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SAXON – Into the Labyrinth

15 diciembre, 2008, 10:19 pm

Cuando apenas ha pasado un año de la edición del impresionante «Inner Sanctum», ya tenemos aquí casi por sorpresa el nuevo trabajo de una de las formaciones más grandes, legendarias y a la par honestas y trabajadoras de la historia del rock duro. Los británicos no paran y en este caso el nuevo trabajo se llama «Into the labyrinth» y, pese al primer vistazo algo más indiferente, craso error cuando se trata de una banda como SAXON, de nuevo tenemos un disco excelente, muy variado, y que, según dice el propio «tito Biff», es una mezcla estilística entre los dos fantásticos discos previos de la banda («Lionheart» y «The inner sanctum»), y yo no voy a ser quien le contradiga, ¡ni mucho menos! Eso sí, sin dejar de estar de acuerdo con Byfford, añado o matizo que quizás «Into the labyrinth» es un punto más melódico y épico que el anterior, quizás con ciertas pinceladas por momentos del estilo de «Crusader» o «Innocence is no excuse» (de mediados de los 80 y dos de los trabajos más melódicos y precisamente épicos del grupo), e incluso de un trabajo infravalorado como fue «Killing ground» de 2001. De todos modos, esto nos demuestra que siguen «anclados» en la maravillosa segunda o tercera juventud que, por un lado, comenzó con el gran «Solid ball of rock» en 1990, y por otro continúa de manera imparable especialmente en esta última década en la que el grupo había editado tres discos (los citados) realmente excelentes, especialmente el último, al menos para mí.

Aparte de esto, nadie puede dudar ni por un segundo que el disco suena a SAXON por los cuatro costados, y como tal, destila el mejor heavy metal y rock tradicional, con esa clase, elegancia y calidad que nunca falta en ningún disco de los británicos (si acaso en «Destiny» del 88 que me parece el único realmente flojo de toda la carrera del grupo). El sonido vuelve a ser excelente, y es que el binomio SAXON-Charlie Bauerfiend sigue funcionando a las mil maravillas: potente, épico, elegante, con mucha fuerza y presencia y con ese deje especial que tienen los grupos que han conseguido dar con la fórmula mágica de sonido, o de su relación y entendimiento con un productor, si se quiere expresar así. De todos modos, quizás es un trabajo que no entra tan inmediato como los dos anteriores, que hay que paladearlo poco a poco (y en este caso se hace con gusto, os lo aseguro), e incluso que de primeras parece un disco peor de lo que realmente es. Pero a la segunda o tercera escucha ya le has ido pillando los matices, le coges el punto a casi todos los temas y empiezas a disfrutar el 100% de un nuevo excelente trabajo de uno de los más grandes. Además, curiosamente de los pocos en los que siempre puedes confiar a ciegas ya que sabes que ni en estudio ni en vivo te van a decepcionar nunca, y hablando de SAXON esto es un seguro de vida importantísimo.

Seguimos analizando detalles del disco, y ahora vamos con las letras, que en este caso tiran de nuevo por dos de las temáticas preferidas desde siempre por la banda (o por Byff, que es quien las escribe): Por un lado tenemos los temas más épicos e históricos y por otro los de exaltación roquera que nunca han faltado ni faltarán en ningún punto de la carrera de SAXON, pues creen en ello y lo defienden con más fiereza, honestidad y realidad que nadie (no hay más que verles en directo para saber que cuando cantan cosas como «Live to rock» o «Come rock to ages» lo hacen de corazón). Un detalle que sí me ha gustado menos esta vez es la portada, quizás más simplota o menos significativa que otras veces, aunque evidentemente esto va en gustos y además seguro que en vinilo gana, aunque esta vez me quedo sin duda con la del single «Live to rock», para mí mucho más acertada y atractiva que la que finalmente preside el disco.

Continuamos y ahora vamos con los músicos, (reverencia previa incluida, por supuesto) y comenzamos diciendo que de nuevo el trabajo es 100% guitarrero, con esa potencia, melodía y elegancia 100% marca de la casa, desde el punto más roquero y definitorio de Paul Quinn (que marca al 100% la personalidad y sonido de SAXON junto con la voz de Biff), y el toque más duro, heavy y «actual» de Doug Scarrat, su escudero de lujo desde hace ya 13 años. Biff como siempre está perfecto, dando personalidad, estilo y clase a las canciones, llevándolas siempre a su terreno y demostrando por enésima vez que no hay que tener la voz más exquisita para ser uno de los mejores cantantes. Luego, me encanta el punto que le da Nigel Glockler a la batería, cerrando el círculo que quizás faltaba en algunos discos anteriores para que el trabajo sonara totalmente clásico y a SAXON, detalle que se recuperó en «The inner sanctum» y que se pone aún más de relevancia en el nuevo, y es que la batería de SAXON siempre será de Nigel. Y finalmente, Nibbs Carter, ya con casi 20 años en la banda y aportando una fuerza, espíritu y toque poderoso de base que es importatísimo para el sonido de la banda desde «Solid ball of rock».

Vamos ya a hablar de las canciones, y como en todos los discos que realmente merecen la pena, lo suyo es hacer un breve comentario de todo el contenido, en este caso 11 temas (más dos breves intros para dos de ellos).

El disco comienza con uno de los mejores cortes del disco, un «Battalions of steel» muy épico, largo y a medio camino entre temas como «Conquistadores», «Dragon’s lair» o la propia «Crusader». Destacan los deliciosos coros épicos, el trabajo instrumental completo, excelente en todo el tema, y el punto vocal sobresaliente de Biff, presentando credenciales desde el principio.

«Live to rock» ya la tenemos más escuchada así que no hay mucho más que decir que un temazo roquero, directo y con esas guitarras de Paul inconfundibles dando caña y estilo en primera línea. Su «I’ve got to rock to stay alive» (que decir «Wheels of steel» quizás sean palabras mayores) de este disco, aunque ligeramente menos rotunda.

«Demon Sweeney Todd» es otro de los mejores sin duda, cañera y «demoníaca» donde las haya, basada en el peculiar personaje del barbero loco y asesino que interpreta Johnny Deep en la reciente película, y que en directo va a ser un pelotazo. Me recuerda un poco al rollo musical de «Witchfynder general» o «Unleashed the beast».

«The letter/Valley of the kings»: Tras la tranquila intro de repente suena un riff crudo y seco que corta el momento relajado y comienza un tema más roquero pero atractivo y pegadizo, de nuevo épico (con letra sobre el antiguo Egipto y los ladrones de tumbas), con cambios de ritmo marca de la casa y ese deje de temas «similares» como por ejemplo «Great white buffalo» o la propia «Lionheart».

El siguiente tema de título bluesero, «Slow Lane blues», es más bien roquera, de ritmo vacilón y en cierto modo con un deje más ochentero que me hace acordarme de «Rock the nations» por ejemplo.

Hasta ahora los temas eran excelentes, y nos encontramos con un cierto bajón (que sí es cierto que casi siempre hay en un par de cortes menores en casi todos los últimos trabajos del grupo) con tres como son «Crime of passion», «Voice» y «Protect ourselves» que me convencen menos. La primera es algo más actual y con ese deje de ciertos temas más intrascendentes de «Metalhead» o «Lionheart» como «To live by the sword». La segunda va más a medio tiempo y, siguiendo con el camino estilístico que decía Biff, podría ser como el «Search of Atlantis» o «Ashes to ashes» de este disco. Y «Protect ourselves» me parece algo más interesante, siguiendo un poco la misma onda (aunque quizás más roquera, pesada y de riff base más moderno), pero también por debajo de los 6 primeros temas del disco y de los tres últimos.

Recuperamos el mejor tono con la cañera y heavy «Hellcat», totalmente clásica, puro rock duro marca de la casa en un tema directo y efectivo al 100% que encantará a todos los fans de siempre del grupo, y a todos los que por ejemplo flipamos con «Need for speed» y «Let me feel your power» en el anterior al estilo de los clásicos como «Never surrender» y «To hell and back again» (aunque como tema similar en el disco me quedo con «Demon Sweeney Todd»).

«Come rock of ages» es más melódica y pegadiza, todo un himno guapo y de las que seguro que funcionan perfecto en directo. Un tema 100% SAXON de siempre, de deje marcadamente roquero y con excelentes guitarras marca de la casa, como decía antes.

Para terminar de manera diferente, el último corte es un blues en toda regla llamado «Coming home», en parte casi una rareza siendo SAXON pero un tema interesante a todas luces que seguro que gusta como tema distinto y curiosidad en su extensa discografía.

Por tanto, la sensación general es que lo han vuelto a hacer, y es que de verdad que es un auténtico placer el saber que todavía quedan unos pocos grupos en los que sí se puede confiar, putos clásicos que lo siguen haciendo muy bien una y otra vez. Eso sí, a nivel personal reconozco que me gustó y me sorprendió más «The inner sanctum» (que los periodistas también somos fans y tenemos nuestros gustos particulares), aunque me vuelvo a quitar el sombrero ante Byfford, Quinn y sus chicos porque son el mejor ejemplo de honestidad, tesón, autenticidad y clase al que siempre podemos aludir (y acudir) como ejemplo de banda que lleva 30 años (de los de verdad, sin parones significativos, bajadas de pantalones o lagunas creativas o de personalidad reseñables) siendo ellos mismos, dándole nombre, vida y estilo al rock/heavy metal, y haciendo que aún sea grande, especial y emotivo escuchar un nuevo trabajo del grupo y volver a ir a sus próximos conciertos. Como siempre pasa con SAXON, gracias y enhorabuena.

David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)

Track list: