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Sábado 23 de junio – Feria de Muestras – Zaragoza
SLAYER
Sobre que SLAYER eran uno de los platos fuertes del festival no había ninguna duda, sobre todo al ver la cantidad de fans que acumularon en el recinto, lleno hasta los topes, cual Marabunta. Además las buenas crónicas e impresiones de conciertos dados recientemente en Festimad y Barcelona hacían que los que ya los habían visto quisieran repetir, y los que no habíamos asistido, estuviéramos ansiosos por comprobar lo bien engrasada que está la máquina de Araya y cia. El nivel de reconocimiento hacia el grupo es tal, que ellos fueron el único grupo con el que la gente de las gradas (donde yo estaba en esos momentos) se levantaron mientras sonaba la intro, en acto de saludo y respeto hacia el consagrado cuarteto.
El «Asesino» hizo honor a su nombre y pasó por Zaragoza arrasando a su paso todo cuando se le ponía delante. Buen sonido, bastante alto, y una gran dosis de brutalidad y adrenalina que enseguida contagió a veinte mil personas (no había más que ver las caras de muchos). La intro «Darkness of Christ» y «Disciple», con el grito de «God hates us all» como bandera, fueron el preámbulo de la destrucción total, sobre todo cuando Tom Araya nos pregunta «: ¿Están preparados? ¿Seguro?» para seguídamente descargar «War Ensamble».
Era increíble ver como las primeras filas no paraban de botar, empujarse y repartirse «estopa» unos a otros, pero sobre todo me quedo con la imagen de muchos levantados por encima de las cabezas del público, quienes acababan irremediablemente cayendo al foso, incluso con los pies por encima de su cuerpo, todo esto bajo la atenta mirada de un Kerry King que cada día da más miedo con ese «look» suyo tan particular.
«Jihad», «Die by the Sword», «Cult» no hacían más que levantar pasiones. Es cierto que, como muchos habéis opinado, había unos parones enormes entre canción y canción. Supongo que seguir un ritmo tan endiablado con una música tan cañera haga que los músicos necesiten tomarse ese pequeño respiro, ya que por ejemplo, el vocalista/bajista no paraba de hacer el molinillo con la cabeza en las partes en las que no cantaba, y bueno, de Lombardo qué decir; fácil que pierda dos kilos de peso en cada concierto, porque las palizas que se da son de otro mundo. Pero si es cierto que tanto descanso sin mediar palabra entre banda y público, con las luces del escenario apagadas en su mayoría, cortaba un poco el rollo.
«Mandatory Suicide» sonó genial, no menos que «Seasons in the Abyss», que con su larga introducción creaba el ambiente perfecto para una de sus canciones màs memorables (¡qué pedazo de estribillo señores!). «¿Quieren morir?» decía Araya para introducir «Postmorten», continuando con otra de sus composiciones más elaboradas: «Dead Skin Mask». Lo que siguió a esto, sólo puede ser mencionado como la destrucción total: Hanneman y King dejaban sonar las cuerdas de su guitarra al aire, hasta quedarse el sonido del acople, y Lombardo machacaba sus tambores con los famosos golpes de «Rainnig Blood» hasta cinco veces, antes de atacar con la famosa introducción melódica de guitarra que tantas y tantas veces habremos oido (y que al menos a mí nunca me cansa, pareciéndome una de las mejores formas de empezar una canción que haya oído nunca). Los botes, bailes, golpes… se multiplicaron por mil, pero no pararon aquí, pues con «South of Heaven», la respuesta fue igual, o mayor si cabe.
Por si alguien creía que la matanza sónica había acabado, el matarife americano volvió para terminar su faena con «Angel of Death» de manera magistral, dejando a miles de fans exhaustos, sudorosos, magullados, pero felices y contentos.
Sin lugar a dudas SLAYER fueron uno de los triunfadores del festival, y entiendo perfectamente que para muchos amantes del thrash metal clásico éste fuera el concierto que más les gustó. Desde luego Araya, Hanneman, King y Lombardo son grandes entre los grandes, y por lo que ví el pasado sábado en Zaragoza, aún tenemos tralla para rato.
Texto: J. José Jiménez
Fotos: Diego L. Pérez y Rafa Basa
MOTÖRHEAD
Tras la apabullante ración de maldad que ofrecieron SLAYER, venían MOTÖRHEAD para cerrar el festival y demostrar una vez más que la experiencia es un grado y que hay sólo una banda en este mundo que pueda meter más ruido y caña que toda una legión de bombarderos, valga la redundancia. Tres tíos sobre el escenario, un enorme telón de fondo con la portada del último disco, «4» Marshalls, enchufar los instrumentos y a dar lecciones de rock n’roll a toda leche con el volumen al máximo, derrochando actitud y personalidad (y simpatía pese a todo) y comiéndose a todo aquel que diga que los dinosaurios del rock están acabados.
Es cierto que hubo menos gente que con SLAYER y DREAM THEATER pero los que no vieron a MOTÖRHEAD «palmaron» estrepitosamente porque dieron un concierto perfecto, sublime, toda una lección de rock n’roll, de saber tocar y de cómo tiene que ser la actitud de una banda encima de un escenario: Phil Campbell sin parar de bailar, «más chulo que un ocho» que se suele decir, y tocar increíblemente bien (y con su guitarra enchufada por cable como toda la vida), Mikkey Dee aporreando los bombos como sólo él puede hacerlo, increíble, y todo ello sin fallar ni un sólo golpe, sin parar de mover los pelos y de levantarse en todo momento a animar al público, ¡un crack! (para mí sin duda el mejor batería que pasó por el festival… y eso que todo el fin de semana fue un carrusel de baterías excelentes: Mike Bordin, Mike Portnoy, Dave Lombardo, Eric Drover, Allan Tschicaja…), y Lemmy «siendo Lemmy», el más macarra y auténtico de todos (esta vez sin botas blancas ni cinturón de balas, por cierto), pero dominando el escenario con su Rickenbacker y su pose clásica cantando «hacia arriba» que a mí me sigue impresionando como el primer día.
Sobre un escenario a media luz, con un foco amarillo enfocando constantemente la batería de Mikkey Dee, se presentaron los tres MOTÖRHEAD, saludaron y Lemmy ya resumió en una sola frase, y antes de empezar, todo lo que fue el concierto en sí: «Hello, good night everybody, we are MOTÖRHEAD and we play rock n’roll»… y a partir de ahí cera, cera y más cera, hasta acabar extenuados y alucinados tras hora y media de concierto que puso un broche clasiquísimo y auténticamente de lujo al festival. Comenzaron con la canción «homenaje» a su clásica cabeza motorizada, «Snaggletoth» y tras una brutal «Stay clean» que terminó de calentar definitivamente desde el primero al último fan que se encontraba en el recinto, nos presentaron uno de los pocos temas nuevos que tocarían de su reciente «Kiss of death», «Be my baby». «Killers» de «Inferno», el clasicazo «Metropolis»… y aquello no decaía un ápice…
Por aquel entonces, Phil ya tenía entre manos la guitarra blanca de flecha (¿Jackson modelo Randy Rhoads?) con la que tocó la mayor parte del concierto y había tomado el relevo de Lemmy para saludar y presentarnos algún tema. Más cera y «velocidad controlada» (porque los tíos no fallan una nota, son una máquina perfectamente engrasada después de tantos años juntos) con «Over the top» y «One night stand», mientras que para «I got mine», uno de los clásicos de «Another perfect day» del 83, Phil le pide a Lemmy «un segundo» para echar un trago de cerveza «para tocar el tema mejor», y Lemmy y Mikkey se ríen y en un segundo «vuelta al ruedo», comentando Lemmy entre risas que es un tema de cuando «muchos de vosotros no habíais nacido». «In the name of tragedy» nos devuelve a los actuales MOTÖRHEAD con uno de los mejores temas del anterior «Inferno», y «Sword of glory» nos recuerda que están presentando un nuevo disco para tocar acto seguido una de las sorpresas de la noche: Lemmy nos pregunta si somos fans de THIN LIZZY, antes de tocar una breve pero muy, muy roquera versión de «Rosalie» que les quedó de lujo, una pasada escuchar un tema tan especial pasado por la batidora roquera (en este caso no tan cañera) de MOTÖRHEAD.
Por aquel entonces ya se habían llevado el segundo día del festival de calle (con permiso de los grandes conciertos de SLAYER y DREAM THEATER, pero creo que MOTÖRHEAD dieron la lección suprema el sábado), todo el mundo bailaba y coreaba, y era una pasada el seguir viendo a Phil Campbell haciendo poses en primera línea y tocando la guitarra con su cigarro en la boca y bailando en todos los temas, a Mikkey Dee aporreando sin piedad, y a Lemmy demostrando que no sólo le queda la leyenda para ser considerado grande.
«Sacrifice» supuso el punto intermedio del concierto, incluyendo un brutal sólo de batería de Mikkey Dee entre medias, en este caso con una iluminación verde y azul realmente impresionante. Retoman el tema que daba título a su disco del 95 para enlazarlo con «Just cos you’ve got the power» (tocada por Phil con una guitarra negra preciosa, «recortada» como con forma de barba/llamas de fuego), dedicado con sorna por Lemmy a «todos los políticos que te roban el dinero y que nos putean, ¡que les jodan!»… Llevábamos ya una hora de concierto y el nivel seguía altísimo, el sonido perfecto, la tralla a tope, las interpretaciones de los tres excelentes, actitud, personalidad, camaradería, buena comunicación con el público… me estaba encantando el concierto, sinceramente.
De repente, otro subidón con una de las mejores canciones e interpretaciones de la noche, una cañerísima «Going to Brazil» de «1916» que subió la temperatura mil grados… y ya con «Killed by death», uno de los temas más netamente heavies de la banda, además de uno de los clásicos más rotundos, aquello explotó definitivamente, con todo el público cantando y bailando, un escenario iluminado de manera acojonante, la banda disfrutando muchísimo y volviendo a demostrar que siguen siendo muy grandes. Para poner el punto final a la primera parte del concierto, nos regalaron una impresionante versión de «Iron fist» (que no me esperaba, sinceramente) que fue una pasada. Genial fin de concierto.
Ya en los bises vino la segunda gran sorpresa de la noche y es que los «pipas» comenzaron a colocar un par de sillas, un «minibombo» con un plato y a sacar dos guitarras acústicas. Salieron los «Motör» ante los «oés» y aplausos del público y Lemmy entre risas nos dice que vamos a ver «MOTÖRHEAD unplugged». Como no podía ser de otro modo, entre luces tenues y rojas se tocaron una versión genial del tema que cerraba su disco anterior, ese «Whore house blues» que en directo tomó si cabe más encanto, además con Phil tocando la acústica, Mikkey Dee en plan «hombre orquesta» con el bombo y otra acústica, y Lemmy en plan «bluesman» y sintiéndose algo raro cambiando el bajo por una armónica. Les quedó de lujo y yo ya estaba relamiéndome pensando que «quizás» iba a poder ver en directo por fin uno de mis temas favoritos de la banda… pero no, me temo que tendré que seguir esperando para escuchar «1916» en directo, jeje.
Quedaba poco para el final y tenían que ser una vez más «Ace of spades» y «Overkill» los que terminaran de poner aquello patas arriba, manteniendo un sonidazo brutal (altísimo, «sucio» pero completamente claro y perfecto, de los conciertos que mejor sonaron con diferencia de todo el festival), unas luces también geniales (verdes y azules para terminar), y una banda que nos agradeció, creo que muy sinceramente, que hubiéramos sido un gran público esa noche.
En definitiva, grandes, muy grandes MOTÖRHEAD que, ya con 30 años a sus espaldas, siguen demostrando que la actitud y la macarrería no están reñidos con la clase, elegancia a su manera y calidad absoluta. Cómo diría el bueno de Fortu, esa noche fueron «los que más» en el para mí, mejor concierto que he visto hasta ahora de la banda (y era la cuarta)… aunque es cierto que un «Born to raise hell» u «Orgasmatron» ya hubiera sido el «acabose».
Pues nada, esto dio de sí el Monster of Rock 2007. Es inevitable que hubiera luces y sombras a nivel organizativo pero creo que a grandes rasgos (menos el tema de la acampada, autobuses y el problema con las pulseras el primer día que fueron en los tres casos bastante importantes), la valoración es positiva. Quizás se pudiera echar de menos un cabeza cartel de renombre absoluto el segundo día (esos HEAVEN&HELL, ¡buahhhhhhhh!), aunque eso también sería menospreciar a las tres bandas que ejercieron un poco de tal el sábado.
Como siempre, y conciertos en sí aparte, lo mejor fue el público heavy, demostrando que existimos y somos muchísimos, que somos los más civilizados y menos problemáticos (a ver si los ayuntamientos, políticos, medios generalistas y demás se dan cuenta de una vez) y que siempre damos la talla por mucho que se nos quiera seguir menospreciando y ninguneando.
¿Musicalmente? Bueno, siempre hay diversidad de opiniones, y más en un cartel tan variado como fue el del Monsters. Parece ser que todos coincidimos en que MEGADETH fueron los rotundos triunfadores del primer día y OZZY la decepción (y es que, lo siento, pero la justificación de «es Ozzy, ya sabemos como está pero al menos le hemos visto», a mí no me vale ni mucho menos, especialmente después de ver a HEAVEN & HELL en excelente forma hace tres semanas en Milán, por mucho que las comparaciones sean odiosas). Del segundo día supongo que va en gustos pero las flores se reparten sin duda entre SLAYER, DREAM THEATER y MOTORHEAD (yo me quedo con estos últimos, pero ya digo que siempre va en gustos), mientras que por ejemplo BLIND GUARDIAN y PRETTY MAIDS gustaron mucho, al igual que BLS el primer día (y es que ver a Zakk Wylde tocando ya de por sí es mucho).
Pues nada, se acabó el Monsters y un año más quedan muchos momentos en la retina: conciertos, charlas, risas, amigos, algunos cabreos, el frío del primer día, el «tren de lavado heavy», compras en el mercadillo, el éxito de la Carpa/Discoteca RafaBasa.com/Mephisto… Es la salsa de los festivales grandes y ya estamos esperando a ver qué nos depara el año que viene…
Texto: David Esquitino
Fotos: Diego L. Pérez y Rafa Basa
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