Viernes 28 de Enero de 2005 – Republicca II – València
Pese a que una visita de José Carlos Molina con su legendaria credencial ÑU merece ser valorada siempre bajo el principio activo de aquel que nunca ha cambiado sus ideas para ser uno más, siguen sin corresponderle en justa reacción esos mass media que pasan la vida reivindicando mitos irreverentes de cultura alternativa -apenas representados esta noche por una cámara de TVE-. Tampoco aquellos que por afinidad musical debieran ser sus fans: un centenar de incondicionales es un bagaje ridículo para quién fue pionero en el embrión del rock duro estatal, y que todavía hoy, desde su virtuosismo, sus numerosos -y sobresalientes- trabajos y su escaso margen a la comercialidad, se mantiene en él más firme que nadie.
Valga el ejemplo del arranque de la segunda parte de su gira promocional de Títeres : sobre dos horas de concierto de sobrado nivel, con una banda que incluye músicos e x celentes como el incombustible Manolo Arias y los todavía a descubrir Gorka (bajo) y Bumper (batería), además de que José Carlos Molina sigue presentando un tono de voz impecable y una incuestionable lucidez en todos los aspectos -cuando toca, cuando habla, cuando improvisa, cuando se enfada-. Todo un espectáculo de esos únicos e irrepetibles que sugiere primeras páginas y fiel reventón. Y no fue así. No lo entiendo.
Como carta de presentación alternó sus conocidas caricaturas burlescas de sí mismo (Manicomio, Animales Sueltos, La Granja Del Loco, No Hay Ningún Loco, Trovador De Ciudad ), y diversas de Títeres como Te Seguiré, Tormenta De Pasión y esos feroces ataques personales Mono (una vez le escuché decir «que está dedicada a mí, que soy un mal imitador») y la misma Títeres . Entre temas, gritos en las primeras filas pidiendo Cruz De Hierro -que no cayó-, y alaridos al fondo de «¡Molina, te quiero! «, se mezclaban con sus comentarios jocosos para Manolo Arias («es del Real Madrid, meteros con él») o sarcásticos con su monitor de escena («¿a que toco a pelo?»).
Para el segundo acto que lideró Destierro planteó una parte más light cambiando flauta por acústica o mandolina o teclados o improvisaciones varias donde sonaron entre otras Tocaba Correr , Cuatro Gatos o Ella -y donde eché a faltar Yo Para Tí – que cerró con dureza el gran hit por antonomasia de ÑU El Tren Azul . Como colofón El Flautista, el cóctel «made in japan» De Fiesta -con la guitarra Manolo Arias clavando a Ian Gillan en el fragmento de Strange Kind Of Woman y potentísimo solo de batería de Bumper incluidos- y un atronador Más Duro Que Nunca.
Soberbio, como siempre.
Texto: David Marco ( La Oreja Metálika)
Fotos: Rafa Basa (Archivo)