¿Qué no queríais black metal?, pues tomar dos cazuelas enteras y con embudo, porque lo que es en un álbum perpetrado por estos polacos no vais a encontrar otra cosa, puro y duro black metal, rozando el llamado «Raw black metal», muy en la línea de leyendas del genero como por ejemplo DARKTHRONE en sus mejores años, o lo que es lo mismo, una producción sucia, austera y básica a más no poder, aunque todo sea dicho, con un poquito más de calidad, que una cosa es ser «true» y otra muy diferente, tonto.
Procedentes de un país de tan arraigadas creencias católicas, no deja de llamar mi atención el hecho de que existan a su vez tantas y tantas bandas de creencias diametralmente opuestas a lo que nos imaginamos de dicho país, el cual ha parido a bandas del calibre de los intocables KAT, VADER, BEHEMOTH, VESANIA, HATE, CRIONICS etc etc, y es que estos tres (cuatro en directo) animalillos no dejan títere con cabeza con sus duras arengas anticristianas y satanistas, que luego se crean lo que cantan es ya harina de otro costal., pero algo tendrán cuando van ya por su sexto trabajo de estudio.
La extensa intro que abre el disco puede inducir a pensar que nos encontramos (quienes no conozcan la banda con anterioridad) ante una banda en la línea de SWIATOGOR, GERNOTSHAGEN, ARKONA o los más afamados SUIDAKRA, pero ni mucho menos, el martillo pilón que es la batería de Morbid, con ese sonido ‘a lata’ tan característico del genero, y la desagradable voz de Fulmineus, nos pegan los pies al suelo a base de caña y oscuridad, aquí no hay lugar alguno para orquestaciones, teclados ni paparruchada alguna, solo puro y duro black metal, lo tomas o lo dejas, no hay termino medio, algo a lo que le dan continuidad con «Decalogue will perish», donde las guitarras tienen un mayor protagonismo en detrimento de la batería, siendo un tema más pausado por ello.
«Blood of my enemies» no es ni mucho menos una versión de MANOWAR (aunque cierto es que son constante objeto de mofa por parte del público blacker de la zona), sino un medio tiempo que les confiere un carácter muy alejado de los estereotipos del ‘old school’. Con «King of demons» recuperan esa velocidad infernal de la que hacían gala al inicio del redondo, un tema que puede desembocar en una multitud de maltrechas vértebras si se sigue su ritmo base de ‘cabezazos’. Las guitarras discordantes de «Discreated but reborn» me recuerdan levemente a los suecos LORD BELIAL, aunque con una mayor velocidad y no una producción tan cristalina como la de estos.
En «Abbadon the destroyer» dejan clara su afición por demonios varios a base de un black metal crudo, frió y sin piedad que sin embargo bebe de las fuentes de clásicos como MOTÖRHEAD o VENOM, así que podéis haceros una idea de que a «Las cuatro estaciones» de Vivaldi al menos no suenan, algo que vuelven a remarcar aún con más ganas si cabe con «Heading for Salvation», antes de abandonarnos con una versión de los que para muchos es la banda más grande del país, nada más y nada menos que «Czarne Zastêpy» de los incombustibles KAT. Mencionar que existe una limitadísima edición en vinilo en la que han incluido una versión más, en concreto del «IX» de los antiquísimos italianos BULLDOZER.
En pocas palabras, BLACK METAL con mayúsculas y sin pan para acompañar.
Angel Ruiz
Tracklist:
- Intro
- Witch Night
- Decalogue Will Perish
- Blood of my Enemies
- King of Demons
- Discreated But Reborn
- Abaddon the Destroyer
- Heading for Salvation
- Czarne Zastêpy (Versión de KAT)