Sensacional nuevo disco del prolífico GLENN HUGHES. Y es que el tío no para: trabajos en solitario, proyectos paralelos, colaboraciones aquí y allá, reediciones, etc. Afortunadamente, la factoría Hughes no para de editar música.
Centrándonos en este «Soul Mover», me parece un álbum bastante más setentero (si cabe) que los anteriores, con tan sólo buenos instrumentistas y enormes composiciones. Como es lógico el propio HUGHES se ocupa de bajo y voz, mientras que su viejo compañero J.J.Marsh es el encargado de dar vida a las guitarras.
Y tras su pequeña colaboración en Songs In The Key Of Rock y grabar junto a HUGHES el directo Soulfully Live In The City Of Angels, Chad Smith (Red Hot Chili Peppers) vuelve a sentarse tras los tambores para darnos una lección de batería a la antigua usanza.
«Soul Mover» es el corte que abre el disco, con un riff sólido y contundente muy Hendrix. A destacar el psicodélico solo guitarrero que se marca Dave Navarro (Jane’s Addiction, Red Hot Chili Peppers) para este potentísimo arranque, que ve su continuación en «She Moves Ghostly». De estructura clásica y con un innovador arreglo de bongos durante toda la canción, Navarro también colabora en la intro del tema.
«Highroad» es un completo acierto: juguetona, con un marcado ritmo funky, y en el que la negroide voz de HUGHES vuelve a marcar diferencias. J.J. no se queda atrás brindándonos un enorme solo, en el que las influencias de Blackmore salen a relucir.
Una extraña y reiterativa «Orion» la sigue, con una base rítmica a lo Zeppelin. La cual da paso a la misteriosa «Change Yourself», con un inicio sorprendentede bajo y voz.
HUGHES saca de la chistera un tema que parece extraído de Seventh Star y que se sitúa claramente entre lo mejor del CD. A su vez «Let It Go» posee un comienzo a lo The Doors, órgano Hammond que parece tocado por el mismísimo Ray Manzarek, y que recrea bajo la tenebrosa atmósfera Sabbath un épico tema de 7 mins.
Buen estribillo y vuelta al rollito funky con «Dark Star», para seguir con otro homenaje a Hendrix en «Land Of The Livin». También setentera, y con un ligero toque al venido-a-menos Lenny Kravitz.
La lenta y deliciosa «Isolation» aglutina todos los tópicos anteriormente mencionados: percusión, teclado ecliesiástico, etc. y un estribillo que quita la tontería. Impresionante temazo. «Miss Little Insane» nos ofrece Hard Rock de alta escuela, que incluso nos retrotrae aromas del maravilloso proyecto Hughes&Thrall.
Vamos cerrando el chiringo con «Last Mistake», lo más flojo del disco, y el fantabuloso medio-tiempo «Don’ Let Me Blood». Buenísimo tema de Hard Rock, pero que peca de excesiva duración. Resulta evidente que la entrada de miembros de Red Hot Chili Peppers ha supuesto para HUGHES un soplo de aire fresco en las composiciones, y sobre todo a la hora de enfocar la producción, confiando incluso parte de la misma al propio Chad Smith.
En resumen, un buenísimo disco que nadie con un mínimo de sentido común en esto de la música debería dejar pasar.
Rafa Carrillo (Alianza)