Sábado 23 de junio – Feria de Muestras – Zaragoza
PRETTY MAIDS
Siempre he tenido predilección por los daneses PRETTY MAIDS y tenía muchas ganas de volver a verles en directo tras mi buena experiencia del año pasado en el festival alemán Bang Your Head. Además, venían presentando un genial nuevo disco como es «Wake up to the real world» y, aunque el propio Ken Hammer me había dicho en entrevista previa (que podréis leer en unos días en la web, claro) que no estaban en el set mis dos temas favoritos del mismo como son «Brave young breed» y «Why die for a lie», era una perfecta «excusa» para volver a tenerles de nuevo en un escenario español tras la gira de 20 aniversario en 2003, y su actuación posterior en 2004 abriendo el segundo Metal Mania, en Valencia.
La banda de Ronnie Atkins y Ken Hammer son una de las formaciones más importantes del hard/heavy europeo pero lamentablemente nunca han conseguido pasar de una inmerecida segunda fila, lo que se notó indudablemente en la afluencia de público en la explanada asfaltada, tras un abarrotadísimo concierto de KAMELOT. Aunque bien es cierto que, poco a poco y gracias a su buen hacer y la fuerza y magnetismo de sus temas, al final de la actuación hubo mucha más gente viéndoles y además coreando y aplaudiendo de manera más que entusiasta, en un detalle que me encantó constatar… vamos, que supieron ganarse al público como se suele decir, y seguro que después del concierto más de uno se hizo fan de esta gran banda.
Puntuales al 100% y todavía bajo un sol de justicia comenzaron su actuación a las siete menos cuarto con uno de sus clasicazos más rotundos como es «Back to back», uno de sus himnos más heavies desde su primer trabajo allá por 1984, nada menos. Eso sí, empezaron sonando fatal, con unos acoples de impresión, la voz de Ronnie que prácticamente no se oía y los graves altísimos. Afortunadamente, a partir del segundo corto, una movida «Rock the house» desde su «Jump the gun» del 90, el sonido mejoró completamente y desde «Wake up to the real world» hasta el final tuvieron un sonido perfecto, algo impensable según comenzó «Back to back como digo.
El repertorio fue en general bastante clásico, aunque nos presentaron dos cortes de su buenísimo último disco, 100% PRETTY MAIDS después de dos álbumes más extraños como fueron «Carpe Diem» y «Planet planic» que no calaron ni mucho menos entre los fans de los daneses. Destacar la guitarra de un Ken Hammer, en un genial estado tras una operación de corazón hace un par de años que dejó la carrera de la banda en suspenso hasta estar completamente recuperado, además de la fuerza inconmensurable de un batería buenísimo (como ya me pareció el año pasado en Bang Your Head) como es Allan Tschicaja, y un sonido de teclado muy protagonista (como siempre lo fue en PRETTY MAIDS) y hardroquero por parte de un nuevo teclista, John Brand, que lo hizo de maravilla durante todo el concierto.
Ronnie Atkins (con el pelo mucho más corto que de costumbre, por cierto) quizás acusa los años cada vez más, aunque sigue dominando los temas y manteniendo el tipo con su particular tono roquero de siempre, y el bajista Ken Jackson se muestra tan solvente como siempre (no en vano lleva más de 15 años en la banda, detalle al que adujo el propio Ronnie en la presentación del bajista durante la típica pasada introductoria por los miembros de la banda), con su eterna melena rubia, sus «All star» negras de siempre, una curiosa camisa con caras de Ozzy y, en definitiva, la habitual imagen sonriente de «beach boy del metal», aunque sin destacar tanto musicalmente a mi modo de ver.
En este caso mezclaron con tiempo y tino la cara más heavy de la banda con su punto más melódico, en esa mezcla 100% marca de la casa que siempre ha sido la razón de ser de la banda. Canciones supremas como la genial «Destination paradise» (desde su infravalorado «Anything worth doing is worth overdoing» del 99) o uno de sus temas supremos como es «Yellow rain» (que además fue el que supuso el cambio en la actitud del público, desde la apatía y cierta indiferencia inicial, hasta el entusiasmo a partir de aquí) que sonó de maravilla y demostró una vez más que «Future world» es uno de los mejores discos de heavy metal de la historia gracias a canciones como ésta. Cayeron también temas más suaves pero muy pegadizos como su genial versión del «Please don’t leave me» de THIN LIZZY, o la nueva «Such a rush», además de «Love games», un buen tema pero que siempre me pareció el más suave de su mejor disco, «Future world» del 87 (pero que sonó muy animado y a la gente le encantó para cerrar el show).
Para los bises, y entre aplausos y coros (inauditos según empezó la fría respuesta inicial del público, pero más que merecidos por otro lado y que Ronnie nos agradeció muy sinceramente), nos reservaron dos de sus mejores temas como son la propia «Future world», inmensa, y el tema que daba título a su primer disco, «Red, hot and heavy», que pusieron perfecto broche a un gran concierto, que fue sin duda de menos a más a todos los niveles y que terminó enganchando y encantando a propios y extraños. Una gran nota para ellos y ahora a ver si hay suerte y algún promotor los trae para ver su concierto completo pues una hora nos supo a muy poco a los fans de los daneses.
Texto: David Esquitino
Fotos: Rafa Basa y Diego L. Pérez
BLIND GUARDIAN
Tras el gran concierto de PRETTY MAIDS «tocaba» ver de nuevo a los bardos, muy habituales en los festivales españoles pero indudablemente una de las bandas más queridas en nuestro país, y que cuentan todos sus conciertos aquí por rotundos éxitos de público e impresiones generales (aunque ya decimos que no son de las mejores bandas en directo precisamente, ni mucho menos).
Casi siempre aducimos en las crónicas de BLIND GUARDIAN el tópico de «una de cal y otra de arena» y es que parece de chiste pero una vez más se volvió a cumplir al 100% porque ya pudisteis leer hace varios días lo que comentaba yo mismo de su flojísimo concierto en Milán y, aunque el del sábado no fue ni mucho menos el mejor que yo haya visto de ellos, sí subió muchísimos enteros con respecto a lo que vimos Fernando Checa y yo hace tres semanas en el festival Gods of Metal.
Eso sí, cada vez estoy más convencido de que en España la fuerza mayor de los conciertos de BG reside en el público, en el cariño y admiración inmensa que se les tiene en España, y es que esto lleva en volandas los shows de una banda que, de no ser por esto, muchas veces se quedarían en simples y anodinos conciertos de segunda fila, con buenos temas pero con interpretaciones casi frías y aburridas (y es que una vez más se presentaron sin imagen ninguna, todos de negro impersonal, y sin un mísero telón de fondo que, una banda grande como BLIND GUARDIAN siempre debería llevar en directo). Ellos mismos se crecen y se envalentonan en España gracias a un público que no para de corear los temas, de levantar los brazos y de transmitir un calor que en países como Italia, Francia o Inglaterra es imposible que sientan los grupos.
Esta vez sólo disponían de una hora y lo cierto es que nos ofrecieron un set algo extraño, bastante variado y tocando casi todas sus épocas, pero que inevitablemente «metieron el cuezo» al final tocando de nuevo los quince minutazos de «And there was silence» que me parece un error terrible, especialmente cuando en este caso no disponían ni siquiera de la hora y 20 minutos que tenían en Milán, dejando fuera canciones imprescindibles en sus shows como la propia «Imaginations from the other side»… Y eso que el tema gusta y además lo interpretaron de lujo, pero creo que merece más la pena en un festival tocar tres temas más en vez de una canción tan larga y que se acaba haciendo inevitablemente aburrida y pesada.
Aparte de este detalle, que algunos compartirán y otros no, es cierto que Hansi cantó bien, muy bien (incluso fue más «frontman» que otras veces), y que la actuación de la banda fue cuanto menos exquisita y entusiasta (yo sigo pensando que les sigue faltando muchísima sangre en las venas en directo, pero bueno, son BLIND GUARDIAN y no van a hacer ahora lo que no han ofrecido nunca). Como siempre, me gustó la actitud de Marcus Siepen y el punto más tranquilo pero siempre especial de André Olbrich (con su eterna ESP roja de siempre, por supuesto, en un detalle que no deja de sorprender cuando muchos de sus compañeros usaron 3 y hasta 4 guitarras diferentes para una sola hora de actuación).
Comenzaron con el primer tema del nuevo disco, un «This will never end» que sonó algo flojo pero rápidamente recuperaron la fuerza absoluta con una de mis canciones favoritas desde siempre como es «Welcome to dying» que pocos esperábamos. «Nightfall» y «Script for my requiem» (cada una en su estilo: la primera más épica y «coreable» y la segunda más cañera, y además anunciada por Hansi como «un clásico desde Imaginations from the other side») recibieron ya una respuesta total por parte del numerosísimo público (facción más joven del festival en su mayoría) que estaba viendo a los alemanes… y es que de verdad que aluciné viendo el entusiasmo del público español comparándolo con la reacción ante los mismos temas que pudimos ver en Italia hace nada, cuanto menos curioso, y es que los grupos de verdad que tienen que «flipar» en los conciertos en nuestro país porque a veces es realmente emocionante estando entre el público, con lo que encima del escenario tiene que ser «la hostia».
«Valhalla», desde sus comienzos a finales de los 80, retomó el punto más heavy y macarra de la banda, en una gran versión muy bailada y coreada por todos, destacando el puntazo de las guitarras en ésta, además de la fuerza de la batería de Frederik Emhke, y la actitud más movida que de costumbre del otro calvo de la banda, el bajista Oliver Holzwarth.
«The bard’s song» supuso otro punto álgido del concierto y es que es más que emocionante ver y oír a 20.000 personas coreando al unísono la letra de una canción, mientras los miembros de la banda (acústicas en mano en este caso) miran alucinados a la gente. Hansi nos da las gracias emocionado y da paso a otro tema del nuevo disco como es «Another stranger me». La comentada «And there was silence» fue para mí de nuevo el garbanzo negro del concierto y es que repito que un tema de 15 minutos en un show de una hora no hace más que parar un concierto que iba subiendo enteros de manera imparable… y ya digo que la interpretación fue impecable y que al público en general le gustó, pero seguro que fueron más lo que preferirían haber escuchado tres temas en lugar de uno tan largo.
No hubo tiempo para más y el clásico «Mirror, mirror» puso el punto final a un buen concierto pero que dejó con ganas de muchísimo más. Eso sí, al menos lo podemos meter ya en el «saco» de los «shows buenos de BG», aunque sigo pensando que la banda sin un público tan entusiasta y realmente agradecido como es el español se queda en mucho, muchísimo menos como pudimos comprobar ni más ni menos hace tres semanas en Milán.
Texto: David Esquitino
Fotos: Rafa Basa
DREAM THEATER
Llega el momento en el que tengo el placer de hablaros de uno de los, para mi, momentos estelares de la edición de este año del festival Monsters of Rock (y es que después de Megadeth su actuación fue la que más me gustó). DREAM THEATER venían con nuevo disco bajo el brazo, «Systematic Chaos», que sirve para perpetuar la leyenda de estos monstruos del progresivo, los cuales, recogiendo el testigo de bandas míticas como Yes, Genesis o Pink Floyd, han abierto un universo de sonoridad a músicos muy jóvenes que se han dejado influenciar por el ecléctico camino musical de estos cinco locos del virtuosismo y la complejidad.
Poco se puede decir ya de cuatro instrumentistas mundialmente conocidos y respetados. En Zaragoza tuvimos a un sobrio Jordan Rudess (aunque impresionante como siempre) a un John Myung que, aunque no quita la vista del mástil de su bajo, le noté mucho menos serio que en otras ocasiones. John Petrucci siempre será ese modelo para los guitarristas de nueva hornada, y Mike Portnoy, al que se le ve más que nunca como el verdadero motor y líder del grupo en directo, a parte de no parar de mover brazos y piernas dentro de su impresionante kit de batería. Sin embargo, hoy me gustaría hacer especial mención hacia James LaBrie.
El vocalista, que hace unos años fuera denostado por buena parte de sus fans, sobre todo por su rendimiento en directo (que estaba muy por debajo del de los discos, para que engañarnos) hace tiempo ya que «se puso las pilas». Es lógico por otra parte, que rodeado de un grupo de instrumentistas considerados por muchos los mejores en su campo, el nivel de exigencia requerido para la voz no fuera menos. LaBrie ha escogido una imagen más oscura para esta gira, con perilla, pantalones militares y colores más oscuros en su ropa, en detrimento de las elegantes camisas que antaño luciera. Cambio estilístico que bien puede representar el dado a la hora de cantar, ya que de pasar verdaderos apuros hace años para cantar tonos más exigentes (sobre todo los del disco «Images and Words») en Zaragoza mostró una gama de registros muy amplia, pasando incluso de las partes más dulces a las más agresivas con completa naturalidad, defendiendo la interpretación de las canciones de forma muy similar a como fueran registradas en estudio, y dando una clase de maestría, técnica y elegancia a la hora de cantar.
En recientes declaraciones, Mike Portnoy nos prometía un repertorio distinto para cada concierto de la nueva gira. A sabiendas de lo que se iban a encontrar en un festival llamado Monsters of Rock, con un público genuínamente metálico, DREAM THEATER prepararon su set list más heavy para la ocasión, cosa que los más desconocedores de su músican creo que agradecieron, ya que vi a un aforo casi al completo con la mayoría de gente pasándoselo en grande con las canciones que tocaron. De esta manera, y con los primeros juegos de luces de la velada (la actuación dio comienzo a las diez menos cuarto de la noche). «As I am», precedida de una intro en la que sonaron fragmentos de canciones de todas las épocas del grupo, hacía acto de presencia. Nada que achacar a un sonido que fue el mejor de todos los grupos del festival, y un grupo entregadísimo que se ganó el cariño del respetable desde el comienzo. «Panic Attack», única canción de «Octavarium» que tocaron, sonó muy heavy y gustó tanto a propios como extraños.
El single «Constant Motion» y «The Dark Eternal Night» fueron las dos concesiones al nuevo «Systematic Chaos» y sonaron pletóricas. Sin embargo, el gran momento, diría que llegó con «Endless Sacrifice». Tras cuatro canciones bastante cañeras, el comienzo de esta canción con partes de balada, fue muy bien recibido, aunque la parte después del segundo estribillo, cuando empiezan a thrashear, fue increíble, y se terminaron de meter a la gente en el bolsillo; de hecho recuerdo que por los esquemas de la canción, así como por la respuesta recibida por el público, me vino a la cabeza un extraño paralelismo pensando que «Endless Sacrifice» es a a DREAM THEATER lo que «Welcome Home (Sanitarium) es a Metallica. Increíble de nuevo la interpretación de James LaBrie en las partes antes del tercer estribillo, llegando a tonos realmente altos sin problemas, aparentemente de forma natural.
«Home», con una intro recortada supongo que para adaptarse al tiempo del festival, nos introducía en derroteros más progresivos con sus melodías arabescas. «Pull me Under», el gran hit con el que muchos conocimos al grupo tras la salida de su aclamado «Images and Words», era la séptima y última canción en caer. Incluyeron algunas modificaciones, que fueron el acelerar el tempo de la canción tanto en la segunda estrofa, como en la parte del final. He leído bastantes comentarios argumentando que ésto quizás se hiciera por ganar tiempo, ya que el horario de las actuaciones era limitado. Está claro que sin haber ensayado previamente, esto es algo que no se podría hacer. Además, defendiendo mi postura argumentaré que en la gira de presentación de «Metropolis ptII Escenes from a Memory», ya hacían este tipo de aceleraciones, precísamente en la misma canción.
En definitiva, estuvieron enormes. Un set list que me encantó, muy muy heavy. En Zaragoza vimos cinco músicos con muchas ganas de gustar a su público. Evidentemente, siempre habrá quienes digan que, por muy bien que toquen, se les hacen insufribles y demasiado pesados, pero creo yo que en esta ocasión serán los menos. Quizás sus fans más acérrimos hubieran preferido un set list más variado estilísticamente, en el que también hubieran hecho gala de sus influencias más progresivas, o incluso más pop. Yo al menos, los disfruté muchísimo, y por lo que vi, la mayoría de la gente también.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Diego L. Pérez y Rafa Basa
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