Tocaron el «Preludio obsesivo» como muestra de la genialidad de Giardino, haciendo que un largo solo de guitarra se convierta en una maravilla digna de escucharse y obligando a la sala a permanecer boquiabierta ante su forma de tocar, y «Chico callejero», marchoso tema de sus comienzos.
Todavía quedaba tiempo para recordar «El sueño de la gitana» y tener un recuerdo emocionado a la última vez que tocaron en la sala Heineken con Fernando Scarcella, el excelente batería, lesionado y prácticamente sin poder utilizar una de sus manos, hoy felizmente recuperado tras una larga convalecencia.
La parte final nos iba a traer enganchados tres temazos de esos que hacen por sí sólo un concierto memorable: «El guerrero del arco iris», cantada prácticamente por todos los asistente, «Mujer amante», necesaria para acabar de destrozar las gargantas del público y, por supuesto la encarnación de los Rainbow hispanos, la maravillosa «Leyenda del hada y el mago».