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IRON MAIDEN + Lauren Harris – México D.F.

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Iron Maiden

Domingo 24 de Febrero de 2008 – Ciudad de México

En México pocas veces se cambia de lugar un concierto por agotarse la taquilla. La legendaria banda británica anunció incluir las tierras aztecas en su agenda para este Tour, y pocas semanas después de abrir la venta, las entradas se habían agotado. Esto fue en Diciembre. El concierto estaba planeado a realizarse en el Palacio de los Deportes, recinto de la Ciudad de México cuyo cupo no excede las 20, 000 localidades. Tras unas cuantas semanas de suspenso y verdaderos afluentes de sudor frío en las espaldas de aquellos quienes no alcanzaron entrada, las noticias iluminaron corazones: el concierto se cambiaría al Foro Sol, monstruo construido a unos pasos del Palacio y con capacidad de 50, 000 aproximadamente.

El protocolo que envuelve los días previos a un concierto como éste ya es rutina: autobuses planeados desde varias provincias de país, fanáticos viejos que los emociona poco pero critican mucho, fanáticos jóvenes que los emociona mucho y presumen más; re vendedores haciendo su Agosto en pleno Febrero, (bien se dice que este es un mes loco y el que sigue lo es de remate), jingles radiofónicos, trivias por internet, gente que insospechadamente se convierte en Fan acérrimo y antañoso de la banda –» Yo los escucho desde siempre!!…son los que tocaban «Fear of the Dark, no? «…(¡!!!) y que el lunes siguiente portara con orgullo la camiseta del concierto en la oficina. La banda que curiosamente no logró llenar ese mismo Foro junto con QUEENSRŸCHE y HALFORD en Enero de 2001 (solo 15,000 asistentes), siete años después se convirtió en una novedad en el slogan treintañero «Viva los 80’s» y logra ser noticia nacional.

Eran aproximadamente las 19:00 hrs. cuando Lauren Harris llenó el escenario con mucha actitud rocker. Los temas interpretados sonaron frescos, en la vena dura y honesta, difícilmente se pueden llenar los pantalones del Padre, pero esta chica tiene lo suyo y muy bien logrado. Una lástima porque allá lejos, donde estábamos los de prensa, en el graderío chocarrero, infernal y popular, el audio llegaba mal. Muy mal. Y prácticamente no se vio nada. Ni mencionar la pantalla que estaba de nuestro lado, y que por momentos se iba la imagen. Ni hablar. Pasados cinco minutos de encabronamiento, continuo.

La respuesta que obtuvo Lauren fue extraordinaria, si tomamos en cuenta que su show duró solamente 30 minutos (puntualidad milimétrica) y que la gente no estaba muy familiarizada con las canciones. Por supuesto que hubo quien ejerció presión y apuró el show de la heredera Harris, sin embargo eso no apagó la buena dinámica que trae su espectáculo y temas como «Steal your fire» y «Like it or not» fueron bien recibidos y aplaudidos.

Iron Maiden - Foto: Ocesa
Iron Maiden - Foto: Ocesa

A las 20:00 hrs. las luces se apagaron y un griterío llenó ambiente. Se dice que este clamor se ha llegado escuchar en algunas Colonias cercanas. Una intro con aire de remembranza, imágenes de la Gira en las pantallas, y por fin, la Bestia sale. «Aces High» era el pronostico cumplido y a cantar con todas las fuerzas. Ya saben, miles de fanáticos saltando juntos y se logra mover el suelo. Decir que el Foro Sol estaba lleno a tope es una exageración, se veían algunos huecos en las secciones de gradas, sin embargo 35, 000 bien estuvieron y gritaron al mismo tiempo ese domingo por la noche.» 2 Minutes to midnight» siguió y Bruce se le veía contento, corriendo de un lado a otro con un gorrito extraño sobre la cabeza y el vozarrón que no ha dejado de ser. Terminando se dirigió al público, sintiendo la vibración absolutamente azteca. – «Han estado ocupados, verdad? La ultima vez que venimos ustedes eran 15 000, ahora son 50, 000!!! Estamos muy contentos de venir otra vez a México!» «Hay canciones que ustedes nunca escucharon en vivo, canciones oscuras como esta…» los primeros acordes de «Revelations» y el primer párrafo del antiguo himno inglés «Oh God of earth and altar….» hicieron enloquecer a la gente que en verdad vivió un sueño al escuchar este clásico en vivo por primera vez. Harris es un simple ser humano cuyos dedos proyectan la fuerza de un gigante. El carisma de la banda estaba a tope y antes que terminara la última frase «it is you…» el público ya estaba ovacionando.

El primer cambio de escenografía, que extrañamente era muy similar a las cortinas gigantes de la Gira pasada, y la imagen del «The Trooper» nos anunciaba de qué se trataba. Bruce salió corriendo con la clásica casaca escarlata y una bandera británica ondeando todo el tiempo. Gran momento en el concierto donde esta canción, preferida en el set list de bandas de bar, fue coreada y admirada. Terminada esta gran pieza de metal, Bruce declaro que este sería uno de los conciertos más grandes y mejores en Latinoamérica. El griterío desatado le hizo guardar unos minutos de silencio, admirado y anonadado quizás ante la singular respuesta azteca. «Hemos gastado nuestras vidas haciendo Tours ….» Ahí ya no entendí lo que dijo, pero los acordes de «Wasted years» levantaron aún más los ánimos y ahora sí se sintió lo que es estar en un concierto de heavy metal de verdad. «From the coast of gold…» y a lo largo y ancho del lugar la locura se desató. Es como estar en un hospital psiquiátrico gigantesco. En el escenario energía pura. Es curioso, Adrian, Janick y Dave de un lado, Bruce en medio y Harris al otro lado. Como si el peso de este último en la banda se reflejara hasta en lo visual. Para cuando terminó, nadie se esperaba la siguiente. Una intro breve (hasta las gradas solo era una pelota amorfa de ruido que rebotaba con el viento) y aquel inconfundible «Woe to you, Oh earth and sea…» hicieron cambio de telón escenográfico, Adrian Smith con Less Paul roja y calca Peace and Love, y Bruce saltando. «Number of the Beast»!!! Dijo un gritón tres filas abajo. Excelente. De las mejores de la noche.

Iron Maiden - Foto: Ocesa
Iron Maiden - Foto: Ocesa

Como habían prometido en la Gira, el menú iba a incluir material del «Seventh Son of a Seventh Son». No sé como hay gente metalera a quien no les gusta este discazo. El sencillo de casi 20 años de edad «Can I play with madness» sonó bien hecho, casi perfecto, para tener en la memoria durante unos años después. Destacó la parte del solo a tres guitarras. Impresionante. Lo que siguió al menos en México fue totalmente nuevo. «The Rime of the Ancient Mariner» es una canción que dura más de diez minutos, británica con clase hasta la médula, de alto grado, más alto octanaje. Bruce dio una breve explicación acerca de lo que dice el poema en el que está basado esta pieza. Después, con una capa negra aparece arriba, al fondo del escenario. El cambio de la cortina gigante escenográfica ahora mostró una pirámide (al menos eso alcance ver desde donde estaba) y definitivamente fue espectacular.

Neblina sobre es escenario, crujidos de barco en el mar, un público frenético, eso es IRON MAIDEN!!! Aquí vivimos uno de los grandes momentos del concierto. En la segunda parte de la canción, tras el breve solo que Harris hace como nadie en el mundo, fue una de las experiencias más monumentales que he vivido en un concierto de heavy metal. Solo se extrañaron los fuegos pirotécnicos.Adrian, Dave y Janick fueron una maquinaria perfecta.

Iron Maiden - Foto: Ocesa
Iron Maiden - Foto: Ocesa

El concierto seguiría con «Powerslave» los primeros gritos de «Scream for me México City» por parte de un Bruce enfundado en una especie de máscara casco aquí se darían. Los fantásticos acordes con gran estilo de una banda que basa su música en los ritmos galopantes del bajo fueron de ensueño. El segundo solo de guitarra fue genial. Ya saben, armonía en tres guitarras. Doblado … no! Triplicado!!

«Heaven can wait» me trae algunos recuerdos, es una gran canción con un gran significado para la banda. Segunda participación del álbum «Somewhere in Time» en el concierto, y con gran acierto catalogada de las más melódicas de Maiden, esta vez fue memorable para una veintena de fans que tuvieron oportunidad de subirse unos segundos a cantar en el escenario. Breves segundos y un «oh oh oh!!!» después, los jóvenes afortunados vieron lo que Maiden vio y estoy seguro que sintieron lo que ningún fan mexicano ha sentido jamás.

La noche era de clásicos, todos ya lo sabíamos y en una de Maiden no podía faltar el sencillo «Run to the Hills», con su intro acompasada en el bombo, guitarras rockers y un ritmo galopante símbolo ahora de toda una generación. La público entregado y coreando el mandato de huir a las colinas fue otro de los grandes momentos del concierto. Aquí llevaba un rato observando a la gente a mi alrededor, en las gradas. Gente madura, luciendo camisetas de la primer Gira en México (allá por 1992) Por supuesto que ya no es lo mismo para ellos. Las piernas se cansan, el ruido aturde, el trabajo apremia mañana temprano. Sin embargo, en el corazón se siente lo mismo. Exactamente lo mismo. Los primeros acordes de «Run…» y les juro que casi se salen mis lágrimas al ver todas las filas levantarse de inmediato y saltando como locos. Una señora bien entrada en los 40, con hijos adolescentes y todos vistiendo camisetas de Eddie cantó TODAS Y CADA UNA de las canciones. Lo sé porque estaba a menos de tres metros de mí. En «Run…» estaba berreando, gritando como histérica y casi se cae sobre la fila siguiente. Emotivo realmente. Se necesita estar ahí para verlo.

«Fear of the Dark» es un himno y un motivo más por el que mucha gente comenzó a enamorarse de la banda británica. Cada vez que la tocan en México es uno de los grandes momentos de la noche, y ahora no fue la excepción. Teléfonos móviles y encendedores a lo alto y un impresionante resplandor así de artificial fue suficiente para enmarcar el tema que curiosamente habla sobre la oscuridad. De las más coreadas. Quizá por ser una de las más pegajosas, o quizá por que en su primer visita venían con la Gira de ese disco. El resultado siempre es similar. «Iron Maiden» de la época DiAnno vino a cerrar el primer tiempo del agasajo. Cambiaron nuevamente la cortina del fondo y ahora pusieron la portada, detalles más detalles menos, del «Somewhere in time» Para beneplácito de los mexicanos salió el mismísimo Eddie. El aura legendaria que envuelve la multifacética mascota de Maiden es un plus del que siempre se habla. En el concierto salió en su versión descarnada y futurista (eso explica el telón) y aunque estuvo por breves minutos, dejó una gran fiesta ahí abajo.

Iron Maiden - Foto: Ocesa
Iron Maiden - Foto: Ocesa

Terminó el breve intermedio con Janick surfeando encima de su guitarra, un impresionante grito de México! México!! a lo largo y ancho de las gradas y tras una breve pausa, Bruce salió nuevamente a dar crédito a lo que escuchaban sus orejas y a finiquitar un merecido encore. Declaró nuevamente que había sido el mejor concierto de Latinoamérica y aprovechó para anunciar el próximo DVD Live After Death cuyo recuerdo 23 años atrás marcó para siempre a generaciones enteras de metalheads. Para esto, Dave Murray ya estaba preparado con una guitarra acústica y cuando Bruce dijo: «Seven deadly sins, seven ways to win…» la gente no lo podía creer y en su ovación distrajo lo brevemente. «Mmm… era esa la que seguía, no?» la entrada de «Moonchild» para mi es de las mejores que tiene Maiden. Un anhelo escucharla en vivo, (bueno la noche anterior la escuché en un Tributo a Maiden en Cuernavaca por la banda SOLARIAN) por esos acordes de sintetizador con atmósferas espaciales, casi cósmicas son todo un suceso sonoro. «I´m he, the bornless one…» gran canción. Ahora me tocaba escucharla (tristemente desde muy lejos del escenario) pero con buen ánimo. Recuerdo que durante la gira en 1988 por primera vez incluyeron a un tecladista sobre el escenario llamado Michael Kenney, a quien presentaban como «El monje». Al terminar la canción ya habían cambiado por cierto el fondo, ahora con la imagen del sencillo «The Clairvoyant» y más obvio no podía ser. Los acordes ejecutados en el bajo a la perfección retumbaron como pocas veces y la canción rara, pero rara vez interpretada en vivo (al menos nunca aquí en México) sonó de forma magistral. Llegaba la hora de gran final y no podía ser de otra manera. Campanas macabras y unos acordes octavados en las guitarras sin distorsión serían el epitafio del concierto. «I’m waiting in my cold cell…» La pesadilla revivía y el sentenciado a muerte nos ofrecería una peculiar visión de sus últimos momentos. Gran entrada y sobre todo gran cierre con esta obra maestra llamada «Hallowed be thy name» cuyas notas son de lo más oscuro y siniestro.

El público mexicano parecía totalmente satisfecho con este concierto lleno de éxitos y algunas sorpresas. Ya al final cuando se despedían los músicos, todo mundo pensaba que regresarían para tocar una más.

Muy buen espectáculo de los británicos en su ya quinta visita a México. Contrario a lo que se esperaba, la entrada no estuvo a su tope, sin embargo representó muy dignamente lo que hay y como se vive el heavy metal de verdad en la Ciudad de México.

Puntos malos, el audio que al menos desde donde estaba, literalmente se lo llevaba el viento, la pantalla del lado derecho que estuvo fallando todo el concierto (el colmo, era del lado donde estábamos los de prensa) y por último, quizá esperábamos un poco más de producción en cuanto a efectos sobre escenario, fondos, pirotecnia, en fin.

El regreso de la Bestia a tierras aztecas fue de lo mejor. No hay duda.

Texto: Victor Varas

Fotos: Cortesia de Ocesa

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