Una carrera prolífica la de SOILWORK, que nos presentan su sexto álbum en siete años. Y la verdad es que analizando la evolución de la banda los augurios de una nueva entrega no eran muy buenos. Pero «Stabbing The Drama» ha venido para demostrarnos lo contrario. Si bien «Natural Born Chaos» fue un gran álbum, supuso la ruptura con el sonido anterior de la banda, uno de los máximos exponentes del death melódico sueco. Le siguió un decepcionante «Figure Number Five», en el que los medios tiempos se apoderaron de todas y cada una de sus melodías, y los teclados ganaron la batalla a las cuerdas.
Pero «Stabbing The Drama» se salta la cadena evolutiva, y se cuela entre «A Predator’s Portrait» y «Natural Born Chaos», siendo el álbum que hubiera preparado nuestros oídos al cambio, suavizándolo y haciéndolo más fácil de digerir. De su segunda era se mantienen las voces limpias (y aparecen incluso mejoradas) y la melodía, pero recupera algo de la primera época que era básico y que realmente se echaba de menos, las guitarras. Peter Wichers y Ola Frenning vuelven al primer plano, mientras que los teclados han pasado a cumplir su función de ambientación.
Los motivos del cambio seguramente se han de buscar en las críticas recibidas tras «Figure Number Five». Como el propio grupo ha confesado, antes de empezar la grabación de «Stabbing The Drama» acordaron devolver a su música la fuerza perdida. Otro factor que seguro ha influido en el giro atrás del grupo es el cambio de productor. Devin Townsend participó activamente en el cambio de sonido que se inició en «Natural Born Chaos», y su toque personal basado en la super-producción, majestuoso, genial pero demasiado alejado del instrumento, se percibe en todos los recovecos del álbum. Los mismos SOILWORK produjeron «Figure Number Five», siguiendo unos parámetros similares a los de su antecesor, y en el que su actual productor Daniel Bergstrand se encargó del sonido de la batería. En «Stabbing The Drama» toma las riendas de toda la producción y ha devuelto cada instrumento al plano que le corresponde a un grupo de metal.
En «Stabbing The Drama» encontramos un poco de todo. Canciones que irradian fuerza por todos los costados, como «One With The Flies» o «Weapon Of Vanity». «Stalemate» recuerda a los inicios de la banda, con rápidas baterías y agresivas voces. Pero si hay un tema que marca el resurgir de blast-beats y el death más rudo, este es «Blind Eye», que se contrapone con la casi power-balada «Nerve». El single «Stabbing The Drama»,es el máximo exponente de la mixtura de ambas épocas del grupo, mientras que «Fate In Motion» explora un nuevo sonido mucho más comercial el cualespero no siente base para futuras reinvenciones del grupo.
Un buen álbum, aunque no el mejor del grupo. Lo que sí conseguirá es volver a llamar tímidamente a la puerta de aquellos que la cerraron de golpe tras «Figure Number Five».
Hèctor Prat