¡Espectacular! No hay otro modo de definir el nuevo trabajo
de los finlandeses, quinto en su carrera si descontamos EP’s y directos.
Mucha expectación había en torno a este disco, pues NIGHTWISH
se han convertido en una banda tremendamente popular, y pasaban ya prácticamente
2 años desde la publicación de su anterior álbum «Century
Child».
Si en «Century Child» ya mostraban un cierto cambio
estilístico respecto a sus primeros discos, este «Once» va
mucho más allá en cuanto a evolución musical. Por supuesto,
esto sigue siendo NIGHTWISH: las melodías, el sentimiento
de los temas y la voz de Tarja son inconfundibles, pero hay cambios importantes.
En el aspecto instrumental, nos encontramos con el que sin
duda es el disco más heavy de toda su carrera. Las guitarras están
muy presentes, al igual que el poderoso bajo. Los riffs son brutales, afilados
y cortantes, especialmente en algunos temas donde llegar a rozar el thrash e
incluso el death metal, con un sonido pesadísimo y realmente magistral.
Creo que únicamente en el «The Odyssey» de Symphony X había
escuchado antes un sonido de guitarras pesadas tan bueno. Pero al mismo tiempo
se trata de un disco con muchísimo protagonismo de los arreglos orquestales.
El contraste entre la orquesta y esas guitarras tan potentes es, desde luego,
uno de los mayores atractivos de este «Once». Quizá se echen
un poco en falta los típicos sonidos de teclado de Tuomas Holopainen,
pero con unas orquestaciones tan cuidadas no hay mucho que objetar. Como curiosidad,
la orquesta que participa en el disco es la misma que grabó la banda
sonora de «El Señor de los Anillos».
La voz de Tarja sigue la línea del «Century Child»,
menos operística que antes y bastante suave. Esto, lógicamente,
gustará más a unos que a otros, quizá haya quienes añoren
la forma de cantar de discos como «Oceanborn» o «Wishmaster»,
pero sin duda su interpretación en todos los temas es impecable. Como
cabía esperar, el bajista Marco Hietala canta también en algunas
canciones, y no me cansaré de repetir lo acertada que me pareció
su entrada en el grupo, no sólo por los fantásticos contrastes
vocales entre Tarja y él, sino por su modo de tocar el bajo (mucho más
presente que antes) y su carisma y presencia sobre los escenarios.
Tanto la música (casi en su totalidad) como las letras
(excelentes y muy emotivas) han sido una vez más creación de la
mente de Tuomas Holopainen. En «Century Child», sin ser una obra
conceptual propiamente dicha, sí que había un hilo conductor que
relacionaba los temas -la inocencia-. En «Once» no es así
y cada canción tiene su propia temática, lo cual quizá
ha propiciado también una mayor variedad musical.
La producción es sencillamente asombrosa, la mejor de
su carrera, y pese ser un trabajo tan recargado de coros y orquestaciones, ningún
instrumento queda tapado y el equilibrio sonoro es casi perfecto. Una vez más
destacar el genial sonido de guitarras.
Para empezar el disco, temazo inconmensurable: «Dark
Chest of Wonders», donde los potentísimos riffs de guitarra toman
el protagonismo absoluto sin olvidar las esporádicas apariciones de la
orquesta, y el buenísimo estribillo. Gran inicio que no dejará
indiferente a nadie.
«Wish I Had an Angel» sorprende con la base rítmica
machacona, casi un poco «tecno», con una batería muy a lo
Rammstein. Primer tema en el que oímos la voz de Marco Hietala, quien
se encarga de cantar el muy pegadizo estribillo. No me parece una maravilla
de canción pero tiene su gancho y seguro que en directo da mucho juego.
«Nemo» es el primer single del álbum, sin
duda la elección perfecta como tal. Se trata de un medio tiempo muy melódico
lleno de preciosas melodías (especialmente en el estribillo; sencillamente
uno de los bonitos que he oído en mi vida). Sencilla, pero efectiva.
Quizá sea la canción que más recuerda al antiguo estilo
de NIGHTWISH.
«Planet Hell» tiene un inicio muy en plan banda
sonora, la orquesta y los coros son protagonistas exclusivos del primer minuto
de una canción que después se vuelve muy heavy, apareciendo de
nuevo la voz de Marco en las estrofas. Las melodías vocales son muy buenas,
y el estribillo demoledor. Destaca también el solo de teclado por parte
de Tuomas.
«Creek Mary’s Blood» es el primero de los
2 temas largos del álbum, sobrepasando los 8 minutos de duración.
Se trata de una canción originalísima y realmente llamativa, debido
a la participación en la misma de un indio nativo americano llamado John
Two-Hawks, quien se encarga de tocar la flauta, cantar algunos fragmentos y
recitar una especie de oración en la última parte de la misma.
Es muy curioso escuchar el sonido de NIGHTWISH combinado con
esa música tradicional. Un tema tranquilito, con buenas melodías,
un agradable solo de guitarra y de una originalidad genial.
«The Siren» nos adentra en un mundo de ensueño,
con esas evocadoras voces por parte de Tarja, cual sirena hechizando con sus
cánticos. Tiene un claro sabor arábigo, muy bien logrado tanto
por las guitarras como por los violines, constituyendo una atmósfera
incomparable. Pero sobre todo destaca el estribillo con una combinación
de voces entre Tarja y Marco maravillosamente lograda, quizá la mejor
en todo el disco.
«Dead Gardens», por el contrario, es muy cruda
y agresiva. Los riffs de guitarra del pequeño Emppu Vuorinen suenan casi
asesinos, cortantes e hirientes como cuchillas. Muy llamativo el contraste en
las estrofas entre esas poderosas guitarras y las suaves vocalizaciones de Tarja.
En una línea muy similar está «Romanticide»,
más dura y agresiva si cabe. Los últimos dos minutos de la canción
son pura rabia y desesperación desatada, con unas guitarras y un ritmo
absolutamente apabullantes. ¿Qué le habrían hecho a Tuomas
para componer algo tan lleno de odio y mala leche?
Y llegamos a la macro-composición del disco: «Ghost
Love Score». Qué decir de esta canción. Sin duda una de
las composiciones más espectaculares de metal sinfónico que se
hayan hecho jamás. 10 minutos de duración en los que nos encontramos
con majestuosos coros, preciosas melodías vocales por parte de Tarja,
un gran sólo melódico de guitarra y, sobre todo, unas orquestaciones
sencillamente impresionantes, de una épica y grandilocuencia difícilmente
comparables. Hay que reconocer que este tema es en sí una pequeña
obra maestra. Probablemente la mejor canción de toda la historia de NIGHTWISH
junto con «Beauty of the Beast» de su anterior disco.
Nos acercamos ya al final del disco. «Kuolema Tekee Taiteilijan»
es una balada muy suave, cantada en su idioma natal y con la voz de Tarja únicamente
acompañada por la orquesta. Me gusta mucho el detalle de que hayan decidido
cantar un tema en finlandés, pero he de decir que el resultado ha sido
un poco soso, NIGHTWISH tienen varias baladas mucho más
emotivas que ésta.
«Higher Than Hope» sirve como conclusión
al álbum. Otra balada, si bien más heavy e intensa que la anterior.
En esta sí han logrado ese dramatismo propio de los temas lentos del
grupo.
Quizá este final con las 2 baladas seguidas sea el mayor
defecto que le encuentro a «Once». No me parece lo más adecuado
como conclusión. De todas formas, es uno de los escasos peros que le
encuentro a un disco buenísimo en líneas generales, que vuelve
a demostrar que NIGHTWISH saben evolucionar de forma coherente
y confirma a Tuomas Holopainen como uno de los mejores compositores que hay
actualmente en el mundo del metal. Habrá quien añore los tiempos
y el sonido de «Oceanborn», pero personalmente me parece mucho más
apropiada la decisión de seguir con nuevas miras musicales, sobre todo
cuando el resultado es tan magnífico como el logrado con «Once».
Chapeau, NIGHTWISH.
Saul Miguel Garrido
1. Dark Chest Of Wonders
2. Wish I Had An Angel
3. Nemo
4. Planet Hell
5. Creek Mary’s Blood
6. The Siren
7. Dead Gardens
8. Romanticide
9. Ghost Love Score
10. Kuolema Tekee Taiteilijan
11. Higher Than Hope
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