+ INFERNOISE
Sábado 21 de Noviembre de 2009 – Sala Salamandra – Barcelona
Tras el buen recuerdo dejado en su gira 15 aniversario, HAMLET regresaban a la Ciudad Condal para presentarnos su ya rodado «La Puta y el Diablo». Muchos les han criticado como seguidores de los estilos que más fervor han tenido durante los últimos años. Ante eso, sus verdaderos seguidores saben que HAMLET es una banda que siempre ha roto barreras en lo que se refiere al metal nacional, aportando una calidad y originalidad a su música muy por delante de modas y referencias. Con este nuevo disco, dan una nueva vuelta de tuerca, mostrando su carácter más personal y genuino. Por otro lado, no cabe ninguna duda de que HAMLET es una banda que ha ganado su máxima popularidad tocando en directo, ofreciendo una puesta en escena con un máximo nivel de entrega. Que ahora hayan sido reconocidos a nivel internacional es sólo un reconocimiento que hacía tiempo que debía haberse dado. Y es un honor y todo un mérito que las discográficas más importantes a nivel mundial estén últimamente fichando a grupos nacionales, síntoma de que por fin se empiezan a hacer las cosas bien en nuestro país.
Abrían la velada, los también madrileños INFERNOISE. Una banda bastante desconocida para la gran mayoría, a pesar que sus músicos han militado anteriormente en bandas reconocidas, y que dejó muy buen sabor de boca ante el respetable. Presentando su único trabajo hasta la fecha, «The Chainsaw’s Law» (grabado y mezclado bajo la batuta de Timo Tolkki), INFERNOISE sorprendieron y convencieron con su metal de guitarras afiladas y poderosas, cuya influencia más directa serían Pantera. La formación, en especial su cantante Rown, se metieron en el bolsillo a la audiencia. También me gustó mucho la labor de su guitarrista, Ix Valieri, que me recordó mucho a Zakk Wylde. Con temas como «Crossing The Valley of Death», «All My Rage», «Hellrider» y una versión del «Wild Side» de Motley Crüe, demostraron en algo más de media hora de actuación que son una muy buena banda para tener en cuenta en los próximos años.
Frente a una gran pancarta con la portada de su último disco, HAMLET saltaban al escenario desgranando «El hábil reino del desconcierto», primer tema de su último trabajo. Desde el primer momento, destacar la motivación de la banda, algo que siempre les ha caracterizado en sus directos. Luis Tárraga no paró de moverse, saltar y cabecear durante todo el concierto. Molly, en un gran estado de forma vocal, actuó como debe hacer un buen frontman, animando continuamente al público. Sería injusto olvidarnos de la base rítmica que forman Álvaro al bajo y Paco Sánchez a la batería, ambos sensacionales. El nuevo guitarrista, Alberto Marín, cumplió a la perfección su misión y se mostró completamente integrado. La compenetración de la banda fue excelente y esa satisfacción de los músicos en el escenario se contagió rápidamente entre los espectadores. Eso sí, esta vez la nueva sala Salamandra acogió una entrada bastante fría que no hace honor a la veteranía de los cabezas de cartel. Por otro lado, destacar que el sonido, como viene siendo ya habitual en este local, fue de una calidad óptima.
Ya desde un principio quedó bastante claro como iba a ser el setlist de la noche, con temas de «La Puta y el Diablo» repartidos entre un buen surtido de clásicos, esta vez obviando bastante sus primeros discos (teniendo en cuenta que «Sanatorio de Muñecos» y «Revolución 12.111» fueron desgranados en su práctica totalidad en la anterior gira-aniversario). Así, en la primera parte de concierto pudimos deleitarnos con temas de «Insomnio» (como «Tú medicina», «Muérdesela» o «Tortura-visión», tocadas de forma seguida) y «El infierno» («Vivir es una ilusión»), intercalados por temas recientes como «La Tentación», una poderosa «El traje del muerto» y una efectiva y más melódica en su estribillo «Sacrificio», canciones que se meten en la cabeza como el ritmo incesante y continuo de un metrónomo. Avanzaron, al mismo tiempo, temas más emblemáticos como «Egoismo» y una, si cabe más aún, brutal «Irracional» donde salió a escena Rown, de INFERNOISE, poniendo así las cosas también más difíciles y al límite a Molly. La larga instrumental «No habrá final» supuso un punto de inflexión y descanso entre tanta abrupta sonoridad. Tiempo también para, posteriormente, recuperar temas de «Siberia» y «El Infierno», como «Para toda una vida», «Imaginé» y «No me arrepiento». «En mi nombre» fue el único tema perteneciente a su reciente antecesor disco «Pura vida».
Los momentos más intensos del concierto llegaron justo antes de los bises con una trilogía de temas de referencia como son la crítica «Denuncio a Dios», la recuperada «Dementes cobardes» y la inevitable «JF» con sus fans entregados a su reivindicativa letra. Tras una breve pausa, «Siete historias diferentes» y una potente interpretación de «Limítate» podrían punto final a una nueva actuación sobresaliente de HAMLET y es que pocos grupos se han labrado una historia a base de directos de esos que nunca fallan. Como el buen vino, HAMLET mejoran con el tiempo y el hecho de llevar más de quince años de trayectoria a las espaldas es sinónimo de calidad y profesionalidad absoluta.
Texto y fotos: Carlos Oliver
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