No llegamos a ser 350 personas los que nos acercamos a la sala Heineken para disfrutar de uno de los guitar heroes supervivientes de la gloriosa década de los 80.

GEORGE LYNCH es uno de los guitarristas que sin duda marcaron un estilo propio a lo largo de los años y ha servido como referencia a miles de seguidores alrededor de todo el planeta, y sin embargo nunca llegó a traspasar el umbral del salón de los Dioses, donde campan a sus anchas deidades de la talla de Edie Van Halen, Steve Vai, Malmsteen, Blackmore etc..

En esta ocasión la noche la abriría una banda desconocida llamada Storm Zone, liderados por un simpático vocalista, el cual brilló a un gran nivel durante toda la noche, no así el resto de sus camaradas, que practicando un Hard Rock muy al estilo de DOKKEN, sin ir más lejos, aunque con tintes algo más heavies no pasaron del aprobado justo. Canciones como»Sky high», «Crying in the rain» o «New world» sonaron bastante correctas pero adoleciendo en todo momento de ese gancho que distingue a las grandes bandas.

Tras poco más de media hora, los chicos de Storm Zone se retiraban no sin antes avisarnos de que nos volveríamos a ver en poco tiempo.

La espera para ver al señor Lynch fue muy breve, aunque a más de uno se le puso la cara de susto al ver como un pipa colocaba un reproductor de CD’s en el centro del escenario y no salía nadie más a escena.

Efectivamente, G.L. apareció como único músico y él mismo puso en marcha el reproductor en el cual sonaron durante 15 o 20 minutos las bases de varios temas instrumentales de George en solitario, sobre las cuales nuestro amigo se lució como todos esperábamos.

Lo cierto es que quedó bastante cutre la imagen de Lynch cambiando los temas el mismo, y más de uno empezó a pensar que más que un concierto íbamos a asistir a un clinic o algo parecido.

Afortunadamente, este no fue el caso y enseguida retiraron el aparato, dejando paso a:……….los músicos de Storm Zone, los cuales cumplían su palabra al prometernos que nos volveríamos a ver pronto.

Y qué mejor comienzo que uno de los mejores temas de Lynch en solitario, «Wicked sensation» hizo que la gente se viniera arriba en cuestión de segundos, y a partir de ahí si empezamos a disfrutar de un gran cantante que estuvo por encima del nivel exigido para la ocasión durante todo el concierto.

Con «Unchain the night» y «Just got lucky» los fans de DOKKEN cantaban ya a grito pelao, y vuelvo a incidir en la gran labor del vocalista, el cual dejó a la altura del betún al señor Don Dokken, sobre todo después de sus dos últimas actuaciones en Madrid donde dio una imagen lamentable.

El siguiente tema en sonar fue «I will remember» de su grandísimo «Sacred groove» con su guitarra dejando sonar unas bellas armonías, aunque cortó un poco el ritmo del concierto.

El aspecto de George es impecable y se nota que el chaval se cuida bastante, sobre todo teniendo en cuenta que los 50 ya no los cumple.

«Breaking the chains», «It’s not love» siguieron aumentando la intensidad, con unos solos marca de la casa, y que nadie toca como él, sin embargo no acabé de entender el porqué Lynch tocaba en el fondo del escenario la mitad del concierto, dejando la primera línea a los músicos consortes.

Si bien el sonido general no fue malo, a excepción del bajo que petaba demasiado al principio, la guitarra de Lynch sonó demasiado chillona, sí, ya se que es su estilo y que los armónicos Lynch son únicos además de tocar siempre con pastilla de agudos, pero sin duda el técnico le podría haber sacado una ecualización mucho mejor.

«Mr Scary» podría ser la piedra filosofal del estilo de George, y la gente la disfrutó todo lo que pudo, aunque fue la que peor sonó, y cuando la gente estaba entregada nos liquidan con «Tooth and nail», dejándonos con ganas de algo más.

En el tintero se quedaron demasiados clásicos de DOKKEN: «Into the fire», «The hunter», «Kiss of death» o «Dream warriors», por citar alguna, además de grandes temas de su carrera en solitario, y ese fue, creo, el punto negro de una actuación demasiado breve, teniendo en cuenta el arsenal de temas de que dispone este señor.

Si tenemos en cuenta los precios de las entradas, el señor Lynch se podía haber estirado bastante más y haberle dado, ya que estamos, algo más de emoción al asunto.

Por cierto, también nos quedamos más de uno con ganas de disfrutar de la impresionante colección de ESP de Lynch, sólo saco la de tigre.

Al final se fue prometiendo volver con alguno de los proyectos en los que está involucrado, (ninguno de ellos es Dokken).

Te esperamos, pero con más ganas.

Texto y fotos: Wences de la Rosa

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