“The Divine Conspiracy” es al fin, el nuevo y esperado trabajo de EPICA. Tras uno de los debuts más impactantes de los últimos años de manos de “The Phantom Agony”, “Consign to Oblivion” supuso una excepcional continuación, dejando bien claro que su creatividad no tenía límites.
En “The Divine Conspiracy” hay muchos elementos nuevos, destacando en ocasiones un embrutecimiento de su música hacia tesituras más propias de géneros como el black o el death metal, cosa que les honra, ya que el camino fácil hubiera sido tirar hacia una música más comercial, ahora que la banda se ha hecho con un nombre en la escena. La compañía discográfica también es nueva, lo que quizás haya sido motivo de ayuda de cara a ampliar la gama de influencias. La producción (de nuevo han grabado en los Gate Studios de Sascha Paeth y Miro) es la mejor y la más cañera de su carrera, encargándose de resaltar las guitarras y las baterías más que nunca, y dejando en ocasiones las orquestaciones en un segundo plano, dando más importancia a los instrumentos metaleros, y resaltando como nunca antes los coros operísticos, los cuales han ganado en importancia, si cabe. Además, a la espera de encontrar reemplazo para Jerome Simons (por la tan manida explicación de discrepancias musicales) han contado con la ayuda de Ariën van Weesenbeek de God Dethroned para grabar todas las baterías, lo cual, viendo el magnífico trabajo resultante, posiblemente les dificulte aún más la búsqueda de un músico para ocupar este puesto. A parte también es el disco más largo de su historia, llegando a unos sorprendentes setenta y cinco minutos de duración.
También hay que decir que vamos a encontrar a una Simone Simons más versátil que nunca. Comparte a partes iguales las voces impostadas típicas del rango vocal mezzo soprano, con lo que es su voz natural, a parte de acompañar a los coros operísticos en todo momento. La voz gutural de Mark Jansen está más presente que nunca en cada una de las canciones (a excecpción de la balada) ganando en protagonismo respecto a los anteriores trabajos.
Mención aparte merece la portada, predominando por vez primera colores fríos en vez de cálidos sobre los que destaca la estampa desnuda de Simone, recordándonos la famosa escena bíblica de Eva y la manzana en el paraíso.
Entrando en lo que es el disco en sí, vamos a encontrar cortes de distinto tipo. Por un lado, hay canciones como “The Obsessive Devotion”, “Menace of Vanity” (con cierto toque progresivo en las guitarras) o “Beyond Belief” (en la que se incluye un pequeño solo de guitarra, otra de las novedades) que son representativas del estilo EPICA de los discos anteriores, aunque pasadas por el tamiz de esta producción más cañera, dándole sobre todo mucha más importancia al sonido de guitarras.
“Never Enough”, sin abandonar el estilo característico del grupo, es bastante más comercial, acercándose en algunos momentos al sonido de bandas como Within Temptation. Tengamos en cuenta que esta canción ha sido elegida como primer single.
“Safeguard to Paradise” es la balada, y sólo con oir la melodía de piano del principio, te transporta al séptimo cielo. Poco más de tres minutos y medio de piano, orquestación y voz repletos de una exquisitez mágica. “Sancta Terra” es muy pausada y melódica donde el coro toma un protagonismo especial.
“Chasing the Dragon” va a sorprender mucho. Durante tres minutos te hace creer que es una balada a medio tiempo. Cuando parece que va a arrancar con velocidad, no lo hace, y cuando menos te lo esperas, tienes un ritmo de doble bombo con voz gutural más propio de un grupo de black metal que de EPICA, para terminar tal y como empezaron, de forma pausada con voz sobre arpegios acústicos. De lo mejorcito del disco.
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“The Divine Conspiracy” nos ofrece una nueva trilogía de la historia “The Embrace that Smothers”, la cual comenzara en la época de Mark Jansen en After Forever, se continuara desarrollando en “The Phantom Agony”, y se obviara por completo en “Consign to Oblibion”. De esta nueva trilogía, “Death of a Dream” es lo más cañero y brutal del disco (con una casi omnipitente voz gutural y unos coros operísticos usados de forma violentísima). “Living a Lie” recupera partes menos aceleradas más pesadas, donde voces guturales y operísticas se alternan a capricho. Por otra parte, en “Fools of Damnation” se recuperan las melodías árabes tan peculiares que se convirtieran en uno de los sellos representativos de EPICA gracias a canciones como “Seif al Din”.
Como ya es marca de la casa, “The Divine Conspiracy” es el tema largo que cierra el disco y le da título. Casi catorce minutos de ampulosa majestuosidad, de épica a fin de cuentas (vale que el nombre lo pusieran como homenaje a aquel disco de Kamelot, pero es que representa su música como ningún otro). Y es que no sé que tendrán las canciones largas de este grupo que me encantan y jamás se me hacen pesadas, como pasa con otros casos; bueno si sé lo que pasa: que están muy bien compuestas.
En resumen, estamos ante un gran disco que no creo vaya a defraudar a los que llevamos tiempo ya disfrutando de la música de esta gran banda. Ahora la pregunta clave: ¿ha merecido la espera la pena? Bueno, esta claro que esto va en función de gustos. A mi particularmente me ha gustado mucho, y creo que está a la altura de lo que se espera de la banda, pero sinceramente, no lo considero la gran obra maestra de EPICA. Más en concreto no creo que haya superado a “Consign to Oblivion”, lo cual no significa que no sea un digno sucesor de aquel; sucede que el listón estaba alto de veras.
J. José Jiménez.
1. «Indigo ~ prologue» – 2:05
2. «The Obsessive Devotion» – 7:13
3. «Menace of Vanity» – 4:13
4. «Chasing the Dragon» – 7:40
5. «Never Enough» – 4:47
6. «La‘petach Chatat Rovetz ~ the Final Embrace» – 1:46
7. «Death of a Dream ~ the Embrace that Smothers part VII» – 6:03
8. «Living a Lie ~ the Embrace that Smothers part VIII» – 4:56
9. «Fools of Damnation ~ the Embrace that Smothers part IX» – 8:42
10. «Beyond Belief» – 5:25
11. «Safeguard to Paradise» – 3:46
12. «Sancta Terra» – 4:57
13. «The Divine Conspiracy» – 13:56