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+ KRISIUN + GRAVE + ULCERATE + CORPUS MORTALE
Miercoles 2 de Diciembre de 2009 – Sala Santana 27 Bilbao
Día de perros para echarse a la carretera. O eso iba pensando yo al menos camino de Bilbao con la tranquilidad del que sabe que tiene tiempo de sobra y no necesita apresurarse, que las prisas no son buenas al volante. Las 20:45 era la hora anunciada para la apertura de puertas, pero con la idea de emplear el tiempo sobrante en hablar con amigos y conocidos en mente, ya estaba allí para antes de las 19:45, y menos mal, pues al preguntar en taquilla por la hora de comienzo del primer grupo, mi sorpresa fue mayúscula al escuchar la respuesta: «los primeros acaban de terminar».
Por lo tanto poco puedo decir de los daneses CORPUS MORTALE, la escasa docena de personas que los pudieron ver comentaron que no estuvieron mal, un brutal death correcto y potente, en resumen, lo que se espera de una banda del estilo.
Tras ello y no con más de 30 o 40 personas en la sala, los exóticos ULCERATE se subieron al escenario dispuestos a defender su supuesto brutal death metal, no dejando de ser curioso y anecdótico el comprobar que en Nueva Zelanda hay algo más que los All Blacks y kiwis.
Cuando he dicho ‘supuesto’ brutal death no era por querer meterme con ellos, pero personalmente no les encontré la parte brutal por ningún lado, ni yo ni los que comentábamos tranquilamente su actuación, y es que ni su música tenía la contundencia suficiente ni Paul Kelland la ferocidad vocal necesaria para llegar al nivel de muchas bandas «del montón», los dejaría en death metal a secas, con mucha influencia prog, algo que a mi parecer se vio claramente en sus pasajes más atmosféricos y ambientales, donde algo de ellos si me llamó la atención, y no fue otra cosa que la maestría de Jamie Saint Merat tocando todos los platos de su batería, realmente me gustó mucho su estilo.
Mucho han de mejorar si quieren llegar a ser alguien dentro del rollo extremo (bajo mi punto de vista, claro está), ni un solo tema que me llamara la atención, y por lo que se movió el escaso público, creo todos eramos de idéntica o parecida opinión. Temas que pretendían ser complejos y diferentes acababan siendo pesados y pecaban de pretenciosos. Tiempo al tiempo, a ver si definen mejor su estilo y entonces se hablará.
No deja de parecerme curioso que una banda como GRAVE tengan que ser teloneros de nadie para poder girar con ciertas garantía de cara a cada bolo allá donde vayan, pero corren tiempos extraños en los que al euro se le mira las dos caras, así por eso lado razón no falta, ya que como decía mi abuelo, «nadie da duros por reales».
A estas alturas ya eramos unos cuantos más en la sala (aunque no creo que en ningún momento llegáramos a 100 personas, lo dudo mucho) y entre eso y que la gente por fin se acercó a las primeras filas e incluso hasta la misma valla de seguridad (sabía decisión el ponerla, evitará a la larga más de una bronca), contribuyó a que por fin tuviéramos la impresión de estar en un concierto de death metal, aunque sin apreturas.
GRAVE siempre ha sido, al igual que DISMEMBER y otros, uno de los pilares básicos del death sueco, una forma muy personal a la vez que cruda de entender este estilo, y es que no se trata de una banda de grandes temas que te entren a la primera escucha, su estilo no lo permite, hay que darles varias escuchas para cogerles el gusto, algo que esperaba hacer sin mucha tardanza, aunque no fue así.
De entrada la guitarras de Ola y Magnus apenas se escuchaban entre toda esa marabunta sónica, algo con lo que una banda así no puede sacar adelante un concierto como dios manda, por los gestos de Ola se veía que no estaba muy contento con lo que estaba escuchando, aunque no sería nada comparado con la cara que puso cuando su micro directamente dejó de funcionar.
Un par de minutos de parón y de nuevo al ataque, está vez con un sonido más correcto que sería el que les acompañaría ya hasta el final de su corta descarga, pudiendo sonar finalmente con la contundencia necesaria para que se vieran las primeras melenas al aire y en general gestos de satisfacción metalera.
KRISIUN, esa gran banda formada por tres hermanos brasileños, eternamente menospreciados y vilipendiados de mil y una formas, con un nivel en muchos aspectos superior al de muchas bandas del género pero nacidas en otros países de tradición metalera más arraiga, algo que nunca he entendido ni entenderé, pues dentro del brutal death más asequible pocas bandas se merecen tanto respeto.
Hay quienes decían que estaban acabados después de su excelente «Conquerors of armagedon» (aunque ninguno de sus discos fuera cojo), pero cerraron muchas bocas con su excelente «Assassination», dándole continuidad a semejante obra con un no menos contundente «Southern storm», disco que podríamos decir, venían «presentando».
Desde un inicio salieron a todo trapo y a por todas, armados Alex y Moyses con sendos mastiles alados, y es que lo diga quien lo diga, la apariencia siempre es un punto. Sin piedad repartieron estopa desde el primer segundo, aunque pronto pararon debido a un nuevo problema técnico, en palabras de Alex, «la batería se quebró», espacio de tiempo que aprovechó Moyses para exprimir las seis cuerdas de su guitarra bajo la atenta mirada de un animado Dallas (NILE).
Tras el pequeño parón volvieron a arremeter con furia logrando que se formara un tímido pogo, algo que ya se iba echando de menos esa noche pero que no llegó a mayores pues el público no fue excesivamente receptivo, algo comprensible tratándose de un martes por la noche. En general ofrecieron un buen concierto, corto pero intenso, una banda potente y comunicativa, y es que la humildad siempre se agradece.
NILE…iba a ser la tercera vez que acudía a una cita con los texanos en un recinto cerrado, ¿sería esta vez la buena?, a la tercera va la vencida que se suele decir…Pues la cosa desde un inicio no pintaba muy bien, puesto que mientras que el resto de bandas apenas tardaron 10 minutos en prepararse para saltar al escenario, allí tuvimos que ver como pedían que se cambiara la orientación de las luces, como se probaba todo una y otra vez…y sobre todo como George Kollias se pasó media hora larga calentadnos tras su batería, aunque el público se mostró muy respetuoso, quizá temerosos de represalias…
Y llego la hora (nunca mejor dicho, una hora de espera), y la maquinaría de hacer death metal que son NILE comenzó a hacer girar sus engranajes a ritmo de uno de los mejores temas de su nuevo álbum, un tema que se veía desde lejos que acabaría de cabeza en sus directos, como no podía ser de otro modo, «Kafir» sonó realmente atronadora. Y ya nos tenían en el bolsillo.
Con «Sacrifice unto Sebek» y «Execration text» comencé a hacerme una idea de por qué la prensa internacional les tiene en tan alta estima, y sobre todo, se me olvidó de golpe la larga espera que habíamos soportado hasta hace apenas unos minutos. Ambos temas sonaron brutales, impresionante ver como George aporrea su kit con los ojos cerrados y sin errar un solo golpe, un auténtico metrónomo, y más aún ver a un Karl Sanders sonriente en todo momento, aunque algún que otro susto ya nos daría…
Con «Serpent headed mask» bajó a mi parecer un tanto la buena respuesta de los allí reunidos, supongo en parte por tratarse de un tema de su primer trabajo, «Amon the catacombs of Nephren-Ka», disco que al más de uno quizá no le entre tan bien debido a la producción, todo es posible. Dallas presentó «Ithipallic» como uno de sus temas favoritos de la banda, y lo cierto es que ganas le puso y no bajaron el listón para nada, siempre fundiendo sus brutales melodías a la perfección con los ornamentos arábigos tan habituales en ellos y que llevaban sampleados, como es lógico.
Creo recordar que fue más o menos a estas alturas del concierto cuando de repente a Karl le cambió la cara y se puso a vociferar algo y a todos los que nos dimos cuenta nos entró la congoja, pero todo quedó en una falsa alarma, pues simplemente parece que le molesto que uno de los «pipas» se encendiera un pitillo cerca de él y lo envío a una prudencial distancia, algo incompresible cuando media sala estaba fumando, pero bueno, mejor que solo fuera eso, ¿o no?
Ese tema de sencillo nombre que es «Papyrus Containing the Spell to Preserve Its Possessor Against Attacks From He Who Is in the Water» (¡ni BAL SAGOTH oye!) sonó arrollador una vez más, mientras la siguiente pieza se la podrían habré ahorrado y ocupar su lugar con alguna otra, y es que «4th Arra of Dagon» aunque habitual en ellos, es un tema largo y plomizo que no hizo más bajar la intensidad de su descarga y pararle los pies a más de uno, en el buen sentido.
La cosa mejoró una barbaridad (y me quedo corto) con ese cañonazo de escaso metraje que es «Permitting the Noble Dead to Descend to the Underworld», un auténtico pepinazo que junto con «Kafir» son para mi las dos joyas de «Those whom the gods detest», euforia desbordada que no decreció con uno de sus mejores temas pese a no ser de los más brutales, «Sarcophagus».
«Lashed to the Slave Stick» (lo diga quien lo diga, que gran disco ese «Annihilation of the wicked» sono nuevamente perfecta, pocas bandas consiguen tal fidelidad de sonido a la hora de llevar sus temas al directo, sensación que fue en aumento con «Cast down the heretic» (nuevamente de su «Annhilation…»), terminando por todo lo alto con uno de sus clásicos que no puede faltar, «Black seeds of vengeance», un tema que gana enteros en directo con respecto al disco sin duda alguna, la prueba de que una producción ramplona puede deslucir la mejor de las composiciones.
Esta vez si, por fin salí de un concierto de NILE habiéndolo disfrutado como se espera de una banda de dicho calibre, estuvieron perfectos, sin ningún mal rollo ni tontería o excentricidad, un sonido que creo que nunca había escuchado en esta sala y eso proveniente de una de las mejores bandas extremas del mundo es sencillamente lo que se espera. Muy buen concierto, ahora si puedo decir que volveré a estar allí cuando vuelvan.
Texto: Ángel Ruiz
Fotos: Juan Ramon Felipe Mateo (La Máquina de Sonrisas)
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