Ávila – Sala Renacimiento. 22 de octubre de 2005.
Hace pocas semanas, empezó la gira de «El Hijo Pródigo» de AVALANCH, y su concierto en Ávila me sirvió de excusa para comprobar cómo sonaban los nuevos temas en directo.
Es una práctica que recomiendo, el desplazarse a alguna localidad cercana para disfrutar de conciertos, ya que se viven en un ambiente distinto, más familiar, que en las concentraciones de las grandes capitales.
Familiar, desde luego fue. Poco más de sesenta personas se congregaron en la preciosa sala Renacimiento de Ávila. Poca asistencia, debida quizás, a que éste era el primer concierto que daban en estas tierras. La lluvia caída durante todo el fin de semana, lo que tampoco sirvió de ayuda para el desplazamiento desde las localidades limítrofes.
Pasadas las doce de la noche, salía la banda a escena, a excepción de Ramón Lage, haciendo una pequeña introducción acústica, que se fundió con los primeros acordes de «Aun Respiro». El vocalista se uniría al poco, cantando las frases con que comienza la canción: «Dolor, dulce dolor…», comenzando una fiesta que duraría algo más de dos horas.
El sonido fue casi perfecto. Se oían todos los instrumentos correctamente. Los teclados de Roberto Junquera, ganan mucho más protagonismo en directo que los registrados en estudio. Las letras se entendían sin forzar el oído. Las guitarras, cristalinas. Y el bajo en su sitio, machacando junto a la apisonadora llamada Marco Álvarez a la batería. El único «pero», era algún que otro acople, de los que dan dentera,provocado por la proximidad de los micrófonos a las pantallas del equipo de sonido. El escenario era tan pequeño, que no se pudo montar el equipo de mejor manera.
La presentación del último disco fue extensa. Tocaron todos los temas de «El Hijo Pródigo», a excepción de»Un Paso Más». No faltaron temas clásicos como «Juego Cruel» o «El Ángel Caído» que sonaron de los primeros.
«Xana» sirvió de excusa para que Ramón pusiera a todo el público a cantar su estribillo. Tras ésta, volvimos al último disco conla increíble «Tu Fuego en Mi», la romántica «Mar de Lágrimas», y «La Cara Oculta de la Luna», dedicada a su amigo Jbara, artista de origen árabe, que colaboró cantando en el disco «Los Poetas han Muerto» (haciendo las voces árabes en «Madre Tierra»).
Nunca deja de sorprenderme la coordinación de los cinco instrumentistas tocando la introducción de «Cambaral». «Niño», nos transportó a la cruel realidad de las guerras y el hambre. Las voces pregrabadas de esta canción sonaron más oscuras que nunca.
Dany y Alberto empiezan con un ritmo machacón de guitarra, que sirve de preámbulo a «Papel Roto». La canción, ya es pegadiza de por si en el disco, pero en directo lo es aún más. ¿Parece imposible, verdad? Las voces de los coros, están muy bien trabajadas y armonizadas. Trabajo de local de ensayo, sin duda.
Siempre he pensado, que «Antojo de un Dios» es la balada más hermosa que han hecho jamás, y con la interpretación de Ramón más aun.
Parece ser, que en los primeros conciertos de la nueva gira, obviaron tocar «Cien Veces». Tras la reprimenda de sus fans hacia esto, la tenemos en el «set list» de nuevo.
Seguidamente, Marcohizo un solo de batería bastante efectivo, que sirvió para que sus compañeros se tomaran un merecido descanso, y él jugueteara un poco con el respetable.
«Alas de Cristal» es otra de las que mejoran en directo. No es que no me guste, pero en disco siempre me parece demasiado melódica, y a veces, simplona. En directo es mucho más contundente, y consigue enganchar a la audiencia. Terminada esta canción, se retiraron del escenario, si bien nadie creyó que aquello hubiera llegado a su fin.
Al poco, Alberto Rionda salió al escenario, para hacer un precioso solo de guitarra, basado en la melodía principal de «El Viejo Torreón». Más tarde, se unirían los teclados de Roberto Junquera. Juntos harían la sentida «Santa Bárbara», dedicada a la patrona de los mineros. Tras esto, las guitarras acústicas cobraron protagonismo en «Alborada».
La calma, siguió un poco más con la ejecución de «El Hijo Pródigo», tema que da título a su último álbum.
Pero, como se suele decir, la calma precede a le tempestad. «Delirios de Grandeza» comenzó con una bella introducción de Daniel León sobre el teclado. Y de seguido, sin dar tregua, las dos canciones más brutales de «El Hijo Pródigo»: «Semilla de Rencor», que sonó la más potente de la noche, y «Lágrimas Negras», con dedicatoria a Bush y a su familia. Ramón me comentaba al término de la actuación, que con este tipo de temas es con los que más disfrutó. Algo que se nota al verle desde la grada.
Tras otra retirada estratégica, AVALANCH volvieron para terminar con «Lucero», un final de fiesta perfecto, que puso la sala patas arriba.
Poco más contaros de lo que fue el concierto en si. Estuvieron sublimes, y eso que esto es sólo el comienzo de gira. Dentro de un par de meses, no quiero ni imaginarme como van a sonar.
J. José Jiménez
Fotos: Rafa Basa (Archivo RafaBasa.com/Madrid-Sala Aqualung- Mayo 2005)
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