena la etiqueta de death metal técnico.
Buenos músicos lo son, aunque no puedo evitar decir que dejaron un tanto fría a la audiencia (en gran número formada por fans del metalcore, poco habituados a estilos más serios), y es que no son precisamente una banda fácil de digerir si es la primera vez que los escuchas, quizá si se hubieran marcado la versión del «Lack of comprehesion» que nos regalaron en su primer disco se hubieran metido a más de uno en el bolsillo, pero no fue así. Tiempo al tiempo, esta banda aún tiene mucho que decir.
Y llegó el momento de una nueva dosis de deathcore, era el momento de los estadounidenses CARNIFEX, banda de la que una vez más poco puedo decir puesto que salvo excepciones, la mayoría me suenan parecidas, pero dado que ciertas amistades me habían dicho algunas cosas buenas de estos chicos, me dispuse a prestarles atención con la mente lo más abierta posible a su arte.
Gozaron de un buen sonido, realmente demoledor y en algunos momentos incluso consiguieron que me moviera (ni que decir a sus fans), pero volví a tener una sensación que ya he vivido en otras ocasiones, y es la de pensar que estoy escuchando la misma canción una y otra vez, y es que sus temas estaban todos cortados por el mismo patrón, guitarras pesadísimas pero sin florituras, la voz a ratos rota a ratos casi estomacal, el bajo desaparecido y la batería básicamente un doble bombo en piloto automático.
Como muchas otras bandas del estilo, no me disgustaron para un rato, pero aportan poco o nada al panorama metalero, y como decía una crítica de uno de sus discos publicada en cierto medio que no voy a nombrar, «muy aconsejables si quieres ir de malote ante tus amiguitos de clase». No llego a tanto, pero si soy de la opinión de que son un clon más, aunque dentro de ellos, de los buenos.
Después de cuatro bandas, tres de ellas totalmente desconocidas para mi, llegó por fin el momento de una de las razones principales por las que estaba allí, los suecos NECROPHOBIC (que poco pintaban es este cartel, todo sea dicho), una de las bandas más longevas del panorama extremo sueco que venían a deleitarnos por fin con su clásico death metal blackerizado , metal 100% old school si lo comparamos con lo visto hasta el momento.
Su puesta en escena fue totalmente distinta a la de las demás bandas, ya que fueron los únicos que se molestaron en incluir un poco de atrezzo dentro del reducido espacio con el que contaban todas las bandas salvo la principal, ni que decir de su indumentaria, y es que da gusto dejarse unos euros por algo así, aunque a uno le tiembla el pulso cuando ve salir a escena a cualquier vocalista con una botella de whisky en la mano, tal y como hizo un desgarbado Tobias.
Fuera por el alcohol ingerido o por lo que sea, Tobias se mantuvo muy comunicativo y cercano para con el público en todo momento (gracias a las citadas escaleras), mezclándose con el público en algunos momentos para asombro de todos, y aunque no estaba cantando precisamente como los ángeles, me esperaba algo peor, puesto que temas como «Blinded by fear, elightened by darkness» o «For those who stayed satanic» no sonaron nada mal, aunque personalmente esperaré a verlos en una gira un tanto más acorde con su estilo para disfrutar plenamente de ellos.
3 INCHES OF BLOOD era una banda a la que les tenía muchas ganas desde que editaran su «Advance and vanquish», un disco que pese a sus singularidades puedo asegurar que dio muchas vueltas en mi equipo, original, potente y clásico a la vez…me engancharon. Y aunque al igual que sus compañeros nórdicos de NECROPHOBIC, quienes practican un estilo demasiado clásico para este festival, allí estaban dispuestos a repartir «old school heavy metal» como al Cam Pipes le gustaba repetir.
El sonido en todo momento estuvo a la altura, Cam cantaba tal y como me esperaba de él, el resto de la banda cumplía y la gente se lo estaba pasando bien, incluso con alguno que otro intento de pogo, algo que no deja de ser curioso para el estilo que practican estos canadienses aficionados a la fantasía y la épica.
Cambios de formación han sufrido unos cuantos a lo largo de los años, pero mucho me temo que la marcha de Jamie Hooper es la que más he notado, sobre todo de cara al directo, y es que por mucho que el rubio Justin Hagberg cuente con un buen registro, no se parece ni de lejos a la voz rota en extremo de Hooper, quien le daba un toque muy personal a cada tema.
Hablando de temas, fueron muy bien acogidos «Wykdtron» o «Rock in hell», aunque realmente eché en falta un temazo como «Fear on the bridge», donde precisamente la voz de Hooper destacaba muchísimo, aunque algo que ni yo ni nadie les perdonará jamás es que se marcharan sin tocar «Deadly sinners», un cañonazo de tema que sin duda es el himno por excelencia de la banda, un tema que todos creíamos guardaban para el final, pero cara de bobos es lo que se nos debió quedar cuando vimos que daban las gracias y se iban del escenario sin ni siquiera mencionarla. Imperdonable.
Y llegó el plato fuerte de la noche, la banda que la mayor parte de la juventud estaba esperando, los frikis de Michigan, THE BLACK DAHLIA MURDER. Recuerdo muy bien cuando hace unos años los descubrí de puro milagro con su segundo álbum, un excelente «Miasma», un trabajo que me cautivó, a mi, enemigo declarado del metalcore más repetitivo, cruzado declarado anticores.
Y es que lo de estos chicos es una buena prueba de que las cosas bien hechas, bien hechas están. ¿Qué quieres hacer death metal?, muy bien, hazlo, ¿quieres tocar metalcore?, ok, no problem, just do it, como rezaba el slogan, pero hazlo bien. Estos tíos saben mezclar a partes iguales melodía y contundencia, sin necesidad de repetirse hasta la saciedad, y lo hacen bien, para que engañarnos.
En sus guitarras había música, no simple ruido repetitivo, desde un principio se ganaron al público, muy cercano en todo momento al escenario y sin parar de liarla minuto tras minuto, algo que cualquier banda agradece, aunque a esos mismos fans entregados les vendría bien entender la diferencia entre unas bandas y otras, el por qué THE BLACK DAHLIA MURDER pueden tocar en festivales como el HELLFEST francés sin desentonar al lado de VADER o MELECHESH, por nombrar a alguien, y no lo digo por meterme con nadie, sino por la fría acogida que les brindaron a la banda con más trayectoria del cartel, NECROPHOBIC, de quienes no soy fan pero si me gustan, y bastante, sucediendo lo mismo con OSBCURA.
Trevor es un vocalista único, con su apariencia de «nerd» puro, es quitarse las gafas y se transforma en una fiera sobre el escenario, una fiera que en su día hizo que servidor pensará que la banda contaba con dos vocalistas diferentes dada la variedad de registros de la que hace gala este panzudo tatuado, mientras que la batería fue harina de otro costal si la comparamos con la mayoría de bandas de estilo, y es que lejos de limitarse a pisar el pedal del doble bombo automático repartía estopa de todas las formas habidas y por haber, no en vano hay que recordar que el gran Tony Laureano ha llegado a tocar con ellos en directo. En general una BANDA con mayúsculas, con un sonido atronador y un vocalista que se basta y se sobra como trastornado director de orquesta.
Setlist:
- intro
- Necropolis
- A vulgar picture
- Everything went black
- Black valor
- Christ deformed
- Closed casket requiem
- What a horrible night to have a curse
- Denounced, disgraced
- Death mask divine
- Miasma (bis)
- I will return (bis)
Caña de principio a fin en una buena noche de metal, esperemos que iniciativas como la de este festival itinerante tenga éxito y esta formula se repita bajo otros muchos nombres, el precio y la calidad de las bandas es un reclamo que funciona, tal y como quedo patente en la Plateruena de Durango.
Texto y fotos: Angel Ruiz
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