Formación francesa formada en 1998, lanza ahora su segundo trabajo (sino tenemos en cuenta la primera obra de esta gente, donde se hacían llamar por voluntad propia y sin amenazas de por medio FANTASIA). Su primera obra fue editada por Arise Records, y su historia comienza cuando el guitarrista Anthony Parker deja HEAVENLY y forma FAIRYLAND. La búsqueda de vocalista para la grabación de su primer trabajo cesó con la colaboración de Elisa Martín (ex – DARK MOOR, DREAMAKER).
El concepto tanto lírico como musical están claros; un manto de belicismo musical arropa una lírica plagada de dragones, mazmorras, princesas buenorras y caballeros cachas, si, todos esos temas que tanto ofuscan a gran parte del colectivo sin un motivo aparente, exceptuando la saturación.
Influencias tan loables a la vez que influyentes como BLIND GUARDIAN en menor medida y RHAPSODY…. ON FIRE, son dos claros ejemplos del sonido de FAIRYLAND. A estas alturas de la película, innovar en un género tan manido como el Power Metal es complejo, así que mi exigencia en estas bandas y este estilo, que por cierto, para los que afilen dardos decir que me encanta, es que los temas sean buenos, y que transmitan algo. FAIRYLAND lo han hecho.
Posee una buena producción, un elemento importante pero no determinante para hacer un disco competente, aunque en ocasiones le falte algo de fuerza. De todos modos es fácil imaginar que si esto te lo pilla un tal Sascha Paeth la cosa mejoraría abrumadoramente. Aspectos a mejorar son la pronunciación del vocalista. Los coros en algunos momentos piden mayor protagonismo en cuanto a potencia. Me ha recordado mucho esto a algo que siempre le he echado en falta a DARK MOOR, algo más de fuerza en los coros. Otro punto a mejorar son los estribillos, a algunos les falta ese puntito de comercialidad que requiere un estilo como éste. Otro punto en contra son los estribillos, les falta pegada, su estilo es melódico, pero no han encontrado la fórmula precisa para redondear los temas.
A favor, un buen abanico de destellos que hacen que el disco no llegue a aburrir. Una hora es demasiada duración para un disco, y trece temas son excesivos a mi entender, pero en ellos encontramos una gran variedad de estilos, atmósferas y detalles que los diferencian, sin llegar a saturar al que escucha. La labor instrumental es fantástica, sobretodo de la guitarra solista y de los teclados, ambos precisos y con una técnica bastante solvente.
Interesante la labor vocal de Max Leclerqc; en los tonos donde se ha de esforzar menos con una tesitura muy similar a Fabio Lione, en los más desgarrados tiene un estilo muy personal y oscuro, de todos modos se espera que mejore con el tiempo.
‘Endgame’ es la intro de rigor, instrumental y cargada de misticismo, abriendo senda para la incursión galopante de ‘The Fall Of An Empire’, a los 30 segundos ya veremos la influencia de RHAPSODY de la primera época, sobretodo del mítico ‘Legendary Tales’, tanto en la labor vocal de Max, como en las melodías, pero sobretodo en el tratamiento que se les da a los teclados, siempre omnipresentes. Es un corte donde las melodías vocales me fallan, pero instrumentalmente el nivel es alto.
‘The Fall Of An Empire’ entra con más fuerza, quizás es más indicada para abrir el álbum. Los teclados en ocasiones tapan las rítmicas. Max intenta llegar demasiado alto aquí, y en la segunda estrofa ‘gallea’ un poco. Buen solo de teclado por parte de Phillipe Giordana, con esos toques a Jens Johanssen que ya son referente. El tema esta guiado por la parte instrumental y por el coro, nada efectivo, la verdad es que no me cuadra.
‘Slaves Forlorn’ es otra intro de poco más de un minuto, y ‘Awakening’ es el himno que no ha de faltar. En una onda a ‘The March Of The Swordmaster’ del TOTDF de RHAPSODY OF FIRE, las melodías vocales son las que ahora llevan la pauta, pero otra vez es la parte instrumental la que deslumbra. Buen solo doblado de Anthony Parker acompañado del genial piano de Max cambiando los ritmos, con un interludio con coros y tonos en plan Hansi.
‘Eldaine Uellë’ es una balada donde las carencias en la pronunciación de Max salen a relucir, quedando su voz más desnuda. Cuenta con la colaboración de una voz femenina fascinante que le da un toque evocador. Curiosamente, el corte que más se aleja de su estilo preponderante, es el mejor. Es donde más han acertado con las melodías, con un solo entrado con española y culminado con eléctrica completamente genial.
‘Clanner Of The Light’ es un trallazo, con una batería que marca un inicio casi militar. Veloz, potente, con cambios radicales, donde las rítmicas cambian de forma trepidante, quizás estropeada un poco por un teclado demasiado monótono y unos coros que frenan el empuje inicial. Solo de guitarra cargado de técnica, breve y conciso pero efectivo. Al final del tema las carencias de Max salen a relucir, es un cantante competente en su registro, más allá no.
‘To The Havenrod’ es la tercera intro, esta vez el protagonista es un piano cargado de tristeza. Y ‘The Walls Of Laemil’ es el contraste, un tema nuevamente veloz, ya sabéis, doble bombo a piñón fijo, caja martilleante, toques de teclado y guitarra a toda leche, rítmicas impredecibles y pun… parada de cuajo con guitarra clásica, para entrar con fuerza con la voz acompasada de los coros. Esos toques son los que diferencian este trabajo, y los alejan en cierta medida de la que era incipiente oleada de grupos de diverso pelaje que poblaban las estanterías de discos de Power Metal.
‘Anmorkenta’ es más sinfónica, los teclados dominan en un corte más dinámico, con unas melodías más accesibles y mejor construidas. Una vez más el estribillo se queda un tanto a medias, intenta sonar hímnico y evocador, pero le falta potencia, demasiado débil y frágil.
‘In Duna’ cuenta nuevamente con la voz femenina a la entrada. Un acertado tema con guitarras acústicas, que sube en intensidad con la entrada de coros y teclados. Muy lograda a pesar de su aparente sencillez. Y en este punto llegamos a la panacea de todo buen disco del estilo que se precie: el temazo de larga duración. En este caso ‘The Story Remains’ es el encargado de saciar las ansias compositivas y demostrativas de poderío musical de FAIRYLAND. Un tema donde ponen sobre la mesa las cartas de su propuesta, un corte donde concentran todo lo mostrado hasta ahora, potencia, melodía, buenas partes instrumentales, técnicos solos de guitarra y teclado. Los más de 10 minutos de duración del tema son un constante ir y venir de melodías, un derroche de imaginación, a veces con mayor, otras con menor fortuna, pero siempre bajo el patrón del Power más sinfónico. 3 minutos tarda en entrar la voz de Max, en el sin duda, mejor corte del trabajo. Coros más acertados, no tan preponderantes, más acoplados a las melodías de Max, y una amplia gama de teclados acompañados de destellos de calidad, dan el resultado del corte prototipo de lo que debe ser y es el buen Power Metal.
‘Look Into Lost Years’ tiene piano, flautas, y voz femenina, casi parece una nana. Un digno final para un trabajo variado que un seguidor del buen Power, repito, un seguidor del Power sabrá apreciar en su justa medida.
Buen trabajo de rimbombástico Power Metal, bien ejecutado e interpretado, falto de fuerza en algunos momentos según mi opinión, pero con destellos de calidad, sobretodo instrumentales, y con una dosis de originalidad, que como ya se ha comentado, los aleja de la mayoría y los acerca, no a una elite del género, pero si a esos grupos donde el futuro puede ser impredecible.
Àlex Sánchez Cerro
alex_sanchez@rafabasa.com
Track list:
- Endgame
- The Fall Of An Empire
- Lost In The Dark Lands
- Slaves Forlorn
- The Awakening
- Eldaine Uellë
- Clanner Of The Light
- To The Havenrod
- The Walls Of Laemnil
- Anmorkenta
- In Duna
- The Story Remains
- Look Into Lost Years