IRON MAIDEN – »Flight 666»

Si «Early Days» fue la Biblia, «Flight 666» es el Nuevo Testamento. Un impresionante recorrido que los llevó a algunos lugares nunca antes visitados, y conquistados sin ningún tipo de piedad. Aquello de «llegué, vi y vencí», hablando de MAIDEN cobra un significado especial.

Por que lo más impresionante de este reportaje, no es ya el buen trabajo de producción, ni los contenidos, ni el repertorio de los temas… lo mejor son las caras de la gente, la reacción de unos fans liberados que saben que están viviendo un momento mágico. Ver esas caras de histeria, devoción, alegría o emoción, nos debe hacer valorar lo que representa la más imponente formación musical de la historia.

El trabajo será editado en varios formatos, y la que tenemos ahora mismo es en doble DVD, en formato digipack con tapa dura, y libreto interior con unas fotos geniales, información sobre los lugares donde tocaron, y un pequeño diario de ruta escrito por Bruce, relatando a grandes rasgos el día a día de la gira.

Vamos con el primer DVD. Un reportaje de 113 minutos, producido y dirigido por Scot McFadyen y Sam Dunn, conocidos ya por los documentales «Global Metal», y «A Headbangers Journey». En el primer reportaje, nos mostraba el impacto del Heavy Metal en diferentes culturas, y en el segundo, Sam Dunn, como buen antropólogo busca los orígenes del estilo a través de la historia del género. Ambos muy interesantes. Pero en esta ocasión, Sam Dunn no aparece más que en los créditos y como ocasional narrador al inicio del reportaje, no hace de presentador. Es la propia banda la que va relatando cada uno de los momentos de la gira «Somewhere Back In Time», y entre medias, de forma sutil, vamos conociendo a cada miembro de una forma más sosegada de lo que ya lo hicimos en «Early Days».

El inicio de la gira es en febrero de 2008, en Mumbai, India, lugar que nos sirve de introducción mientras Churchill una vez más lanza su discurso y la banda arranca con «Aces High» como acicate para la locura colectiva. Nos trasladamos 48 horas antes, a Inglaterra, donde el avión de IRON MAIDEN está preparado para adentrarse en la aventura. Bruce cuenta a grandes rasgos los detalles y los motivos de semejante idea. Podemos decir que es una forma de abaratar costes para ir a países a los que sería muy caro ir de otra forma. En la India, la máxima preocupación del grupo era el escenario de Bambú, y la masificación del recinto.

Tras Malasia, llegamos a Australia. Se nota más la calma, y la histeria se transforma en simple emoción. Hacía 15 años que no pisaban estas tierras. Steve, Gers y la mitad del equipo volvieron enfermos de la India. «Two Minutes To Midnight» suena en un auditorio completamente lleno. Día libre, y Adrian juega al tenis con el campeón de Wimbledon Pat Cash… no le pega mal el chico. Nicko y Murray le da a los palos de golf. Podemos ver a Harris con sus 4 hijos, llevándoselos de gira (momento para la envidia) mientras llegan a Sidney, luego a Brisbane, y Bruce nos cuenta de donde viene su afición por volar.

Parada en Tokyo, y «The Trooper» atruena. Periplo estadounidense, podemos ver a Harris supervisar el trabajo de Kevin Shirley para el disco «A Matter Of Life And Death». En los conciertos de los Angeles podemos ver entre bambalinas a dios DIO, Kerry King, Lars Ulrich, Tom Morello, Scott Ian, Vinnie Appice… mientras la banda descarga «The Number Of The Beast».

A partir de aquí, empieza lo más interesante del documental, y es que Sudamérica tiene algo especial con MAIDEN que va más allá del fanatismo. La pasión de los seguidores de aquellas tierras es algo que escapa a toda lógica, y ya lo dice Bruce: «tengo la sensación de que algo está a punto de explotar». En México la histeria se desata, los flashes apuntan de forma brutal a los 6 músicos, para después verles haciendo turismo en las pirámides de Teotihuacan.

En Costa Rica las calles se ven atestadas de fans, algo completamente increíble, con 27 mil entradas vendidas en un estadio de fútbol, con niños y ancianos flipando con «Powerslave», de verdad, el alcance de esta gente se escapa al infinito. Día 28 de la gira, y llegamos a Colombia, con miles de fans acampados en los aledaños del parque donde iban a tocar, y alrededor un despliegue policial desmedido. A caballo, con registros, tratando a la gente como ganado… increíble, cosas que en otros lugares nos parecen del pasado, en un país hermano todavía suceden.

En Brasil recuerdan su primer Rock In Rio en 1985, donde aquella actuación les encumbró a un nivel estelar. Lo curioso, es que a día de hoy la histeria por MAIDEN en ese país ha aumentado. Ojo al dato, existe una religión sobre MAIDEN, y en Brasil hay un cura plagado de tatoos del grupo que da sermones sobre la moralidad de las letras de MAIDEN: Marcos Motolo, 35 años, el puto amo sin lugar a dudas, por cierto, su hijo se llama Steve Harris.

Más locura desmedida en Argentina, con el hotel rodeado de fans, y más aún en Chile: «La llegada de Maiden significa el renacimiento del Metal en Chile» reza un fan a un medio de comunicación. Y es que no olvidemos que IRON MAIDEN estuvo vetado en Chile gracias a la iglesia católica, la misma cuyo máximo representante ha dicho que el preservativo no previene el SIDA, entre otras muchas idioteces, alucina vecina.

De Chile a Puerto Rico, de Puerto Rico a New Jersey, y de ahí a Toronto, en el último concierto de la gira en el día 46 de tour. Cada miembro da su opinión retrospectiva de la gira y de lo que representa MAIDEN, mientras «Hallowed Be Thy Name» es ejecutada de forma impecable.

El documental nos sirve para conocer a cada uno de los miembros dentro de una gira, algo nunca visto hasta ahora. Adrian tan meticuloso en la vida como tocando, buscando la perfección allá donde es imposible, le vemos comentando amargamente que hay recintos donde es imposible tocar bien. Nicko, completamente loco, siempre sacando punta a todo y con un sentido del humor constante. Gers, el más comedido y prudente. Murray, el vivo reflejo de la felicidad, espina dorsal del grupo gracias a su mediación. Harris, mide cada una de sus palabras, al igual que controla cada uno de los pasos de la banda. Y Dickinson, haciendo gala de su hiper actividad a cada instante, su metralleta verborréica no tiene límite.

Como anécdotas divertidas, podemos apreciar el fino sentido del humor Dick Bell (Manager de producción), y su forma de humillar de forma hilarante a todo lo que se ponga por delante, o la canción que cantaba el equipo cuando los azafatos/as explicaban la cantinela de la despresurización y de los chalecos (you’re shit, and you know you are), impresionante. Las vivencias dentro del avión son lo mejor sin lugar a dudas. O alucinante también es ver el acoso de los fans en los hoteles de lujo, que recordará a la incursión de la formación detrás del telón de acero en 1984. Otro momento realmente curioso, es ver como el equipo de backstage va gesticulando describiendo las letras de cada tema de MAIDEN.

La moraleja que podemos extraer tras ver esta maravilla, es que IRON MAIDEN son un triunfo del underground. Una banda sin apoyos de ningún tipo de medios, se ha encumbrado hasta lo más alto gracias a sus fans y a su música. Y este reportaje, es una celebración de eso, de un triunfo de todos, por encima de modas y de culturas. Para mi gusto, a rasgos generales, sobra un poco de música y falta algo más de puntillismo en los detalles, pero para un fan, no solo será ameno, sino indispensable.

El segundo dvd podemos decir que es un resumen de la gira en formato de banda sonora. Los extractos aparecidos en el primero aparecen de aquí de forma integra. En líneas generales se puede afirmar que en estos momentos el nivel de perfección y acople de la banda ha llegado a un sumun difícilmente igualable. Los temas son los de siempre, exceptuando algunos recuperados para la ocasión, como «Revelations» o «Heaven Can Wait», y por supuesto, la joya de la corona: «Rime Of The Ancient Mariner».

Entrada clásica con el fabuloso discurso de Churchill y la potentisima «Aces High», en Mumbai, India. La entrada del grupo al escenario, se puede ver mil veces y seguirá siendo emocionante; si el inicio en «Live After Death» ya era abrasivo, este es completamente letal. Increíble Dickinson, pletórico en uno de los temas más exigentes del repertorio.

«Two Minutes To Midnight» en Melborunbe, Australia, otra vez impecable. Pequeña variación en el solo de Adrian con algún efecto wah wah, y participación de un público completamente entregado.

«Revelations» en Sydney, Australia. Bruce se dedica a manejar a las masas a su antojo, otra increíble demostración de poderío. La parte instrumental del tema es un momento mágico. La perfección existe amigos/as.

«The Trooper» en Tokio, Japón. Bruce se enfunda la casaca del soldado de caballería, y ondea la bandera de UK. Otro momento ya clásico. Siempre me ha llamado la atención como suena el público de Tokio, más cerebral, con esas vocecitas más agudas. Primera parte del solo doblado entre Smith y Gers, dos estilos dispares equilibrados por una buena causa.

«Wasted Years», en Monterrey, Méjico. Me gustaría destacar un momento que me ha parecido espatarrante: antes del primer estribillo, Bruce ha gritado «Adrian», y ha dejado a éste cantando solo, memorable. La interpretación del tema, y el cambio algo más melódico del estribillo es de lo mejor de todo el trabajo. Y es que Sir Adrian Smith es amazo.

«The Number Of The Beast», en Los Angeles, USA. Histeria colectiva delante de un escenario que se cubre de fuego… supongo que es lo más parecido al Infierno.

«Can I Play With Madness» en México City. Bruce se enfunda un sombrero mejicano y juega con la locura de forma literal. Fantásticos los coros del público, Smith y Harris.

«Rime Of The Ancient Mariner», en New Jersey, USA. Bruce se viste con unas redes y canta e interpreta de una forma teatral esta oda. Comparar esta versión con la de «Live After Death» es complejo, y decir que prefiero esta, puede no ser muy popular, pero ahí lo dejo. Los focos bajan hasta las cabezas de la banda, y el escenario se tiñe en tinieblas. El retorno tras el interludio sigue desprendiendo la fuerza de una tormenta en mitad del mar.

«Powerslave» en San José, Costa Rica. Destacar el trabajo del siempre oculto séptimo miembro de MAIDEN, el teclista Michael Kenney, subiendo la intensidad del estribillo y renovando todo un clásico.

«Heaven Can Wait» en Sao Paolo, Brasil. La participación del público es clave, tanto en el estribillo como en la parte coreada con los numerosos invitados sobre el escenario. Tema desenfadado donde Bruce se lo pasa en grande con un flotador en forma de cocodrilo, con una esfinge y con el gong que preside la batería de Nicko. La banda disfruta con lo que hace.

«Run To The Hills» en Bogotá, Colombia. Brutal interpretación que quizás deberían jubilar, pero la gente se sigue volviendo loca y se sigue desgañitando con el estribillo.

«Fear Of The Dark en Buenos Aires, Argentina. La inclusión de este tema no sé muy bien que pinta aquí, pero podemos decir que es un clásico a la altura del resto, aunque por época no le tocaría figurar. Bienvenido sea, y es que la intensidad que desprende sigue siendo apabullante. El público Argentino, uno de los más apasionados, hace el resto bajo un mar de pantallas de teléfonos móviles.

«Iron Maiden» en Santiago, Chile. Siempre emocionante, mientras Eddie sale al escenario con su aspecto de cyborg, con cámara en la cabeza para tener una visión de su visión, y… entre bambalinas podremos apreciar como demonios se mueve semejante armatoste.

«Moonchild» en San Juan, Puerto Rico. Sorpresa y de las gordas. Y es que eso de «Seven deadly sins…» suena muy bien.

«The Clairvoyant» en Curitiba, Brasil. Hubiera preferido un «The Evil That Men Do», pero aún así el clásico del «Seventh Son…» atruena, aunque he notado visos de cansancio en la interpretación de Bruce.

«Hallowed Be Thy Name» en Toronto, Canada. Bruce increíble, vuelvo a repetir que está en mejor forma que nunca, y llega a los tonos que no llegaba ni en su juventud. Nicko marca una pauta impecable en uno de los cambios de ritmo más perfectos de la historia. Alcanzan una compenetración realmente sublime, demostrando por que son los más grandes.

Bruce pletórico, parece mentira como los clásicos los ejecuta mejor ahora que hace 25 años… ¿qué clase de pacto firmó con el Diablo? Harris y sus carreras son un emblema, una imagen de lo que significa el Heavy Metal, cuesta apartar la mirada de sus movimientos y no seguir flipando con su estilazo. Nicko es el cemento armado sobre el que se sustenta la banda, un baterista no demasiado valorado a veces, pero impecable y soberbio en su ejecución, un pulpo con 20 brazos cargados de destreza. Janick tan histriónico como siempre, con esos movimientos tan atípicos y esa forma tan personal que equilibra la precisión de un Murray que está como si lo suyo fuera algo normal, sencillez y efectividad. Y para acabar, Smith, siento una especial debilidad por este hombre, su precisión y elegancia es algo tan anormal, que sus manos desprenden magia.

El concepto general no desluce. A pesar de haber sido grabado en diferentes lugares, hay una sensación de unidad, ya que el conjunto tiene la misma calidad. Lo único que cambian son los lugares y la gente, pero las reacciones son las mismas de un lugar a otro.

De los puntos débiles de este paquete, podría enumerar dos. El primero es que en el reportaje, hay demasiados momentos musicales, (momentos que ya encontramos en el segundo dvd). Otro punto débil podría ser la selección de temas. Recuperar «The Rime Of The Ancient Mariner» o «Revelations» es increíble, pero con el repertorio que podría tener MAIDEN de nuevos temas, se echa de menos un poco más de riesgo en ese sentido; encarar temas nunca antes tocados como «Flash Of The Blade», «Deja Vu» (adoro esta canción), «The Loneliness Of The Long Distance Runner» o la imponente «Alexander The Great» sería increíble, pero en esta ocasión se salvan por lo especial de los lugares donde han descargado.

Y nada más, está claro que muchos saldrán con el discursito de siempre de que todo esto es por la pasta y demás. Dejadlo, si mañana sacan otro dvd donde el tendero de la esquina de la casa de Harris nos explica que tipo de naranjas compra su asistenta, me lo agenciaré. Y solo hay un motivo y no le deis más vueltas, y me remito a una pancarta que llevaba un fan en el reportaje: IRON MAIDEN es mi religión.

Y en un mundo donde cada día hay más diferencias y desigualdades y los problemas culturales nos abocan a la incomprensión entre unos y el resto, es emocionante que todavía haya cosas que son capaces de unirnos a todos. ¿Será que bandas como IRON MAIDEN están por encima de religiones y ideales? No lo sé, el caso es que da igual al dios que recen o el lugar de donde provengan o vivan, IRON MAIDEN, es algo que nos une, y es algo que debemos celebrar, y que demuestra que IRON MAIDEN, está por encima de absolutamente todo. Amen.

Àlex Sánchez Cerro
alex_sanchez@rafabasa.com

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