Hablar de VIGA siempre es un placer para mí,
y más aun si es para analizar, aunque sea brevemente su trayectoria y
comentar su esperado y merecido disco debut, cosa que haré de la forma
más objetiva posible debido al cariño y amistad que me une con
la banda desde tiempos inmemoriales.
Hay que remontarse a principios de los años 80 y al,
cada vez menos castizo, barrio de Lavapiés donde se comenzó a
fraguar una historia cimentada en el trabajo, la ilusión, la honestidad
y su amor por el rock’n’roll. Nos conocimos sobre 1987, coincidiendo
con el inicio de mi programa de radio «La Cabaña del Tío
Rock», sus primeras maquetas empezaron a sonar y la banda continuó
siendo asidua en el circuito de garitos rockeros madrileños de la época.
Poco después VIGA fue durante una temporada
el grupo que acompañaba en sus directos a Azucena (ex vocalista de Santa)
cuando esta emprendió su, más bien breve, aventura en solitario.
Tiempo después, incluyendo algún asalto e intento más,
VIGA decidió aparcar su historia hasta hace pocas fechas,
cuando Chechu Aurrecoechea (guitarra) y Emi Mateo (batería en la última
etapa de la formación y ex integrante del proyecto Suit Delincuente que
compartió con el propio Chechu y el teclista Lauri Cuevas), deciden liar
al miembro más veterano de VIGA , Julio Iglesias (bajo
y voz, ningún parentesco le une al bronceado personaje del «Hey
Sssspaña!») y la magia vuelve a flotar en el ambiente de su local
de ensayo.
Sin más dilación la maquinaria de VIGA
se vuelve a poner en marcha y deciden autofinanciarse su debut configurado básicamente
por sus temas de siempre amoldados a los tiempos actuales, más un pequeño
puñado de nuevas composiciones, bautizando su primer vástago de
forma coherente como «Construyendo Rock and Roll». «Sin Perdón»
abre la obra, un tema con mucho cuerpo que da paso a temas de corte urbano como
«A Cualquier Cosa Llaman Rock’n’Roll» o «Importante»
(en línea similar a la primera época de Rosendo).
«Cansados de Esperar» es una joyita de aire nostálgico,
«Extraña Detención» es muy Motörhead (una de
las debilidades del grupo), «Grandes Bolas de Fuego» se muestra
como una divertida adaptación del clásico de Jerry Lee Lewis,
«Loco Peligroso» desprende un rollazo inmenso, «El Borracho»
es crudo y claro, «La Segunda Cara» transmite veteranía y
personalidad, «Mujer de Fuego» es pura pasión carnal, «El
Día que me Cabree» es bendita actitud, y «Atrapados por el
Rock’n’Roll» una festiva versión del rockero argentino
Moris que sirve para dar cierre al álbum.
«Construyendo Rock and Roll» se convierte por su
propio peso en un trabajo íntegro, fiel reflejo de la constancia y testimonio
absoluto de una banda que lleva muy dentro el rock’n’roll anclado
en la barra de un bar de barrio donde se amontonan botellines de cerveza impregnados
de cierta nostalgia de tiempos pasados olvidados entre las paredes de callejones
oscuros repletos de melancolía.
Ciertamente entrañable.
José Mora (Alianza)