Aquí tenemos por fin el esperadísimo nuevo disco en estudio de WHITESNAKE (el primero realmente desde «Slip of the tongue» porque, pese a que «Restless heart» e «Into the light» eran buenos trabajos, especialmente el primero, eran más bien discos en solitario de Coverdale). No vamos a hacer historia ahora de una de las bandas más grandes, reputadas y respetadas del hard rock, sería absurdo, pero lógicamente es interesante recalcar que estamos ante un trabajo importante y largamente deseado. Tras verles en directo varias veces desde la reunión, «conociendo» a Coverdale, y escuchado los temas nuevos (fantásticos pero que ninguno se han incluido aquí) que venían en el último directo, era obvio que el disco iba a sonar a WHITESNAKE y así es.
¿Que si tira más por el lado más clásico y bluesy, por el punto más heavy o el lado comercial?, pues más bien, lo correcto es decir que una buena mezcla de las tres, con su base de siempre, el matiz elegante, de clase y buen gusto que todo producto como WHITESNAKE lleva detrás, el toque pegadizo y de feeling imprescindible en varios temas, y metiendo caña y dándole cera a las guitarras cuando es necesario. Os reconfirmo por tanto que suena a Coverdale&Cía (¿y cómo podía ser de otra manera?… como nos decía el propio David en entrevista el año pasado), quizás con una mínima actualización en el sonido de guitarra, pero con el clásico estilo hardroquero/bluesy de siempre por bandera, y es que los mejores no cambian ni se adaptan a las modas ya que son los propios tiempos los que les rinden pleitesía a ellos y les agradecen haber creado épocas y estilos. Entonces, en este caso es curioso comprobar las 3 señas de identidad de siempre de WHITESNAKE (además de la propia voz elegante, potente y gamberra tan especial de David, claro) reflejadas en un sólo disco, aunque como digo con una cierta mirada adelante en la producción en algunos momentos.
Ahora viene la parte negativa, que no lo es tal, pero sería injusto no comentarlo… y es que estamos ante un buen disco, que cumple con las expectativas, pero tampoco le pedimos peras al olmo porque no estamos ante un nuevo «1987», «Ready and willing» o «Slide it in». No decepciona porque está claro que nadie a estas alturas esperaba el mejor disco de WHITESNAKE, sino simplemente un buen disco que mantuviera el prestigio, que continuara con el sonido clásico de la banda, y que fuera un buen exponente del legado, clase y calidad que tan grande nombre merece… Y ni más ni menos que eso encontramos en «Good to be bad»: un buen trabajo, que musicalmente suena de maravilla (sonido perfecto si no protestamos demasiado por las guitarras más actuales por momentos que os digo), que demuestra que la formación actual es un lujo, que el binomio Coverdale/Aldrich funciona perfecto, y con un David cantando muy bien, sin excesos (ni escatimar esfuerzos tampoco, seamos justos), pero sin decepcionar ni por un segundo (no como otros de su generación, como Ian Gillan y sobre todo Don Dokken, que están en mucho peor estado) demostrando que es y será siempre uno de los grandes… Ataca, acaricia, enamora, roquea y te atrapa con la voz como siempre, y sinceramente le aplaudo por todo lo que está haciendo y consiguiendo (todo de un modo muy coherente desde mi punto de vista) desde la reunión… y ¿quien sabe?, si poniendo gran punto y final en no demasiado tiempo a la carrera de uno de los grupos clave de la historia.
Aparte de la voz, es obvio que otro de los puntos álgidos del disco son las guitarras, y es que Doug Aldrich y Reb Beach hacen un trabajo excelente, demostrando (al igual que lo hacen en directo) que están cuanto menos al mismo nivel que los Marsden/Moody (magia y nostalgia aparte) y Sykes/Vandenberg… y dejamos fuera en este caso el nivelazo brutal tanto de Vivian Campbell y Steve Vai, pero que fueron más músicos contratados que otra cosa. Uriah Duffy (bajo) y Timothy Drury (teclados) cumplen perfectamente con su papel de secundarios de lujo (y eso que sigo echando de menos la fuerza y superclase de Marco Mendoza, incluso en los coros), y el nuevo batería, Chris Frazier, mantiene el nivel sin problemas, demostrando que es fiel seguidor del estilo de Tommy Aldridge (aunque no tiene su pegada, las cosas como son).
En cuanto a los temas, quizás es curioso pero sin duda los que más me han gustado son los tres que aperecen en el single/ EP de presentación, representando además absolutamente esas 3 caras de la banda a las que hacía referencia antes: «All for love», primer single y en onda hard rock clásico «serpentero» de siempre, pero quizás más cercano a su etapa «1987» (aunque con cierto regustillo a THIN LIZZY, ¿que no?); «All I want all I need» es una balada/medio tiempo roquero 100% WHITESNAKE, con punto AOR incluso, y cierto regustillo amargo (pero sin el toque moñas más comercial de «Is this love?» y un final más intenso y movido), y con Coverdale demostrando que no tienes que usar la voz más poderosa para mostrar sentimiento; y finalmente «Lay down you love», para mí la mejor de las 3, que muestra la cara más bluesy y roquera setentera/principios de los 80, con ese toque elegante pero potente que siempre caracterizó a la banda, pero especialmente mirando a sus primeros años en este caso, y además con Doug Aldrich en plan «guitar hero» total, cojonuda.
Del resto, sin duda hay que destacar buenos cortes como «Can you hear the wind blow» (que empieza con un riff 100% onda «Children of the night», y contando con un trabajo de guitarras impresionante, además de ese toque hipnótico de la cobra blanca mirándote de frente), la propia «Good to be bad», más bluesera y en la onda de temas como «Walking on the shadows of the blues», «Slide it in» o «Love hunter», pero con guitarras más potentes, y la caña de «Got what you need», más rápida y «macarrilla», muy directa, y que seguro que será un puntazo en directo. También tienen su cosa «A fool in love», (más melódica y pegadiza, de estructura a lo «Crying in the night», aunque algo más pesada) o la inicial «Best years» (muy clásica e incluso recordando a LED ZEPPELIN… aunque sonando más moderna), y una más pesada «Call one me», pero con un ritmillo roquero base que me encanta. Aunque lo que me ha gustado menos en este caso han sido las dos baladas como tal del disco, una sosilla «Summer rain» y la más bluesera pero sin mucha chicha (más que la preciosa voz de Coverdale, que esto no falla en estos temas), «‘Til the end of time» (que me recuerda mucho a COVERDALE&PAGE, por cierto) para cerrar el disco, para mí lejos de la magia de temas como «Sailing ships» o «Ain’t no love in the heart of the city».
Pues nada, esto es un poco a grandes rasgos lo que encontramos dentro de «Good to be bad», un disco que quizás en la primera escucha no termina de picarte (aunque tampoco engaña ni decepciona en absoluto) pero a partir de la segunda o tercera os aseguro que os gustará sin duda. Gracias, Coverdale, y espero que hasta pronto.
David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)
Track list de «Good to be bad»:
- Best Years
- Can You Hear The Wind Blow
- Call On Me
- All I Want All I Need
- Good To Be Bad
- All For Love
- Summer Rain
- Lay Down Your Love
- A Fool In Love
- Got What You Need
- Til The End Of Time