Nunca he sido un gran fan del power metal, ni que decir del metal neoclásico, con perdón de cierto guitarrista sueco que puede sentirse herido en su orgullo por decir eso, pero así es, ya que salvo excepciones, en el primero de los casos la mayoría de bandas me parecían demasiado parecidas entre ellas y en el segundo, muy cargantes y en demasiados casos, excesivamente pretenciosas para quedarse luego en agua de borrajas.
Pero en el caso de Petrossi y sus chicos, si bien es cierto que con su primer trabajo pasaron con más pena que gloria por delante de mis narices, con su segundo álbum, «Hordes of the brave» consiguieron engatusarme un par de temas cuando menos, haciéndoseme bastante entretenido el disco entero en su conjunto, lo cual para una persona poco dada al metal progresivo y pamplinas de guitar héroes varias, no es poco decir.
¿Y qué ha cambiado pues en este nuevo disco para que si llegue a gustar realmente?, pues por un lado y pese a su endiablada calidad a las seis cuerdas, el señor Dushan Petrossi ha pasado parecerse al señor Malmsteen solo en el aspecto meramente físico, sabiendo crear un puñado de buenos temas, de esos que enganchan y se tararean, algo que muchos músicos no consiguen en la vida.
Buena prueba de lo dicho es el tema que abre este trabajo, «Shadow of the red baron», tema dedicado al igual que todo el trabajo a Manfred Von Richthofen, temido aviador y amo y señor de los cielos de la primera guerra mundial. Aquí encontramos de todo, power metal, la inevitable influencia neoclásica, veloces solos de guitarra…y un estribillo fácil de recordar y resultón, todo ello adornado por la rota voz de Goetz «Valhalla Jr», quien le imprime al conjunto un sello muy rockero.
«Dreams» es un tema más habitual dentro de lo que la banda ha venido siendo en los últimos años, con cierto regustillo a MASTERPLAN que realmente le has quedado bordado, aunque nada comparable con uno de los mejores sino el mejor corte del trabajo, «Forever in the dark», que con su oscuro inicio a base de teclado, unos coros realmente geniales (me recuerdan a los mejores SABATON por momentos) y que difícilmente dejan de sonar en tu cabeza después de escucharlos y la macarra voz de Goetz, hacen que nos encontremos ante un tema difícil de olvidar. No dejéis de echarle un ojo al gracioso videoclip que han grabado para la ocasión.
Ritmos arábigos que se tornan en pesados riffs de guitarra nos salen al paso con «Resurrection», un tema solemne a medio gas que gustará a los amantes de las seis cuerdas, al igual que la hard rockera «Sahara», con cierto aire a VAN HALEN en las guitarras y teclados que no pasan desapercibidos, aunque ahí queda todo parecido, ya que enseguida nos damos cuenta de que estamos ante un buen tema de power metal a medio pedal donde supongo que el vocalista principal pasa a ser el genial Oliver Hartmann (si, la banda cuenta con dos vocalistas, aunque el principal es Goetz), algo que enseguida salta a la vista, así como el cambio de estilo pasado el ecuador del tema, con momentos de lucimiento absoluto para las teclas de Andreas Lindahl.
«Black devil ship» es nuevamente un tema lento, solemne y serio a la vez que heavy, de esos para cantar puño en alto en los momentos vocales y mirar embobados las filigranas de ambos hachas sabiendo que nunca llegaremos a hacer algo así. Nuevamente con Oliver como vocalista principal, «We will meet again» pasa por ser seguramente el tema más cercano al power metal de finales de los 90 y principio de esta década, aunque no pensemos en ritmos repetitivos y machacones hasta la saciedad, Dushan Petrossi tiene calidad para dar y tomar como para no tener que recurrir a lo fácil, aunque cierto es también que tampoco es que me emocione demasiado con esta canción. Metal neoclásico en estado puro es lo que nos encontramos de entrada con «Universe», 100% sonido propio de la banda, con un estribillo pegadizo y duelos vertiginosos entre teclado y guitarra, sin los que su música no sería lo mismo.
«My angel is gone» es la balada obligada en cualquier disco de power metal que se precie, y sin ser nada del otro mundo, la cuidada voz de Oliver Hartmann y un estribillo repetitivo pero a la vez efectivo consiguen que tras un par de escuchas nos acabe gustando. Es curioso que en la mayoría de buenos discos los mejores temas siempre se encuentren en la primera mitad del redondo, de ahí mi sorpresa al encontrarme en penúltimo lugar con «Only the good die Young» todo un temazo que enseguida se mete en la sesera y ahí se queda, aunque también es curioso que sean los temas que más me han gustado los cantados por Goetz, acompañado por Oliver a los coros, eso si, pero su voz rota suena mucho más heavy que la de Hartmann.
Cierra un buen trabajo «Ghost of the tzar», donde salen a relucir las raíces rusas de Petrossi (recordemos que se trata de un nombre artístico) y aprovecha para desarrollar todas sus ansias de protagonismo guitarrero en un tema prácticamente instrumental.
Puede que no lleguen nunca a llenar estadios, pero siguen así y siguen mejorando disco tras disco, es más que probable que sin mucho tardar comiencen a escucharse más ampliamente, algo que no estaría mal puesto que a veces se nos olvida que los grupos de siempre empiezan a hacerse mayorcitos…yo de mientras voy a intentar hacerme con una camiseta con esa portada tan molona.
Angel Ruiz
Tracklist:
- Shadow of the baron
- Dreams
- Forever in the dark
- Resurrection
- Sahara
- Black devil Ship
- We will meet again
- Universe
- My angel is gone
- Only the good die Young
- Ghost of the tzar