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Domingo 12 de Diciembre de 2004 – Sala Razzmatazz II – Barcelona
Se encargaron de abrir fuego la banda barcelonesa Hapax y los suecos Ram. No pude ver a Hapax pues empezaron media hora antes de la hora de apertura de puertas indicada en la entrada, con lo que pilló a mucha gente aún en los aledaños de Razzmatazz II. Sí vi a Ram descargando su heavy metal clásico y underground durante cerca de media hora.
Los escandinavos le pusieron muchas ganas y lograron conectar con un público quizás no tan metalero como su oferta, que se basó en temas de su primer EP, “Sudden Impact”, como son la propia “Sudden Impact”, “Machine Invaders” o “Blessed To Be Cursed”. A destacar la voz a-la-Halford del cantante Oscar Carlquist, muy potente aunque exagerada en ciertos momentos. Fue gracioso ver comoel cantante confundió las pocas palabras que debía saber en español y dijo “Adiós” en vez de “Gracias” (rectificó rápido, eso sí). Disfrutaron con la actuación y con la respuesta el público, para marchar satisfechos y dejarnos impacientes por ver a la estrella de la noche.
En menos de 9 meses he tenido la oportunidad de ver a la formación original de Skid Row casi al completo (a excepción de Rob Affuso), eso sí, por separado. Primero fueron Bolan y compañía quienes descargaron su potente hard rock en la sala Bikini. Grandísimo concierto pero en el que se echó en falta a alguien. Y ese alguien no era otro que SEBASTIAN BACH.
La base del set list para las dos formaciones fue muy parecida en ambos conciertos, basada en los grandes hits del grupo, complementados por temas del nuevo “Thickskin” en el caso de Skid Row y por algún tema de su corto repertorio en solitario en el de SEBASTIAN BACH. Pero es innegable que siguen viviendo de sus clásicos de siempre, que en definitiva son los que el público agradece escuchar y disfrutar.
SEBASTIAN BACH se presentó con una formación muy potente y competente. Como guitarrista el veterano Ralph Santolla, que participó en grupos como Millenium y Iced Earth, acompañado sobre el escenario por un histriónicoguitarrista, excelente tanto a las seis cuerdas como a los coros. Al bajo ni más ni menos que Steve DiGiorgio, que ha formado parte de la sección rítmica de grupos del calibre de Death, Sadus, Testament o Iced Earth. Visto el historial más bien thrash/death del reputado bajista en un principio pudiera parecer que se sintiera un poco fuera de lugar, pero a la postre resultó sentirse muy cómodo,participativo y disfrutando como el que más (definitivamente el que el que más junto al jefe Bach).
Tras la percusión estuvo un Mark Prator (Iced Earth, Demons & Wizards), muy correcto y ayudando a Bach con los coros. La banda, salvo algún pequeño error, demostró gran calidad. Se les ha acusado, a mi parecer injustamente, de ser mercenarios y no entregarse en el escenario. Digo injustamente porque en la pequeña Razzmatazz II demostraron muchas ganas y no pararon ni un segundo, sobretodo un pletórico DiGiorgio.
Hablemos de SEBASTIAN BACH. A sus 38 años es capaz de absorber, transformar y desprender energía a raudales. No cesó ni un segundo de moverse y animar al público, mostrándose como un perfecto frontman/showman. En cuanto a la voz, cierto es que sobre las tablas nunca ha cantado como en los álbumes, pero en Barcelona estuvo a un gran nivel, aunque escatimando muchos agudos e incluso desafinando en algún momento puntual.
Hay dos grandes causas por las que el concierto no puede ser catalogado de éxito rotundo, el mal sonido y la corta duración. SEBASTIAN BACH se tuvo que desgañitar para que se le oyera en ciertos momentos, el bajo se oía en exceso, el sonido era de todo menos nítido y el volumen exagerado. Parece ser que los problemas de sonido se han ido repitiendo a lo largo de todos sus conciertos en la península, cosa que me hace pensar que los fallos no son causados precisamente por la sala.
Pero si algo le faltó al concierto fueron minutos. Es completamente injustificable que durase hora y cuarto, más teniendo en cuenta el escandaloso y desorbitado precio de las entradas de los conciertos post-euro.
Vayamos al grano. Una acelerada “Slave To the Grind” desató la tormenta, como sucediera también meses atrás con Skid Row. Le siguieron “Big Guns” y “Always & Never The Same”, un tema nuevo que ya aparece en su último DVD “Forever Wild”. Durante estos tres temas ya se pudo comprobar la enorme entrega de SEBASTIAN BACH y DiGiorgio, mientras que el dúo de guitarristas parecía más concentrado en la interpretación. El vocalista jugó peligrosamente con el micro varias veces en transcurso del concierto, cogiendo el cable y haciendo el “molinillo”, lo que hizo temer a más de uno por la cabeza de DiGiorgio, quien no perdía ni un detalle de la trayectoria del micrófono para evitar ser golpeado. También los fotógrafos en el foso tuvimos que agacharnos en cierto momento al paso cercano del micro, y en otro secarnos cara y objetivos de la fuente de (prefiero no saber de qué) líquido que emanó de la boca del energético cantante.
“Frozen” sirvió para presentar a la banda y escuchar los solos de DiGiorgio y Santolla. Junto con la coreada “Piece Of Me” sonaron muy potentes y caldearon de nuevo el ambiente. La canción de su primer álbum enlazó sin pausa con la desconocida “You Bring Me Down”, que según el propio Bach aparecerá en un nuevo álbum en Marzo. Por cierto, que entre tema y tema anunció su vuelta a España para actuar en los festivales veraniegos.
SEBASTIAN BACH comentó que la última vez que estuvo en Barcelona fue en 1999, pero que “Spain, Here I Am”, frase que por supuesto precedió al éxito del álbum “Skid Row”, “Here I Am”, en el que DiGiorgio apareció con un bajo de doble mástil, uno con trastes y otro sin ellos. Un incombustible Bach la interpretó a la perfección, al igual que la coreó el público que llenaba tres cuartos de la sala barcelonesa.
La guitarra de Santolla anunciaba la primera balada de la noche, “18 & Life”, cantada con mucho sentimiento por el frontman americano. Le siguió “Rock ‘N’ Roll”, de su álbum en directo “Bring ‘Em Bach Alive!”, donde sobresalió Prator, que no solo hizo los coros, sino que se marcó un tremendo ritmo a doble bombo y un mini-solo que cerraba el tema.
Sin pausa empezó “The Threat”, en la que disfrutamos de una excelente interpretación del inquieto DiGiorgio deslizando los dedos a lo largo del mástil sin trastes. Al finalizar SEBASTIAN preguntó a un tímido Santolla “Do They Rock?” (señalando al público), a lo que respondió con un escueto “Yes” tras el cuál empezó a hablar de la mejor manera que sabe, tocando con su guitarra las primeras notas de “In A Darkened Room”. Bach estuvo espectacular en su ejecución, eso sí, racionando los agudos y reservándolos para los momentos clave de la balada del “Slave To The Grind”. Es curioso ver como las íntimas luces de los clásicos mecheros baladeros han sido sustituidas por las que producen las cámaras digitales, los mecheros del siglo XXI.
Un riff de Santolla de nuevo desató la euforia de los asistentes, y es que iniciaba ni más ni menos que “Monkey Business”. Sonó potentísima y contundente, y tras un “un, dos, tres, cuatro” en español de Bach se enlazó con una versión muy metalera de “Time Warp”, extraída del musical “Rocky Horror Picture Show”. La pasión de SEBASTIAN BACH por los musicales no es nueva, no en vano ha actuado en dos musicales desde que abandonó Skid Row, “Jekyll & Hyde”, con la que obtuvo un gran éxito, y “Jesucristo Superstar”, que abandonó a media temporada. La versión desembocó de nuevo en el estribillo de “Monkey Business”, para dar por finalizado el corte y la actuación previa a los bises.
Precisamente en los bises vino el momento más emotivo de la noche. El recuerdo a Dimebag Darrell, asesinado hace pocos días por un perturbado, vino con la interpretación del tema de Pantera “Walk”. Antes de empezar el corte SEBASTIAN habló de Darrell como uno de los mejores músicos y “My Amigo”. Recogió y mostró con rabia una camiseta de Pantera que le entregó un espectador, y posteriormente otra con la cara de Dimebag Darrell. Sonaron los aplausos más fuertes de la noche, y SEBASTIAN emocionado pidió que no criticáramos la versión que iban a tocar del hit del “Vulgar Display Of Power”, pues no la tenían muy por la mano. Y no seré yo quien le lleve la contraria, aparte de que la interpretación del fragmento me pareció más que correcta, y eso no era lo importante, sino rendir homenaje a uno de los grandes de nuestra música.
Siguió el recuerdo y la emoción con “I Remember You”, muy coreada y disfrutada encima y delante del escenario. Hubo un pequeño lapsus a las guitarras que provocó cierto desconcierto en un Bach que volvió a guardarse sus mejores agudos para el final. Aún y así su ejecución no desmereció a la versión original. Fue curioso ver a DiGiorgio disfrutar con una (excelente) balada hard-rockera.
Era predecible que el tema que cerrara el concierto fuera “Youth Gone Wild”, y así fue. Antes de empezar a interpretarlo SEBASTIAN BACH hizo el amago de marchar como si estuvieran cansados para provocar el griterío del público, y si quería decibelios los obtuvo. Señalando su tatuaje con el título del tema, iba señalando las palabras para que los asistentes las gritaran, y vaya si lo hicimos, como lo seguimos haciendo a lo largo de todo el tema. Pero la sorpresa llegó cuando paró la canción y llamó al escenario al teclista de Children Of Bodom, Janne Warman, que saltó sobre el escenario cerveza en mano. SEBASTIAN intentó que cantara el estribillo del retomado tema pero Janne no parecía estar por la labor (no se sabía la letra) y se fue a hacer compañía a Santolla. Con el finlandés sobre el escenario finalizó el set, se presentó de nuevo el grupo, abrazos, reverencias y para el siguiente, no sin antes recordar la cita con los festivales veraniegos españoles.
El huracán SEBASTIAN BACH tiene cuerda para rato y se ha sabido rodear de una gran banda, pero unos minutos más y un mejor ingeniero de sonido hubieran hecho de una noche muy grata una noche inolvidable.
Texto y Fotos: Héctor Prat
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