Duelo en las alturas, ese podría ser el titulo de esta crónica, puesto que pocas veces se ven juntas sobre un mismo escenario dos bandas de semejante envergadura y con públicos tan claramente diferenciados. Si a eso le añadimos el ver a dos hermanos repartidos entre ambas bandas y el morbo de ver reunida a una formación por la que nadie daba un duro, la noche prometía ser interesante. Pero ganador solo puede haber uno, y como se vera más adelante no habrá mucha dificultad para distinguir quien ocuparía esa noche el trono del metal.
La primera mala noticia llegaba en forma de ausencia, y es que según nos comunicaron desde la organización y como el propio Joacim Cans confirmaría más tarde, los suizos SHAKRA no actuarían esa noche porque según parece debido a una avería en su autobús no habían podido llegar a tiempo, así que para regocijo de todos los fans de la banda del martillo allí reunidos se anuncio que dicha actuación sería más larga de lo habitual pasando a ser casi un concierto entero como cabezas de cartel. Cada uno que piense lo que quiera.
Sobre las 20:10 de la tarde/noche más o menos se abrió el telón y empezaron a sonar los primeros acordes que sirven de introducción para «Secrets», primer corte de su último disco de estudio, «Unbent, Unbowed, Unbroken», y que ejecutaron con sonido bastante decente teniendo en cuenta las características del vetusto Polideportivo Anaitasuna de Pamplona. Con «Riders of the storm» echaron un paso atrás discográficamente hablando, dos con «Renegade», un temazo que puso patas arribas la primeras filas al tratarse de un tema fácil de corear y pegadizo.
Tras una breve introducción acometieron la ejecución de «Let the hammer fall», uno de sus tantos temas coreables y con el que para estas alturas ya tenían a los allí reunidos en el bolsillo, algo que no hizo sino ir en aumento tras un breve discurso dedicados a los verdaderos fans del heavy metal, muy en la onda MANOWAR , deleitándonos acto seguido con un tema según ellos dedicado a esos fans del verdadero metal, » HAMMERFAL«. Tras esto llegó el inevitable solo de batería de Anders con sus 4 bombos (aunque realmente solo use dos) y multitud de timbales, durante el cual aparte de dejar claro que es todo un showman se atrevió con partes del «Run to the hills» de los IRON MAIDEN y hasta con un trocito de la popular «La cucaracha».
Y llego el momento por el que más curiosidad sentía, el saber si Joacim se atrevería con «Fury of the wild», probablemente el corte en el que más alto ha cantado jamás, y lo cierto es que paso la prueba con nota aunque su voz a veces quedara un tanto enmarañada entre las guitarras de Oscar y Stefan, inmenso este último, da gusto verle tocar, mientras que el simpático Magnus (que más tarde se hincharía de firmar autógrafos y sacarse fotos con sus fans sin poner mala cara ni un momento) no paraba de moverse por todo el escenario ni un momento, la pesadilla de todo de fotógrafo. No podía faltar la que sin ser una balada es su tema más emotivo, «Glory to the brave», momento «mechero» para muchos y durante la cual hicieron uso de sus cañones de nieve, gracias a los cuales servidor acabo pareciendo un híbrido entre Copito de nieve y oso polar (ya que tuve la mala fortuna de situarme justo debajo de ellos), más preocupado por no tragarme la espuma que por disfrutar de la pieza…
A «Steels meets steel» le siguió un nuevo discurso de Joacim, esta vez recordando muy seriamente a los de nuestro amado Joey Demaio, aunque gracias a dios con mucha más brevedad y con un texto más creíble que ayudo a introducir el single y genial «Blood bound», coreada por todos y que desato la algarabía popular al ver que era empalmada con «Heeding the call», de su afamado segundo disco, «Legacy of kings». Tras esto desaparecieron del escenario hasta que comenzó a sonar la intro que utilizaron a modo de presentación en su anterior gira europea, mientras tras la batería de Anders se alzaba un enorme martillo de magnitudes dignas del gigante Atlas y sonaban los primeros acordes de «Templars of steel».
Con Oscar encaramado a uno de los bombos de la batería nos deleitaron con «Hammer of Justice», y como no podía ser de otro modo la noche terminaría con «Hearts on fire», uno de los mejores temas que han escrito estos suecos. Buena actuación y buen sabor de boca el que dejaron, pequeños fallos de sonido aparte, quizá se les podría reprochar el no tocar un temazo como «The dragon lies bleeding», pero ya sabemos que se lo guardan solo para ocasiones muy especiales.
Durante el tiempo que tardaban en preparar el escenario para la descarga de los fineses STRATOVARIUS no fuimos pocos los que iniciamos la peregrinación hacía la barra o WCs, y todo sea dicho, este recorrido se hacía tan largo y cansino que por poco no llegamos de vuelta para ver el inicio de la actuación.
Finalmente se abrió el telón sin mayores contratiempos y pudimos apreciar que habían montado dos pantallas en el escenario, sobre las cuales proyectan imágenes y textos, y antes las que se vislumbraban las figuras del nuevo bajista, Lauri Porra, y como no, la gran figura de Timo Tolkki, con el pelo corto y prácticamente en chándal. Sonaba la melodía inicial de «Maniac dance» cuando el pequeño Timo Kotipelto saltaba a las tablas con una buena respuesta por parte de las primeras filas, se ve que pese al cambio de estilo es un tema que gusta y funciona.
Como no podía ser de otro modo pronto empezaría el repaso a su época dorada dentro del power metal, pasando olímpicamente de discos de los que se sentían tan orgullosos en su momento (según ellos) como los dos «Elements». «Speed of light», la archiconocida «Kiss of Judas» y la veloz y metalera «Legions» se dejaron caer una tras otra en un inicio de concierto abrumador, algo que no decayó en absoluto con su único paso por los citados «Elements», la pegadiza «Eagleheart», aunque tampoco se habría quejado nadie de haber elegido también «Find your own voice». Cabe decir que en este tema el sonido falló escandalosamente puesto que la guitarra se distorsionaba, la voz sonaba con eco y se escuchaban multitud de ruidos extraños. Como nota positiva mencionare el simpático ‘pique’ entre Tolkki y Jens, y es que parece ser que la paz ha vuelto al fin, lo cierto es que al orondo Tolkki se le veía mucho más relajado que en otras ocasiones, en paz consigo mismo.
Lo mejor de «Against the wind» fue sin duda ver al bueno de Jorg jugando con su baquetas, lanzándolas al aire y recogiéndolas, escapándosele alguna al tocar y tirando al publico alguna otra, disfrutaba tocando, algo impensable hace solo unos meses. Con la barroca «Twilight symphony» hicieron una nueva parada en su nuevo álbum, un tema más progresivo como el propio Kotipelto dijo, en el que había lugar hasta para guitarras acústicas y pasajes más románticos, algo que cambio totalmente con la también reciente «Fight», mucho más animada y más cercana al estilo habitual de la banda. Tras esto le llegó el turno a la presentación de su nuevo y joven bajista, Lauri Porra (ex -Sinergy, Warmen), que si bien demuestra muchas más jovialidad y entusiasmo que su predecesor en el puesto, Jari Kainulainen, lo cierto es que aún se le nota que no está acostumbrado a tocar frente a audiencias tan numerosas, algo que no tardará en superar seguramente. En cuanto a su solo, correcto, sin grandes alardes y efectivo.
Que decir de «Father time»…simplemente es uno de los mejores cortes que estos fineses han compuesto jamás, y si encima a ello se le une que Kotipelto estuvo pletórico en su ejecución el disfrute estaba asegurado. Esta claro que están más que orgullos de su nuevo y homónimo trabajo de estudio, puesto que «Land of ice and show» y «United» fueron las siguientes en caer, pero corriendo distinta suerte. Si bien la primera tuvo una acogida aceptable, la segunda aburrió y dejo indiferentes incluso a los más entusiastas, el público apenas y reaccionó ante las peticiones de Kotipelto al pedir unos «oeoe-s» a modo de coros, situación que cambio completamente en el mismo momento que comenzaron a sonar los primeros acordes de «Hunting high and low», tras lo cual abandonaron el escenario a la espera de los presumibles bises.
Como no podía ser de otro modo volvieron, aunque no de la forma esperada y es que creo que si bien «Forever» es una balada deliciosa no es precisamente un corte adecuado para un bis, habría quedado mucho mejor entre el grueso del concierto. Y más de lo mismo se podría decir de los más de 10 minutos de «Destiny», ya que se hicieron eternos para muchos optando por sentarse en las gradas o sencillamente limitándose a escucharla sin mucha convicción. Y para terminar y tras unas cuantas bromas e intentos de presentar el tema por parte de Kotipelto al teclado, «Black diamond» sirvió de broche de oro para quitarnos de la boca el sabor agridulce que los dos anteriores temas podrían haber dejado en algunos.
Y bien, tras relatar lo acontecido en ambas actuaciones nadie debería de dudar que al menos en Pamplona el pulso lo ganaron claramente los suecos HAMMERFALL , a lo que ayudo el poder interpretar más temas de lo habitual debido a la ausencia de SHAKRA . Pero también es cierto que los fineses carecen de las dotes que los suecos tienen para conectar con su público, no solo porque los temas de éstos son más directos y menos complicados, sino porque ellos mismo ponen más entusiasmo sobre las tablas. Le pese a quien le pese no es lo mismo ver a un bajista que no para quieto (Magnus Rossén) y a dos guitarras (Oscar y Stefan) que no se hartan de posar con estudiabas posturas y gestos, que ver a un chico que si bien le pone ganas aún no tiene las tablas suficientes y a un guitarra (Tolkki) que aunque estuvo mucho más animado que en la anterior gira no es precisamente un alarde de simpatía y espectáculo, y es que los fineses basan demasiado su espectáculo en la presencia escénica de Kotipelto. Buen concierto de STRATOVARIUS , pero los HAMMERFALL se llevaron el gato al agua al saber manejar mejor al respetable. De cualquier modo siempre es una alegría ver a los STRATOVARIUS «de siempre» juntos, y que dure.
Texto:Angel Ruiz
Fotos: Rafa Basa (Madrid)
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Dado que en Pamplona SHAKRA no pudieron tocar , eh aquí nuestras impresiones sobre los suizos en su concierto de Madrid:
A las siete arrancaron los suizos de SHAKRA, a los que algunos recordarán de su paso por el Rock Machina del 2002. A grandes rasgos debo admitir, y para mi es un placer hacerlo, que ofrecieron un buen concierto, demostrando a los pocos que les conocían y a los que no tenían ni idea quienes eran, que son una banda muy interesante dentro del hard rock melódico.
Cualquier seguidor del estilo es inevitable que los compare con BONFIRE en su mejor época lo que es altamente gratificante. Presentaron su último álbum «Fall», demostraron sonar en bloque, que su vocalista Mark Fox es muy solvente, a pesar que su «pinta» poco tenía que ver en estética con la del resto de la banda, y que sus temas son convincentes himnos melódicos capaces de conquistar a cualquier amante de la calidad y melodía.
Tocaron muy poco tiempo, y en un reducido palmo de escenario que apenas les dejó moverse un poco más. Temas como «Now or Never», «Take me Now» y «Chains Of Temptation» fueron lo más acertado de su show, que vuelvo a repetir fue estupendo. Espero y deseo verles en una próxima gira con más oportunidades para hacer un set list más completo y gozar de mejores condiciones.
Texto y Fotos: Rafa Basa
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