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Viernes 28 de Diciembre de 2007 – Sala Albéniz – Gijón
«Muerte y vida» supone la definitiva consagración de Avalanch como banda. Su sexto disco, incluído «Un paso más (Grandes éxitos)» y el disco en inglés «Mother Earth», con una formación que parece consolidada tiene el mejor conjunto de canciones de su carrera y un artwork firmado por Luis Royo, que cierra una trilogía de trabajos con la banda asturiana, que hace justicia al contenido.
Como otros grupos de la región, AVALANCH no se prodiga mucho en su tierra, donde pese a quien pese también son profetas, pero el anuncio de que la presentación de «Muerte y vida» iba a ser el día de los Inocentes ya puso las cabezas de los más retorcidos a funcionar y aventurar que iba a ser un medio fracaso de público.
No se llenó la Sala Albéniz pero había tres cuartos de entrada, algo que no está nada mal en estos momentos de crisis musical, casi el mismo aforo que colocaron los suizos Gotthard hace unas semanas.
La única pega que se le puede poner a su gran concierto fue que el gran volumen de la PA, que retumbó y acopló en momentos claves del concierto, provocó que la voz de Ramón Lage quedará un tanto embarullada y poco nítida, aunque el vocalista se confirmó como uno de los grandes del rock estatal.
Otro que destacó muy por encima del resto fue el teclista Roberto Junquera, que esquinado a la izquierda del escenario, supo dar a sus teclados una musicalidad verdaderamente especial. Del mismo modo, Alberto Rionda demostró ser un gran maestro de ceremonias y tuvo auténticos detalles de maestro como el riff de «Santa Bárbara», el tema tradicional asturiano que fue muy aplaudido por todos los presentes, antes de atacar «Aún respiro».
Estaba claro que Avalanch presentaba nuevo disco pero tampoco se cebaron en él. Por eso Rionda diseñó un repertorio a modo de viaje iniciático por sus últimos discos. Cayeron clásicos como «Delirios de grandeza», «Xana» y «Juego cruel», de «Delirios de grandeza»; «Niño» de «Los poetas han muerto»; y una buena porción de «El hijo pródigo» con «Papel roto», «Mar de lágrimas», «Tu fuego en mí», «Alas de cristal» o «La cara oculta de la luna».
Y AVALANCH se mostraron más agresivos con las nuevas «Muerto en vida» y «La prisión de marfil», donde se le volvió a ver tan heavies como antaño, lo mismo que con «Ángel de la muerte» y ese single pegadizo que es «Pies de barro», con el que se marcharon a camerinos, un corte perfecto para reconocer en Avalanch a uno de los mejores letristas y compositores del rock español.
Texto: Víctor Rodríguez
Fotos: Sergio Blanco
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