KORPIKLAANI + BATTLELORE + KIVIMETSÄN DRUIDI + FALCHION – Madrid.

+ BATTLELORE + KIVIMETSÄN DRUIDI + FALCHION

Finnish Fire tour

Sábado 22 de Noviembre de 2008 – La Sala – Madrid

Resulta, cuando menos, curioso esto del viking metal. Cualquiera se hubiese pasado anoche por La Sala de Carabanchel sin tener demasiada idea sobre el tema habría llegado a dos conclusiones acerca del estilo. La primera: el éxito de una banda es directamente proporcional a lo pintoresco de su aspecto y (casi) al número de miembros que es capaz de situar sobre un escenario. La segunda: hay que dedicar, al menos, una canción a la cerveza o a la bebida alcohólica de turno.

Lo anterior no deja, por supuesto, de ser un tópico, con la proporción de realidad y de mito que ello conlleva. Lo cierto es que el género, bien investigado y convenientemente filtrado, da para bastante más y buena muestra de ello es el Finnish Fire tour, que ha traído a España a cuatro formaciones de características bien diferenciadas, complementarias y muy representativas de la vertiente más patria del metal de un país en el que los músicos surgen como caracoles después de la lluvia. Razones, amén de la propia vocación, no faltan para ello: ser sueco, noruego o finlandés y tocar en una banda de rock o metal es, a día de hoy, garantía de éxito. Lo nórdico, especialmente entre los más jóvenes, está de moda, y la mejor muestra de ello era la cola de más de cien personas con sed de alcohol y diversión sin preocupaciones que había a la entrada del local ya quince minutos antes de que se abriesen las puertas. Si a esas ganas de disfrutar se añade una generosa dosis de buena música, la velada se antoja inmejorable. ¿Alguien da más?.

Abrió fuego FALCHION, un cuarteto comandado por el talentoso Juho Kauppinen, que, más tarde, haría doblete al acordeón con Korpiklaani. Kauppinen mostró sus habilidades con la guitarra y también su técnica vocal, utilizando registros limpios y guturales con bastantes matices, en una notable actuación en la que el grupo presentaba su último álbum «Chronicles of the dead», el segundo de una discografía cuya propuesta combina elementos del heavy/power, el folk metal y el metal melódico en general.

Con una calidad de sonido excelente y el buen hacer de todos sus miembros se ganaron a un público que abarrotaba la sala y para quienes, en su gran mayoría, eran unos desconocidos. Especialmente aplaudidas fueron «Inmortal Heroes» y «Black crown», dos de sus temas emblemáticos.

Los siguientes en la lista eran KIVIMETSÄN DRUIDI, un sexteto cuyo arte está inspirado -una vez más- por la saga de El Señor de los Anillos. Con una tarjeta de presentación de más de cien conciertos realizados cuando ficharon por Century Media, cabe entender su floja actuación de ayer como fruto de una mala noche en la que tampoco les acompañó el sonido, que terminaba convertido en una amalgama indescifrable cuando todos los instrumentos sonaban simultáneamente. La impresión que transmitieron fue la de una formación que aún no termina de saber de a qué juega: a ratos parecen una versión folk de la fórmula bella-bestia que tan bien ha funcionado y tanto daño ha terminado por hacer al gothic metal y a ratos un intento de black-folk un tanto deslabazado.

Sorprende, viniendo de donde vienen, la poca destreza de sus componentes con los instrumentos que la imponente y estupenda Leeni-María parecía intentar tapar haciendo gala de su bello rostro, su sexy atuendo de valkyria y sus notables atributos. Casi lo logra por completo: centró la atención de la mayoría de ojos, los de las chicas por la simpatía que despertaba entre ellas y los de los chicos…ya se sabe por qué.

La decepcionante puesta de largo de KIVIMETSÄN DRUIDI queda quizá algo más desvirtuada cuando el grupo al que preceden no es otro que BATTLELORE para los que sobran las presentaciones. Ellos también presentaban elepé -«The last alliance»- y no defraudaron a nadie con su sonido auténtico, contundente y melódico al mismo tiempo, que mantiene la esencia y transmite las mismas sensaciones que el género al que pertenencen al comienzo de su existencia.

Su set incluyó canciones recientes y temas pertenecientes a su primera época, siendo especialmente bien recibidas «Third inmortal» y «We are the legions» entre las primeras y «Sword’s song» o «The war’s wrath» entre los segundos, con un Tommy Mykkänen perfectamente metido en su papel de Darth Maul vikingo que no se separaba de su espada en ningún momento y una Kaisa Johuki que se compenetra perfectamente con él y que anunciaba con cierto recato -¿o quizá disconformidad?- los temas compuestos «en honor a la cerveza». La calidad de las composiciones diferencia a BATTLELORE de la mayoría de las bandas chico-chica del metal.

Sus influencias y la época de la que provienen se hacen notar y poseen la riqueza, dureza y complejidad (todo muy bien ensamblado) que tanto se echa de menos hoy en día en estilos adyacentes.

Con estas cualidades, su directo «obliga» a mantener la atención y a ser disfrutado de principio a fin, algo fácil de conseguir cuando, tras las incidencias sufridas por sus predecesores, el trabajo de los técnicos volvió a ser estupendo y hacía posible distinguir cada una de las notas interpretadas a lo largo de sesenta minutos de actuación que se hicieron escasos para quienes deberían, por trayectoria y calidad, encabezar más carteles.

La fiesta entre los asistentes terminó de explotar cuando sobre el escenario aparecieron Jonne, Juho, Jarkko, Eittavainen, Cane y Matson. Los pogos de las descargas anteriores se multiplicaron, la gente no paró de botar salvo cuando la propia música exigía tranquilidad, y el ambiente de juerga se propagó rápida y contagiosamente por toda la sala.

Puede que suene exagerado, pero, salvando las distancias culturales y algunos matices musicales, los KORPIKLAANI de hoy recuerdan a ratos a una versión reducida, menos transgresora y más dura de la No Smoking Band de Kusturica. El metal de los primeros días ha ido dejando paso al rock y, sobre todo, a las raíces, y eso supone ser capaces de gustar a una audiencia muy variopinta.

Quizá lo que más sorprende es la seriedad de Juho, Jarkko y Eittavainen, muy concentrados en sus instrumentos, y el contraste que supone frente a las risas y el buen rollo que transmiten Canne y, sobre todo, Jonne, el frontman indiscutible de la formación, que iba anunciando, ante el jolgorio general, «Let’s drink», «Happy little boozer», la primeriza «Cottages and saunas» y las nuevas «Kimpumilly» o «Metsamies», que tuvieron la aceptación esperada, e incluso aún más.

La celebración no podía concluir de otro modo que con «Beer, beer», tras la que las más de trescientas cincuenta personas que abarrotaban el lugar comenzaban a desfilar más que satisfechas tras haber degustado un sabroso cóctel finés de música, espectáculo y, por supuesto, mucha cerveza. ¡Salud!

Texto y fotos: Jesús Fernández

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