Sábado 20 de Febrero de 2010 – Sala Penélope – Madrid
El pasado sábado teníamos la oportunidad de disfrutar de nuevo de los míticos OBÚS en una sala madrileña, después de verles varias veces en los últimos tiempos pero siempre en festivales y similares (donde personalmente me han dejado muy grata impresión las dos o tres últimas veces). De todas formas, había ganas de verlos en un espacio más reducido, con su gente y además presentando nuevo disco, ese «Cállate» que parece que ha calado muy bien entre los seguidores, veteranos y jóvenes, de los de Entrevías.
Quiero comenzar con un breve comentario sobre la sala, que personalmente no conocía aún, y que me gustó bastante, pese al problema de siempre de los horarios y que los peludos antes de las 12 «a la puta calle», como se suele decir (y los precios de las consumiciones, claro). Presidida por el famoso logo /foto en negativo de la figura femenina de una famosa discoteca balear de los 70, la sala se sitúa en pleno corazón de la zona de Moncloa/Arguelles, y cerca del centro de Madrid, con una capacidad para unas 900 personas, con una amplia zona base (dispuesta a lo ancho) casi diáfana, sólo con un par de columnas «molestando un poco» en los laterales para ver el concierto sin problemas desde casi todos los ángulos, y una pequeña zona alta, subiendo unas escaleras, para quien quiera ver los conciertos más cómodo desde arriba. El escenario es amplio, aunque quizás la única pega es que está un pelín bajo, lo cual está muy bien para ver el concierto muy encima del grupo (de hecho Fortu se pasó gran parte del concierto agachado y cantando literalmente con las primeras filas). A nivel sonoro, como siempre todo es mejorable, pero la acústica no es ni mucho menos de las peores que a veces sufrimos en Madrid, y lo mismo ocurre con el sistema de luces, justo pero que cumple. Lo único que no me gustó, aunque en este caso no sé si es achacable a la sala en sí, es que durante toda la primera parte del concierto todo el escenario estaba cubierto de humo, ambientando sí pero también dificultando en parte la visión… y para hacer fotos ya ni os cuento.
Y tras el breve comentario sobre la sala, vamos con el concierto en sí, que como digo suponía la presentación del nuevo álbum de OBÚS en su ciudad y ante su gente, y que recibió al final buena respuesta de público, con unas 800 personas que casi llenaban la sala (que es amplia de por sí) aunque en ningún momento dio la sensación de agobio o de estar como sardinas en lata. Al ser «su noche» en la capital, no quisieron llevar teloneros, y anunciaban un concierto de dos horas, que lamentablemente tuvo que ser recortado en un par de temas al final por el problema de siempre con los horarios de las salas… aunque en este caso sí creo que se debía haber previsto y comenzar 15 minutos antes. Por cierto, que no se me olvide comentar también un detalle que me llamó la atención y es la variedad de público que asistió al concierto: gente de todas las edades, con bastante audiencia joven también, lo que siempre es una buena señal, y a su vez gente que se notaba que hacía mucho tiempo que no iba a conciertos y además que les hacía especial ilusión volver a ver a OBÚS después de mucho tiempo.
A nivel de show, la banda presentaba una estructura metálica semicircular con luces y dispuesta en arco por encima de la batería, y luego al final del concierto hubo fin de fiesta con globos, confetti y demás, como luego comentaremos. Aparte de esto, el mejor «elemento escénico» era la propia banda en su salsa, presentando a su nuevo bajista, Fernando Montesinos, al que le vi muy metido en la banda y compenetrado especialmente con Paco Laguna, y demostrando que, aunque muchos podamos seguir echando de menos a Fernando Sánchez y Juan Luis Serrano, la formación original, vaya, la banda sigue funcionando muy bien en directo con Carlos, un batería muy potente aunque menos técnico que ya lleva unos 3 años con ellos, y ahora Fernando (también productor del disco, por cierto).
De todas formas, siempre he dicho lo mismo: que OBÚS están perfectos en directo, su lugar natural, cuando Fortu está a gusto, concentrado y metido en el concierto… Y esta vez tengo que decir que no fue de sus mejores actuaciones, por mucho que cantara como siempre a gran nivel, pero no le vi tan centrado como otras veces, incluso se equivocó en la letra de dos temas tan emblemáticos como «Pesadilla nuclear» y «El que más», dos de los superclásicos de la banda, lo que denota que no estaba tan fino como en otras ocasiones. De todas formas, pese a todo sigue siendo nuestro frontman por excelencia y es un lujo verle moverse a su más puro estilo, jugar con la gente, vacilarnos en el buen sentido, dar chupitos de whisky y pedirnos movimiento («¡y esas palmas, qué!»).
Por otro lado, me quito el sombrero una y otra vez ante Paco Laguna, uno de nuestros guitarristas más infravalorados sin duda, y que cada vez me doy cuenta de que él es el sonido OBÚS (sin desmerecer al resto, eso sí, sobre todo a Fortu), la base guitarrera y el trampolín gamberro y macarrilla sobre el que se asientan todos los temas, desde los cortes más roqueros y vacilones como puedan ser «Vamos muy bien» o «Mi amigo el diablo», hasta los cañonazos como «Pesadilla nuclear» o la propia «Corre mamón», por citar algún tema más actual. Además, estuvo perfecto durante todo el concierto, sentando cátedra con su ya mítica Kramer azul, que le acompaña desde hace años, y disfrutando como un niño con zapatos nuevos del concierto, la recepción y el cariño de la gente y demás.
Comenzaron a eso de las 21:45 de la noche a ritmo de su macarruzo «Corre mamón», dejando caer el gran telón negro con el logo de OBÚS que cubría el escenario, y Paco, Fortu y Fernando dando cera en primera línea como en los tiempos en los que molaba sentirse «los que más». Quizás fue un tanto más extraño la continuación con dos o tres temas bastante más pesados de «Desde el fondo del abismo» y «Segundos fuera» como son «Más que un dios» y «Sin dirección», aunque sí me gustó mucho más el punto hardroquero y divertido de «Es lo que hay», del último… Por cierto, me resultó curioso el desarrollo del concierto, al igual que ocurre en el disco, en tesituras mucho más roqueras que heavymetaleras, por cierto, aunque veo hasta lógico que las bandas ya veteranas tiren más hacia el rock n’roll divertido y vacilón, incluso en su sonido, que hacia el heavy más duro y rotundo que obviamente a día de hoy les cuesta más representar a la perfección. La veteranía es un grado, como se suele decir, y directa e indirectamente se tiende a las tesituras en las que uno se siente más cómodo y puede seguir siendo referencia del estilo con la máxima dignidad, y ni más ni menos que eso es lo que me transmiten OBÚS a día de hoy tanto en estudio como en directo.
Tras «Mi amigo el diablo», con luces infernales rojas y ritmo totalmente de rock n’roll, era el momento del primer clásico con «La raya», un tema que siempre me encantó, especialmente por una letra que es de lo mejor que tiene OBÚS, con un doble sentido de los de quitarse el sombrero. Comenzando con Fortu haciendo la estatua durante unos 30 segundos, el tema les quedó chulo, aunque con la gente más que parada para tratarse de uno de sus clásicos… Y aprovecho para citar un detalle que lamentablemente cada vez es más habitual en los conciertos en nuestro país, y es el estatismo de un público cada vez más europeizado en este sentido, que hace que los conciertos sean mucho más fríos de lo que solían serlo en nuestro país. Espero que sea sólo algo temporal, pero estoy notando desde hace dos o tres años que es la tónica general y personalmente no me gusta nada, las cosas como son.
«Autopista» levantó algo más a la gente, al igual que «Él es rock n’roll», que obviamente le dedicaron también en directo «al bajista de OBÚS«, como dijo bien claro Fortu desde el escenario, y que en directo me sonó incluso algo country curiosamente (con el propio Fernando con un sombrero vaquero). Era el momento de que fueran cayendo más clásicos y la verdad es que siempre es un lujo escuchar joyas de nuestra historia como «El que más», «Juego sucio» (con la gente paradísima, detalle que nunca entenderé) y «Pesadilla nuclear», que les quedó bastante deslucida pese a todo, con ellos sonando algo descompasados y ya digo que con Fortu olvidándose de la letra al principio de la segunda estrofa. Después de una intro más alargada de lo normal, era el momento de «Te visitará la muerte», otra de las imprescindibles en los directos de OBÚS desde siempre, y que sí cogió más «vidilla».
Afortunadamente el concierto cobró la intensidad que muchos echamos de menos en la primera parte del show con el ya clásico «Que te jodan» (cantando Fortu de broma «estoy un poco gordo y calvo» esta vez, jeje), que se ha convertido sin duda en una de las imprescindibles de su repertorio. Parece que se entonó el público, y se entonaron ellos también y de hecho para mí fue el mejor tema de la noche… A partir de aquí el espectáculo subió muchos enteros con temazos como «Dinero, dinero» (que le dedicaron a Luis Melero, antiguo director de Chapa Discos), en la que además le echaron el morro de subirse los tres (la banda menos el batería, vaya) a la barra lateral a tocar parte del tema, animando muchísimo el concierto y aportando ese punto macarra y vacilón, 100% OBÚS, que ya digo que eché algo de menos en la primera parte del concierto; o «Callaté», previa morrazo de Fortu en un lateral, «la próxima vez que me pinten los monitores de blanco, que con el humo y negro no los veo» (jeje, qué crack el tío cuando quiere), el single del nuevo disco y que está funcionando muy bien. Con «Vamos muy bien» se cerraba la primera parte del concierto, con la gente cantando y saltando más que animada u no de los temas más fiesteros de nuestra historia.
Lamentablemente se echaba el tiempo encima, y el final fue bastante más atropellado comenzando con «Va a estallar el Obús», siempre un lujo, una rápida presentación de la banda (con la clásica pirueta de Fortu haciendo el pino, por supuesto) y el final precipitado con el reciente tema rapero, «Mal rollo», con la presencia del DUO KIE en el escenario y una mejor impresión de la canción en directo que en el disco, las cosas como son, aunque esto no quita que, aperturas de mente aparte, a muchos nos sobrara sin duda… y es que lo que sí se hace raro y duro es ver a Fortu saltando e imitando poses de hip-hop. De todas formas, para gustos los colores, como se suele decir, y lo cierto es que el tema y el experimento no les quedo mal como fin de fiesta, con globos y confetti incluido. Por supuesto que «Esta ronda la paga Obús» y algún otro tema clásico como «Necesito más» o incluso «Otra vez en la ruta», por ejemplo, hubieran dejado mejor sabor de boca como final del concierto, pero los horarios mandan y una vez más tuvimos que conformarnos con el recorte del set list previsto.
Por tanto, resultó una acertada presentación de OBÚS en Madrid, con buena entrada (teniendo en cuenta que el mismo día estaba tocando también LEO en la casa Caracol con «llenazo») y, en definitiva, fue un concierto entretenido… Aún así, habiendo visto a OBÚS muchas veces, y espero que aún repita unas cuantas más, reconozco que han tenido mejores noches.
Texto: David Esquitino
Fotos: Pawel Walkowicz
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