Domingo 18 de Junio de 2006 – Feria de Zaragoza
PRIMAL FEAR
Pasadas las 18:15 aparecían en escena los encargados de abrir el festival, unos PRIMAL FEAR que parecen abonados a los festivales pero que, pese a todo, siempre cumplen el expediente con nota y además sus múltiples fans agradecen sin duda esta profusión de visitas.
Esta vez sólo disponían de 45 minutos y para mi gusto fue un error que tocaran tantos temas de su último trabajo, un «Seven seals» que a los que disfrutamos con los temas de «Primal Fear», «Jaws of death» o «Devil´s ground» nos dejó algo fríos. Detalle que, se acentuaba ya que el telón de fondo era el de este disco y además todos menos Ralf portaban camisetas del último trabajo de la banda. Aún así, cumplieron de sobra con su papel de teloneros de lujo para abrir el festival y dieron un buen espectáculo a base de buen heavy metal de corte típicamente germano, actitud y buen hacer sobre el escenario.
Destacar la voz de Ralf Scheppers es tontería a estas alturas porque todos sabemos que es uno de los discípulos más aventajados de Halford ya desde los tiempos de TYRANT PACE y los primeros discos de GAMMA RAY, y que siempre ha cumplido sobradamente en directo, pero no puedo dejar de destacar la actitud, fuerza e importancia del sonido de Matt Sinner que no para de moverse, agitar la melena, levantar el puño y llevar en volandas las canciones del grupo como sólo los grandes jefes saben hacerlo. Creo que él, junto a la pegada de Randy Black y el contrapunto de la guitarra más melódica de Tom Naumann (compañero de Matt también en SINNER) fueron los verdaderos protagonistas del concierto de PRIMAL FEAR en Atarfe.
El show comenzó con «Demons and angels» seguido de «Roller coaster» del último trabajo, para continuar con «Nuclear fire», tema que daba título al tercer disco de «las águilas». «Seven seals» gustó bastante al respetable pero la respuesta fue inevitablemente más entusiasta con la cañera «Angel in black» y sobre todo la pegadiza y rítmica «Running in the dust» de su primer disco, para cerrar con «Final Embrace» y una 100% JUDAS «Metal is forever» (convertida ya sin duda en uno de sus clásicos) y es que, inevitablemente, toda la etapa anterior a «Seven seals» (y ya veremos lo que nos depara el futuro tras su fichaje por la melódica Frontiers) idolatra sin ningún tipo de complejos a la mítica banda de Birmingham.
Buen concierto aunque sigo pensando que el set no fue el más acertado para tocar en un festival. Como último detalle, decir que hubo mucha gente viendo a la banda desde el principio, que el sonido no fue el mejor del festival (comprensible ya que ellos abrían) y que los «oés» se ganan (como harían SAXON inmediatamente después) no se piden. Pese a todo, gran show para empezar a calentar motores, aunque minutos después aquello explotaría definitivamente con un nuevo concierto supremo de SAXON. Pero esto que os lo cuente Fernando…
David Esquitino
SAXON
Hay bandas que nunca me cansaré de ver en directo. Alguna vez lo he dicho: Si hay gente dispuesta a ver cada 15 días a su equipo favorito, independientemente de saber si lo van a hacer bien o mal, yo estaría presto a hacerme socio del «Saxon Heavy Metal Club». Les vería cada dos semanas sin ningún problema. Y estoy seguro que me llevaría muchos menos berrinches que los aficionados al fútbol.
Biff y sus chicos siempre hacen grande lo que tocan. Y da igual el horario con el que les toque lidiar. Ante una audiencia entregada en una sala o en un festival al aire libre. La liturgia es de todos conocida, pero da exactamente igual. Sabemos que saldrá con un guardapolvos negro, que Paul Quinn esconderá su cuero cabelludo bajo un pañuelo, que Biff se comerá el set list, y que acabaremos saltando al ritmo de «Weels of Steel». Lo sabemos y lo necesitamos. Un año sin SAXON en directo sería algo difícil de soportar para un fan del Metal, y afortunadamente ellos lo saben y no nos obligan a pasar por ello.
Monsters of Rock era un festival propicio para ellos. Rodeados de bandas clásicas, con un público que adora el Heavy más tradicional, y con gente que ha crecido escuchando sus himnos. Daba igual que volvieran a repetir un set list tantas veces descargado y que se presentaran sin otra obra nueva que su último directo, «The Eagle has landed III». Cuando los acordes de «Motorcycle man» comenzaban a atronar el excelente recinto maño, todos los asistentes empezaban a saltar en lo que sería una vez más una hora de catarsis con los ingleses.
Muy pronto se abalanzaron sobre «Crusader». Hace años había que rogarles que la tocaran, pero hoy la afrontan a la primera de cambio. Y todos lo agradecemos. Han pasado muchos años desde que se compusiera, pero sigue teniendo la misma fuerza hipnotizadora. Especialmente machacada en la parte tamborilera por un Nigel Glocker inmenso que demuestra por qué él siempre será el eterno batería de SAXON.
«And the band plays on» tiene ese toque vacilón y divertido que nos hace saltar como locos. Con un Bifford que sigue cantando como en sus mejores momentos y que no pierde un ápice de personalidad, así pasen años con él al frente de su banda. Tema que enlazó con una composición que a fuerza de ser oída en estos últimos años es tan coreada como las canciones más clásicas. «Witchfinder General» es Metal en estado puro, una auténtica patada en los sentidos de aquellos que piensan que llegado cierto momento todos los músicos acaban por hacerse acomodaticios y se ablandan. En absoluto. Dureza y tensión en escena, y momento para fijarse en Nibbs Carter, auténtico loco de las cuatro cuerdas que no cesa un sólo momento de correr y bailar moviendo la cabeza por todo el escenario.
«España, grande cojonas» es el grito de guerra que llevó a abrir el «Solid ball of rock», perfecta para el headbanging de la multitud que ya cubría buena parte del recinto del festival. Sonido perfecto y sin un fallo. Mirar a la gente feliz en ese momento hacía que incluso los que estamos siempre convencidos con SAXON nos sintiéramos un poco mejor, más apoyados en nuestra «locura». Y qué podemos decir de «Conquistadors», épica, enervante composición que nos lleva a esos momentos mágicos del Metal, en los que las gargantas de público y banda se funden, los puños se levantan hacia el cielo y el sentimiento es que algo grande está pasando.
Biff rompe el set list y se lo come. Lleva años haciéndolo. Y a veces es tan sólo un gesto cara a la galería (en 2004 en Madrid lo hizo menos de una hora después de empezar el concierto, y casi dos horas después ya no había ningún tema que pudiéramos pedir) más en un concierto en el que iban a estar muy limitados por el tiempo. Pero es un gesto que siempre es agradecido por el público. Muestra en cierto modo esas ganas de estar cerca de los fans, de querer estar a su servicio y tocar lo que la audiencia quiera. Y si a continuación suena «Denim and leather» la apoteosis es grande. Simpatía a raudales y calidad vibrante. Una breve presentación de la banda con reconocimiento especial a Paul Quinn y «el riff»: el inicio de «Princess of the night» llega hasta nuestros oídos. Los saltos y empujones son casi obligados durante esta canción. Apoteósica composición, pura historia de Heavy Metal, pura maravilla.
Dado el formato del festival, apenas quedaba tiempo para más. Por supuesto la despedida con un obligado «Weels of Steel» coreado por todos y que nos volvía a dejar en la retina la visión de una de las bandas más grandes de la historia. Y esta vez con la felicidad de saber que muy pronto la volveremos a ver. Eso sí, me reitero, por mí, cada quince días…
Fernando Checa
Fotos: Crazy Foto y David Esquitino
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SAXON