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AIRBOURNE – No Guts, No Glory

24 febrero, 2010, 5:29 pm

Tras el ciclón que supuso la edición de «Runnin’wild» en 2007/2008 (que primero se editó en Australia, y luego se reeditó en todo el mundo), era obvio que tenían que aprovechar el tirón y no bajarse del carro en su siguiente trabajo, que ya tenemos entre manos. Con nueva portada roquera desafíándonos (en este caso en tonos amarillos) desde el primer momento, «No guts, no glory» sigue directamente la senda del debút de los australianos comandados por los hermanos O’Keefe: rock guitarrero puro y duro, sin aditivos, con coros de los que se te meten a la primera en el cerebro, actitud máxima, gamberrismo y sudor sonoro a raudales. Por supuesto que la fórmula sigue totalmente basada en las raíces que plantaron AC/DC hace muchos años, aunque sigo manteniendo que personalmente me gusta más su punto más macarrilla y acelerado a lo ROSE TATTOO, TED NUGENT, MÖTORHEAD o KROKUS, por dar nombres clásicos, que cuando intentan (a propósito o como mero defecto profesional/territorial) «imitar» a los intocables AC/DC. A su vez, el concepto, estilo y sonido es continuista al 100% con su disco anterior, repitiendo la fórmula pero haciéndolo como se debe hacer: bien. Por otro lado, y hablando subjetivamente en este caso, quizás encuentro mejores temas en conjunto en el primer disco y por tanto «No guts no glory» me ha sorprendido menos, aunque si algo funciona tan bien, ¿para qué tocarlo?

Como curiosidad, comentar que tanto el título del disco, (que se podría traducir como «sin agallas, no hay gloria») y del primer single, «No way but the hard way» («no hay camino sino el camino duro»), ponen a las claras la filosofía de la banda: trabajo, sudor y carretera. Y es que no hay más: cuatro tipos luchando y trabajando duro, sudando de lo lindo encima de un escenario, pero a su vez divirtiéndose y disfrutando de la parte lúdica del rock: sexo, fiestas y rock n’roll, como siguen expresando bien claro en sus canciones, en este caso del segundo trabajo, con títulos claros al respecto como «Blonde, bad and beautiful», «White line fever» (como la famosa biografía de Lemmy) u «Steel town».

Como tal, no hay demasiado que comentar al respecto, aparte del hecho de que es obvio que la banda ha crecido muchísimo y que la experiencia de carretera, escenario y, ¿porqué no decirlo?, éxito y reconocimiento siendo una banda de rock sin aditivos y que no se ha bajado los pantalones en ningún momento, les tiene que seguir beneficiando de cara al futuro. Eso sí, quizás la propia denominación de «el futuro del rock», quizás les viene aún un poco grande, aunque tengo claro que son sin duda una de las bandas mejor posicionadas para llegar a ser realmente grande. Espero que no les pase como a THE DARKNESS que no supieron llevarlo y les pudo la presión, y en dos o tres años les tengamos en el puesto que merecen: ¡llenando pabellones (que los estadios lamentablemente ya son cosa del pasado) y atronándonos a base del mejor rock n’roll guitarrero! .

A nivel de temas, tenemos 13 cañonazos de puro hard rock vacilón y guitarrero (cinco más en la edición especial en digipack, pero que no he podido escuchar), que ya digo que continúan la senda de los «Runnin’will», «Stand up for rock n’roll», «Heartbreaker» o «Too much, too young, too fast» del primer disco. El disco comienza poniendo las cartas sobre la mesa con uno de los mejores cortes del álbum como es «Born to kill» (declaración de intenciones total con esa frase más que clarividente en el estribillo: «I was born to kill untill the day I die», aunque personalmente me ha transmitido ciertas reminiscencias a algún cañonazo de SCORPIONS en la estructura del tema). A partir de aquí, nos encontramos la mezcla esperada entre cortes mucho más macarruzos, acelerados y guitarreros como son «Raise the flag», «It ain’t over till it’s over» (de lo mejor del álbum) o «Back on the bottle» (que te taladra el cerebro y no se va), junto con otros temas mucho más cercanos a AC/DC y a un rollo más rítmico y «pausado» como en el single, «Chewin’ the fat» (algo más facilona pero a su vez muy vacilona a lo «Given the dog a bone» de Angus&Co) o «Get easy livin'». Y dentro del punto un tanto más intermedio, me quedo con un corte roquero muy atractivo como la gamberra «Blonde, bad and beautiful» o «Armed and dangeorus» (nada que ver con el tema de los comienzos de ANTHRAX, pero que sí comparte final acelerado con su homónima).

En definitiva, el segundo disco de los australianos sigue por la esperada buena senda que ya marcaron a sangre y fuego con «Runnin’wild», con la actitud roquera máxima de los jóvenes australianos por bandera. Eso sí, es imposible mantener al 100% la frescura y sorpresa que supuso el debút, aunque sólo por el mero hecho de mantenerse, ser fieles a ellos mismos y a la música que les vuelve locos, además de seguir haciendo buenos temas de simple y puro rock guitarrero de toda la vida, ya merecen la palmada en la espalda. Pero vamos, que ahora es el punto de inflexión y hay que quitarse ya de encima la manida referencia cuasiconstante a AC/DC y empezar a sonar ya a AIRBOURNE al 100% a partir de ahora, chicos… ¡ale, y me marcho raudo y veloz a verlos en directo en Madrid en un rato!

David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)

Listado de temas del disco: