DREAM THEATER – Concierto Presentación en Londres

Sábado 17 de Enero – Hammersmith Apollo Theater
– (Londres)

El 16 de enero arrancaba en Manchester la nueva gira de DREAM
THEATER . Londres se convertía en su segunda cita europea y
hasta allí me dirigí para ofreceros esta crónica en primicia,
de lo que fue un show memorable e irrepetible. Todo ello, pocos días
antes de que el grupo llegue a nuestro país. Como siempre, DREAM
THEATER son una formación que en directo no suelen decepcionar.
En la capital británica, el grupo volvió a triunfar en honor de
multitudes.

Sábado por la tarde… me dirijo hacia el Hammersmith
Apollo Theater. Por si alguien no lo sabe, bajo este recinto se han sellado
algunas de las páginas más brillantes de la historia del rock,
especialmente de los años 70 y 80. Multitud de bandas históricas
han grabado aquí sus directos en formato audio y video. Nada más
entrar, te das cuenta de todo. El Hammersmith Apollo es un teatro, con todas
las características de estos recintos. Con dos plateas, la de abajo sin
asientos y la de arriba con butacas, el lugar ofrece un aspecto cálido
y elegante. La altura y la forma del local ofrecen una perfecta y crecana perspectiva
del escenario desde todos los puntos. Punto y aparte merece el sonido… la
acústica del Hammersmith Apollo Theater es simplemente excepcional.

A principios de los 90, se dejaron de programar muchos conciertos
en este teatro, ya que era dificil ubicar citas puntuales en las giras de las
bandas, porque normalmente se llevaban a cabo allí operas y comedias
musicales con una continuidad bastante larga. Desde no hace mucho, la nueva
compañía que gestiona la programación del teatro ha apostado
de nuevo por la música y, en especial, por el buen rock. Y es que en
el Reino Unido y, especialmente Londres, se respira esa cultura del rock. Era
chocante, pero a la vez trascendente y comprensible, el amplio espectro de personas
con edades diferentes que ese día nos juntamos para ver el concierto
de DREAM THEATER. Vi desde chavales de 13 años acompañados
de su padre y aficionados que bien superaban sus 50 años hasta familias
completas (padres con hijos)… algo que en nuestro país es bastante
inverosímil (de aquí, lo que os comentaba sobre la cultura y la
influencia del rock en el país británico). Sin duda, el público
inglés se caracteriza por su aspecto educado (todos en fila entrando
al recinto y sin empujones) pero también por su frialdad y carácter
estático durante el concierto. Como anécdota (era muy fuerte),
comentaros que a mí me asignaron sitio en la zona de butacas y a la que
te levantabas y te emocionabas un poco con la música te venía
un miembro de seguridad que muy amablemente te invitaba a volverte a sentar
(¡alucinante!).

Después de este rollo, yo creo que muy interesante y
crucial para poneros un poco en escena, paso a lo que todos estáis esperando…

Para abrir el apetito, comentaros, de entrada, que los conciertos
de DREAM THEATER por Europa (muchos ya sabéis esto)
vuelven a acogerse a la fórmula «An Evenening with Dream Theater»
esto es, sin teloneros. En Londres (en el resto de citas será parecido),
el show duró 3 horas, contando una pausa de 15 minutos que dividía
los dos sets que configuraban la actuación. En esta ocasión, no
tocaron ni el último disco seguido y entero (aunque casi) ni ningún
disco clásico de alguna banda también clásica del rock
en su totalidad. DREAM THEATER se limitaron a la presentación
de su nueva obra «Train of Thought» y en repasar ampliamente varios
momentos de lo mejor de su carrera discográfica.

Para esta gira, el escenario y el atrezzo se centran sobre
todo en el aspecto audiovisual, de forma parecida a lo que ya hicieron en la
gira del «Scenes from A Memory». Tres pantallas, una central muy
grande y dos laterales ofrecerían imágenes del directo (especialmente
muy interesantes, en los solos instrumentales en los que no te perdías
ni un detalle) y grabaciones de ambiente (que, generalmente, se proyectaban
en la pantalla grande central). Respecto al juego de luces, comentar que, aunque
casi siempre en segundo plano y subordinadas al aspecto audiovisual, en algunos
momentos era espectacular consiguiendo recrear ambientes acogedores y muy acordes
con el aspecto musical.

El concierto se inicia con la proyección sucesiva de
imágenes fotográficas en la pantalla grande central que recogen
momentos y grabaciones de toda la historia de DREAM THEATER,
desde los inicios con Majesty hasta la presente actualidad, todo ello marcando
la sucesión de los años que han ido pasando. Especialmente gracioso
(la gente se partía) era ver las pintas de los miembros de la banda (algunas,
muy glamurosas y sin desperdicio alguno) cuando sólo eran unos críos.
Cuando llegan a «Train Of Though», la banda sale al escenario.

Primeramente, el protagonismo se dirige a John Myung quien
introduce con sus notas de bajo distorsionado el tema «As I Am».
Seguidamente, ya se ofrece una visión de todo el escenario, con John
Petrucci, Mike Portnoy y Jordan Rudess al frente de sus respectivos instrumentos
y, posteriormente, James LaBrie cuando le toca su turno. Como suele ser habitual,
cada miembro de la banda tiene como su pequeña área asignada dentro
del escenario, con sus inmensas pedaleras (Petrucci y Myung), amplios teclados
(Rudess) y descomunal batería (Portnoy). Ello dificulta en gran parte
la movilidad de los músicos a lo largo de todo el escenario, papel y
función que en gran parte, sobre todo de cara al contacto con el espectador,
le toca solucionar a LaBrie.

El primer tema de «Train Of Though» suena desgarrador
y muy potente, como en el disco. La banda lleva perfectamente al directo ese
sonido oscuro y hasta inquietante en algunos parajes. La canción se enlaza
seguidamente con «Beyond This Life», donde nos encontramos con un
John Petrucci sensacional, que curiosamente en ningún momento de toda
la noche abandonó sus gafas de sol (¿?). Sin duda, el comienzo
es de lo más matador y efectivo. Este tema se alarga con una jam session
final en la que van cobrando protagonismo cada uno de los miembros del grupo.
El hecho de que este justo momento coincidiese con la salida del foso de los
fotógrafos (teniendo que salir del recinto por una puerta trasera para
volver a entrar por la entrada principal… menudo lío) hizo que me perdiese
parte de esta improvisada sesión, que volvió a mostrarnos la calidad
individual y en conjunto de cada uno de los músicos de la banda.

Tras este éxtasis instrumental, llega la calma con «Endless
Sacrifice», un tema construido in crescendo pero que, ni en sus momentos
más álgidos, alcanza la fuerza de las dos anteriores canciones.
Noto durante este tema (y los dos o tres posteriores) la voz de James LaBrie
algo floja sobre todo en los momentos más agudos, aspecto que una vez
más en caliente va mejorando llegando a cuotas geniales. De este tema,
destaco el virtuosismo y la efectividad de Jordan Rudess a los teclados. Tras
saludar al público cae el primero de los temas clásicos de la
banda, «Caught In A Web» que, por problemas técnicos, sale
algo desfavorecido. En medio de la canción, se producen una serie de
fallos en cuanto a las imágenes proyectadas y creo que hasta llegó
a saltar un generador (hasta las grandes bandas tienen que sufrir a veces estos
dichosos percances) que anuló el sonido de los instrumentos eléctricos.
A destacar (¡qué gran profesionalidad!), el solo que se marca Mike
Portnoy… como si nada hubiese pasado. La gente pasa, en cuestión de
segundos, de la decepción al aplauso y la complicidad con este excepcional
batería que se marca una sensacional e improvisada sesión. Arreglados
los problemas, la banda continua con el tema en el momento justo en el que lo
habían dejado aunque, por supuesto, este ha perdido ya parte de su encanto.

«This Dying Soul», uno de los mejores temas de
su último disco, es el tema que pasan a abordar a continuación.
De nuevo, de un tema que, en principio, se presenta difícil de adaptar
y «clavar» en directo, DREAM THEATER salen más
que airosos aunque, de todos modos, se hace patente esa dificultad y esfuerzo.
John Petrucci vuelve a sobresalir en este tema, donde su guitarra adopta permanentemente
diferentes y sorprendentes tonalidades, siempre complejas, tanto en las partes
más agresivas como en las más melódicas del tema.

A Jordan Rudess le toca el turno de abrir la siguiente canción,
la inesperada «The Great Debate», un apasionante tema, muy experimental
y clásicamente progresivo, que fue la única incursión de
la noche referente al álbum «Six Degrees Of Inner Turbulence».
El inicio del tema suena excelente, recreando esa atmósfera especial
que estalla con fuerza al final. El tema se ilustra con una serie de imágenes
en las pantallas sobre laboratorios, recogidas de análisis, moléculas,
cadenas de ADN y, en definitiva, una temática centrada sobre la genética.
Tras este larguísimo tema (en directo, se hace más largo aún
si cabe), John Petrucci inicia el punteo de «Finally Free», que
es recibida con largos aplausos por la gran mayoría de la audiencia.
Sin duda, esta canción firma uno de los momentos más emocionantes
de la noche, cuando empiezas a sentir esos escalofríos que llegan a ponerte
la piel de gallina. Memorable. A diferencia del tour del «Scenes From
A Memory» (en el que, durante esta canción, se desvelaba el misterio
de esa magna obra conceptual), se suprimen gran parte de aquellas imágenes
así como la revelación final, por todos ya conocida. Al finalizar
el tema, la banda se retira del escenario y se encienden las luces del teatro
mientras se anuncia, en la pantalla central, un intemedio de 15 minutos, ideal
para asimilar emociones y hacer una merecida visita al bar.

Tras la pequeña pausa, se inicia el segundo set del
concierto. Jordan Rudess es el encargado de iniciarlo, iluminado por un foco
e interpretando un solo a los teclados. Con toda la banda ya sobre el escenario,
se hacen con un tema de Queen, en concreto «Death on Two Legs» (del
álbum «A Night At The Opera», 1975) y, no cabe decirlo, se
meten inmediatamente en el bolsillo a todo el público inglés.
Esta incursión hizo a más de uno pensar si ahora iban a tocar
más versiones o incluso ese disco en concreto (que incluye piezas maestras
como «Bohemian Rhapsody», ya versionada anteriormente por DREAM
THEATER). No obstante, enseguida nos damos cuenta de que la cosa no
va a ser así, cuando se inicia el tema «Honor Thy Father»,
el más potente del último disco de la banda, con esa directa introducción
de Mike Portnoy a la batería. Una de esas canciones que, sin estar llamada
a convertirse en tema clásico de la banda, da un excelente resultado
en directo.

Una corta pausa, para dar un pequeño respiro y volver
a ambientes mucho más tranquilos y relajados. Son los ofrecidos con «Another
Day», una de las grandes baladas de DREAM THEATER (a
mi gusto, la mejor), cuya escucha es emocionante y no exenta de energía,
con ese solo de guitarra en su momento cumbre, que te lanza a un momento de
pura magia. Todo un himno, de esos que te contagian un agradable optimismo y
una placentera felicidad.

Tras una pequeña introducción por parte de todos
los músicos de la banda, los inicios más remotos de Dream Theater
toman su recuerdo con «Only A Matter of Time», uno de los grande
temas de «When Dream And Day Unite». Posteriormente, toca repasar
el álbum «Awake», en concreto, la sesión denominada
«A Mind Beside Itself». El gran tema instrumental «Erotomania»
suena como siempre grandioso, con un John Petrucci que sale al final con ese
solo al más purista corte clásico, toda una delicia. El tema,
como sucede en el álbum, se fusiona con «Voices», donde John
Myung hace gala de su maestría con su flamante bajo de seis cuerdas.
El tema es coreado al unísono por el público, creándose
una gran reciprocidad en el auditorio entre el escenario y las plateas. La sesión
finaliza con la apacible «The Silent Man», un tema de suave carácter
acústico y agradable escucha.

En el siguiente tema, «In The Name of God», las
luces, totalmente blancas y provocadamente extraluminosas, juegan un papel fundamental.
Todo ello, con la proyección en las pantallas de imágenes del
cielo y las nubes, recreando un ambiente místico, que puede llegar a
hacerte volar. Muy logrado ese efecto que quieren ofrecer. En este tema, James
LaBrie se sale y se nota como disfruta. Los «piques» entre los solos
alternados y continuos de Petrucci y Rudess son memorables. Y ante todo, destacar
ese final totalmente épico que sobre los escenarios da un resultado genial.
Posteriormente, la banda se retira, para dar ya paso a los bises.

Estos se inician con la sesión íntegra de «Trail
Of Tears», del disco «Falling Into Infinity». Desde el calmado
inicio de «It’s Raining», pasando por los excelentes momentos
instrumentales de «Deep In Heaven» para finalizar a lo grande con
«The Wasteland». En directo, esta pieza es una joya. Para finalizar
a lo grande su actuación, nada mejor que «Metropolis», para
la inmensa mayoría el mejor tema que hayan grabado y una pieza maestra
del rock progresivo. Esta vez si que todo el público se pone en pie durante
todo el tema y aquello se convierte en una gran fiesta de despedida, con intervenciones
a medio tema de Mike Portnoy saludando en plan cachondeo a la audiencia. Un
broche de oro final, para un show estupendo en un recinto no menos especial.

Ya empiezo a contar los días que faltan para verles
de nuevo en nuestro país…

(Gracias a Julie Green, de Warner Music UK, por su ayuda en
todo momento)

Texto y Fotos: CARLOS OLIVER carlosom@eresmas.net

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