11 de Noviembre de 2006 – Sala La Riviera – Madrid
Tras la gran acogida tanto del DVD, “Directo a la luz”, como de su nuevo trabajo, “La quinta esencia”, era de esperar que la nueva visita de los asturianos a Madrid fuera un éxito. Efectivamente La Riviera se puso hasta los topes (y eso que coincidía el concierto con los veteranos U.F.O.) para asistir a lo que siempre supone un momento especial para cualquier banda nacional como es la presentación de un nuevo disco en la capital.
Lamentablemente, una vez más tuvimos que asistir a desagradables escenas en el exterior con bastantes menores con la entrada en la mano pero sin poder entrar a la sala. Una vergüenza que se repite una y otra vez en Madrid sin que nadie parezca querer remediarlo… Corramos un tupido velo sobre esto (y es tontería también comentar los abusivos y desorbitados precios de la bebida en el interior de la sala, ¿verdad?) y comencemos con el concierto en sí que era lo importante.
Lo dicho, la sala estaba llena hasta arriba, con bastante más variedad de público de la que en principio cabía esperar (lógicamente abundaban los jóvenes entre la audiencia pero había “de todo” y como tal me parece de recibo comentarlo esta vez) y a las 9 de la noche en punto comenzaba la descarga, sin teloneros, de WARCRY. Por cierto, aparecieron flanqueados por una telón trasero y sendos paneles laterales con motivos de “La quinta esencia” más unas falsas pequeñas hogueras en las esquinas de la batería de Ardines como únicos elementos decorativos. De todos modos, en WARCRY lo importante son los músicos, la propia banda como principal baluarte escénico, su fuerza y ganas, además de unas canciones muy populares, deseadas y coreadas hasta el extremo por una audiencia fiel como pocas.
Está claro que WARCRY viven su momento más dulce hasta ahora de la mano de sus dos discos más “accesibles” y esto se notó desde el comienzo con las nuevas “¡Que vengan ya!” y “Más allá” de su nueva entrega, que desataron el griterío y entusiasmo de un público increíblemente fiel que no paró de cantar, bailar y corear hasta el último acorde del concierto. Por cierto, me parece interesante comentar que sobre el escenario todos se muestran sencillos (y uniformados de negro riguroso, jeje) mientras que es el ciclón Víctor García el que lleva casi todo el peso escénico, ayudado si acaso por el guitarrista Pablo (sí, el de la melena, la perilla y la “guitarra militar”), algo más extrovertido que el resto, dedicados en cuerpo y alma a su instrumento, formando un contrapunto interesante con un Víctor “que no para”. Eso sí, sin ser músicos de otra galaxia, cumplen de sobra en directo, destacando sin duda a su pareja de guitarristas, más un gran Manuel Ramil, que aporta un punto melódico y cada vez más protagonista escondido detrás de su teclado… aunque tengo que tirar por momentos de las orejas a un Alberto Ardines que sigue sin convencerme y que en directo “se pierde” por momentos y dispara la batería más de la cuenta.
Siguiendo con el desarrollo del concierto en sí, en los dos primeros temas la voz estuvo algo baja, un detalle que se solucionó sin duda con una más melódica y “bailable” (como nos demostró Pablo por momentos, jeje) “La vieja guardia”, seguida de “Contra el viento”, primera mirada “atrás” (vale, sólo hasta “Donde está la luz”). “El regreso” fue el tema que precedió a una más cañera “Luz del norte”, el gran tema que abría el primer disco de la banda y que en directo demostró que les siguen quedando mejor, pese a todo, las canciones donde las guitarras más directas son protagonistas. Por cierto, la tónica, ya típica, en los conciertos de la banda de que se oiga más al público que a Víctor se seguía cumpliendo al 100% una vez más y es que es impresionante ver a más de 2.500 personas coreando las canciones de la primera letra a la última.
Con “Redención” hubo un cierto relajo y es que este tema es más lento y cañero y en el concierto supuso una “mini bajada” que rápidamente desapareció con “Nuevo mundo”, precedida de un breve sólo de batería improvisado ya que había algún problemilla con el sonido que hubo que solucionar rápidamente. Con “En un lugar sin Dios” y “Ulises” (que ha gustado mucho, al menos a tenor de la reacción del público… aunque a mí me recordó en directo bastante a MEDINA AZAHARA… pero con la voz de Víctor, claro) se confirmó, por si quedaba alguna duda viendo el set list hasta el momento, que el repertorio en esta gira está basado en los dos últimos discos, en un gesto valiente que les honra pero que me parece algo descompensado teniendo en cuenta que ya tienen cinco discos. Por cierto, curiosa la presentación de Víctor diciendo que seguiría cayendo algún tema histórico en los discos nuevos, tomando como ejemplo la propia “Ulises” del último trabajo, claro.
Siguió la fiesta y el heavy metal con “El más triste adiós” y “Un poco de fé”, con una banda muy metida en el concierto, sonando muy compacta y sin parar de sonreír y hacer partícipe al público de ese momento dulce que ambos viven sin duda… y es que WARCRY se crecen con el calor de su gente y, una vez más, Madrid estaba siendo un bastión inexpugnable y los ovetenses demostraron que la apuesta estaba ganada desde antes de empezar. “Buscando la luz” fue el siguiente tema en caer y en directo me pareció más cruda, cañera y algo más actual que en el disco, destacando en el tema a un gran Pablo García que me gustó mucho durante todo el concierto. Con “Espíritu de amor” de nuevo sonaron las guitarras más netamente heavies y la verdad es que este tema de “Alea jacta es” fue con diferencia de los más coreados de la noche, precisamente junto a la muy popular ”Tu mismo” que tocaron empalmada con la anterior, pero ya empezando a vislumbrar poco a poco el fin del concierto pues llevaban una hora y media encima del escenario aunque la gente cantaba y bailaba exactamente igual que en la primera media hora, ¡impresionante!
Para el final del show “normal” y con el ambiente caldeadísimo nos regalaron “Anticristo” (que no estaba en el set inicial) y un “Alejandro” para cerrar que acabó con las pocas fuerzas y gargantas que seguían “en pie”. Gran tema para el final aunque todos sabíamos que quedaban al menos un par de himnos antes de “chapar”. Efectivamente, tras una brevísima pausa (y es que a las 11 sin falta el concierto tenía que terminar, que estábamos en La Riviera y ya sabéis que ésa es la “hora bruja” en las insignes salas madrileñas en fin de semana, en fin…).
Para cerrar definitivamente eran imprescindibles dos ya superclásicos como son “El guardián de Troya” y “Capitán Lawrence” (en este caso más sosa de lo habitual, o al menos a mí me lo pareció) con la que se despidieron “hasta la próxima” con toda la sala coreando “otra canción, otra canción” (curioso, por cierto, ya que de toda la vida se pedía “otra, otra”, y esto no lo había oído hasta ahora, las cosas como son), pero con todo el público muy satisfecho con el concierto de los ovetenses y ellos con una gran sonrisa en el rostro por el deber cumplido y el buen concierto realizado.
En definitiva, fue todo un éxito la presentación de “La Quinta esencia” en Madrid con una banda que está en un momento muy dulce, que cuenta sus seguidores por miles allí donde van y que demuestran que el heavy nacional está imparable, gustos personales de cada uno aparte. Quizás me gustó menos el hecho de que se centraran tanto en sus dos últimos discos, aunque a la mayoría del público este detalle les pareció más bien positivo, y el sonido quizás estuvo por debajo de lo esperado. Aún así, lo cierto es que no se puede calificar más que de triunfal el concierto de WARCRY en Madrid.
Texto: David Esquitino
Fotos: Diego L. Pérez
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