Sábado 12 de Diciembre de 2009 – La Riviera – Madrid
Lo de que la banda de Blackie Lawless está viviendo una segunda (o tercera) juventud es más que un hecho, algo que se demuestra obviamente tras los dos fantásticos últimos discos de la mítica formación angelina, «Dominator» y «Babylon», recuperando si no el mejor nivel de su época dorada, sí subiendo sin duda el nivel con respecto a trabajos muy irregulares como «The neon god» (I y sobre todo II), «Dying for the world»… A su vez, está claro que este buen estado actual se tiene que notar en los directos del grupo, que pese a todo siempre se mantuvieron poderosos, pero especialmente en los últimos dos o tres años hemos tenido la oportunidad de ver a WASP de nuevo al nivel que su nombre merece, especialmente en la gira previa a «Dominator» y posteriormente en esa ocasión tan especial rememorando el que para mí sigue siendo uno de los mejores trabajos de la historia del heavy metal, un «Crimson idol» que me pone los pelos de punta sólo de nombrarlo.
Precisamente en esta última gira (hace ya un par de años) utilizaron una enorme pantalla posterior en la cuál iban emitiendo la película grabada en blanco y negro con la historia del citado «Crimson idol» (Jonhatan… ¿aka Steven Duren?), y parece ser que la idea funcionó y además a Blackie le gustó el tema, con lo que han decidido recuperarla en esta gira como principal elemento escénico (una lástima que no recuperara también el impresionante pie de micro-balancín de otras veces, pero no se puede tener todo). La novedad en este caso es que la pantalla la utilizarían para emitir, según iban sonando los temas (especialmente con los clásicos), los videoclips originales, con lo que era una pasado escuchar por ejemplo el «Love machine» o el «Blind in Texas» viendo su correspondiente y particular vídeo original (y si el tema en cuestión no tuvo videoclip, pues con imágenes de entonces en directo, como por ejemplo ocurrió con «Hellion», una de las sorpresas de la noche, y que pusieron de fondo la imagen del tema en directo del mítico «Live at The Lyceum» grabado en Londres en el 85), con la estética e imagen de la época, y por supuesto con los miembros antiguos tocando.
Eso sí, este detalle lo nombro a propósito porque la verdad es que la formación actual de WASP lleva ya la friolera de 6 años juntos, incluso 10 en el caso del bajista Mike Duda, (que se presentó más hardroquero que de costumbre, por cierto, sin su traje de cuero habitual y con una imagen más de «roquero americano maduro», jeje) y es obvio que a día de hoy funcionan como la mejor máquina engrasada en directo, aportándole a Blackie esa clase y estabilidad (sin perder actitud ni punto rebelde en ningún momento), que no habían llegado a conseguir desde que se marcharon respectivamente Randy Pipper, Steve Riley, Johnny Rod, Frankie Banali o Chris Holmes, el más importante escudero de Blackie como todos sabemos. También nombro a propósito a Holmes, al que aparentemente más se podría echar de menos, y más viendo los vídeos clásicos, pero en su segunda etapa en el grupo demostró que ya no está al nivel que un grupo así necesita y merece (algo que sí ha aportado un Doug Blair que nos dejó a todos boquiabiertos con el nivelazo que ha ido adquiriendo desde que entró mucho más bisoño, tímido y cortado hace ya varios años). Y es que aparte de los detalles concretos como la macarrería innata, personalidad arrolladora y carisma natural de uno de los más grandes, el tema de la pantalla y los vídeos, set list y demás, está claro que hay que quitarse el sombrero ante la pedazo de banda que tuvimos enfrente, y es que sonaron como un cañón, totalmente compenetrados y engrasados como decía, y fue un verdadero lujo ver tocar especialmente a un Doug Blair (que dió toda una lección de cómo combinar actitud con muchísimo gusto y feeling tocando… y es que por ejemplo el sólo de «The idol» fue de saltarse las lágrimas, algo que no es nada fácil de hacer tan bien), o a un Mike Dupke que me parece sin duda uno de los mejores baterías de heavy metal de la actualidad (impresionante, técnico, poderoso, preciso y a la vez muy, muy potente, al nivel de un Mikkey Dee por ejemplo), y que dio un concierto de 10. Y ya que estamos, no me olvido de nombrar a un Mike Duda siempre activo y ya 100% clásico en la historia reciente de WASP, sin parar de acercarse a las primeras filas, poner caras, tirar púas y demostrar que para ser un buen músico de directo hay que tener mucho más que sólo calidad y años de aprendizaje con un instrumento. Además, se nota cada vez más que Blackie confía en su banda, y les da un protagonismo merecido que hace años sin duda sólo tenía él en el grupo.
De todas formas, el jefe es Blackie, pura macarrería innata, la mirada perdonavidas impertérrita pero a la vez mostrando en todo momento la clase (e incluso el buen gusto, en su estilo, claro) del que es único y que no tiene más que aparecer en escena para que todo el mundo se quede fijando la retina en él sin poder casi moverse. Se gusta y le sigue encantando provocar, y no le importa lo más mínimo que a sus «cincuenta y pico» no sea políticamente correcto llevar mallas ajustadas (marcando culito, jeje), cardarse el pelo, o colocarse sus clásicas sierras plateadas en las muñecas (incluso para usarlas como espejos, ponerse coqueto y atusarse el pelo de broma en varias ocasiones) como en sus mejores tiempos, porque si uno sale al escenario a hacer de Blackie Lawless tiene que hacerlo con todas las consecuencias, y yo me quito el sombrero una y otra vez ante el señor Steven Duren y su inimitable alter ego. !Y es que esto es imagen y actitud, señores!, que no basta con saber tocar muy bien o componer buenos temas, que si no somos los más provocadores encima del escenario no llegaremos a nada, y ahí Blackie es un maestro plantándose en medio del escenario con sus casi dos metros (vestido muy similar al vídeo del «The real me» o a las pintas en directo del concierto de Donnington del 92 presentando «Crimson idol», para que os hagáis una idea) y subido a sus botas blancas de flecos, gesticulando a su más puro estilo, poniendo caras (y eso que es donde peor muestra el paso del tiempo… y del bisturí y/o excesos de antaño), golpeando su guitarra, levantando la pierna y los brazos en esa pose suya tan característica, mirándonos con la seguridad del que se sabe que en ese momento él es el que manda… Y encima esta noche cantando realmente bien, sin la ayuda de esos efectos (incluso rumores de playback) que se le han achacado en otras ocasiones, y demostrando que sin ser la voz más potente o con más clase del mundo, sus temas sólo son especiales y llegan dentro si los canta él. Es más, tantos años después es aseguro que me puso los pelos de punta interpretando temas tan especiales como «Take me up», «Babylon’s burning» y sobre todo ese «The idol» que es único.
Y una vez más respondió la gente, y es que sin estar la sala llena, sí hubo una excelente entrada (similar a la de la gira del «Crimson idol» en el mismo lugar, para que os hagáis una idea, con unas 1.200-1.500 personas, que soy malísimo calculando, que a día de hoy no está nada pero que nada mal). También nos respetó el sonido, y es que todo el concierto sonó razonablemente muy bien, sin ninguna pega por mi parte al respecto, y a un volúmen y «nitidez sucia» (¡que son WASP¡) más que correcta para disfrutar de un gran espectáculo. Y luego personalmente me encantó poder ver a una banda tan especial en un escenario digno, grande y con espacio para moverse y demás, nada que ver con las infames estrecheces de la Heineken, donde hemos visto a muchas bandas clásicas pegándose por un metro de espacio y sin poder montar casi nada de su espectáculo. A nivel del show y demás, aparte de las pantallas que comento, decir que esta vez el concierto duró hora y media, algo escaso si nos atenemos al precio de las entradas (30 euros) y a que no había teloneros, pero bueno, teniendo en cuenta que otras veces han tocado menos, personalmente no tengo queja al respecto (claro que me hubiera gustado ver media hora más de show y que pudieran haber metido otros temas distintos o simplemente tocar completas las canciones que metieron en medleys, sobre todo ese «Scream until you like it» que siempre me encantó y del que sólo sonó el estribillo con parte del vídeo de los Critters de fondo, o el «On your knees», con el que comenzaron empalmando a mitad del tema con «The real me», como ya han hecho otras veces).
De hecho, creo que al final del concierto la sensación general era que habíamos visto un conciertazo y sin duda una de las mejores veces de WASP en directo en los últimos años, con lo que todo eran sensaciones positivas y la impresión general más que satisfactoria… Y es que, permitirme recurrir al tópico una vez más, cuando los clásicos están en forma y las condiciones son buenas, no fallan. Es más, uno de los detalles que más comentábamos es que habíamos visto a un Blackie mucho más simpático que otras veces, sonriendo y «jugando» con nosotros más de lo habitual, señal sin duda de que él también lo había disfrutado, lo mismo que la banda, que estoy seguro que salieron muy satisfechos de su concierto en Madrid en esta gira.
Comenzaron bastante puntuales sobre el horario previsto con ese medley que han utilizado para empezar otras veces («On your knees/The real me» como decía antes), pero luego el set list fue muy interesante y variado, obviamente tocando muchos de los clásicos imprescindibles (y es que si no suenan «Wild child», «Love machine», «I wanna be somebody» o la siempre emocionante «Chainsaw Charlie» con su sonido de motosierra, apaga y vámonos). Personalmente me gustó mucho la elección de los temas de los dos últimos trabajos, (aunque me hubiera gustado escuchar la caña de «Thunder red» del último), y es que afortunadamente obviaron desde «Still not black enough», un trabajo del que sí molaría que recuperaran algún tema, hasta el citado «Dominator», del que cayeron sus dos excelentes temas a medio tiempo, tanto «Take me up», (que me parece un temazo y además se demostró en La Riviera que ha calado perfectamente entre la gente), y «Heaven’s hung in black» por sorpresa abriendo los bises, (además acompañado de un vídeo que personalmente me sobró, totalmente yanqui y de exaltación patriótica norteamericana, soldados de Irak y demás, algo que en Europa pienso que está de más, pero que reconozco que quedó muy bien con la «banda sonora» sonando de fondo y Blackie 100% metido en la bonita letra de la canción). Y del último en sí, «Babylon», que venían presentando (y que de hecho estaba presente la portada del mismo en los bombos de la sencilla pero más que efectiva batería de Mike Dupke), cayeron la inicial «Crazy», un gran tema roquero y guitarrero 100% WASP, además de la fantástica «Babylon’s burning», que sonó de lujo y que me encantó con ese deje a medio del que Blackie es un grandísimo maestro.
Personalmente, aparte de los superclásicos que siempre son una pasada en directo (y es que escuchar «Wild child» o «I wanna be somebody», con el clásico juego de enfrentar a la audiencia para ver qué parte de la sala corea más fuerte, es algo siempre único), me quedo con la parte dedicada al «Crimson idol», que además sonó toda seguida en medio del show (y con la parte en vídeo correspondiente de la película, por supuesto), en una trilogía mágica formada por «Arena of pleasure» precedida de su emotiva intro y que sonó como una apisonadora y con un feeling de los que te dejan tonto; la brutal y cañerísima «Chainsaw Charlie», en una demostración de poderío de la banda que me dejó impresionado, y por supuesto la, al menos para mí, balada más mágica del heavy metal, «The idol», con Blackie literalmente alucinado escuchando a toda la sala coreando el tema (y es que hay pocas cosas más bonitas en un concierto de heavy metal que escuchar un tema tan especial en directo y encima con toda la gente viviéndolo al máximo)… y encima le siguió «Take me up», que comentaba antes, para cerrar el concierto normal a tope con una versión extendida del «I wanna be somebody» que lógicamente terminó de rematar varios cuellos y gargantas (lo dicho, si es que los superclásicos lo son por algo)… y eso que hubiera molado mucho un «Animal fuck like a beast» justo después, ¿que no?
Ya al final, aparte de la ya comentada diatriba patriótica (aunque gran y emotivo tema, una cosa no quita la otra) de «Heaven’s hung in black», era el momento de cerrar con el momento festivo que siempre supone «Blind in Texas», que además me encantó el rollo que le dio el divertido vídeo vaquero de fondo para cerrar una noche excelente, que dejó a todo el mundo satisfecho y que volvió a poner de manifiesto que, cuando las condiciones son propicias, WASP en directo (por supuesto con Blackie como protagonista del aquelarre) siguen siendo una banda demoledora…
Resumiendo, muy, muy buen concierto de WASP en La Riviera, y además salí con la fantástica sensación personal de comprobar que una de mis bandas favoritas de todos los tiempos por fin ha conseguido la estabilidad y calidad que le faltaba para volver a su puesto de privilegio en la probable última etapa de su carrera. Eso sí, que todos los grandes acaben «muriendo» igual, con las botas de flecos puestas y dando lecciones encima de un escenario… y si además consiguen enseñar algo de actitud, espectáculo y clase a las nuevas generaciones, (aunque lo del hecho de provocar en sí o asustar y escandalizar a las cabezas bienpensantes de turno sí que quedó muy atrás), seguro que Blackie se retirará con la cabeza alta y muy satisfecho de lo conseguido en su carrera… Pero aún es pronto para eso y afortunadamente, visto lo visto, aún nos quedan muchos años de circo eléctrico y de sierras metálicas por delante.
Texto: David Esquitino
Fotos: Sergio Albert
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