El pasado once de noviembre se ponía a la venta uno
de los discos más esperados del momento: el nuevo trabajo de Dream Theater.
Una de las bandas más populares del momento, conocida por muchos y alabada
por tantos otros. Y es que, desde la salida de su «Metropolis 2000: Scenes
from a Memory», el grupo ha alcanzado cotas muy altas de seguidores, viendo
incrementado su público hasta audiencias ajenas al Metal y convirtiendo
a la banda en uno de los principales puntos de atención del panorama
musical actual. ¿Moda? Mmmm… no me atrevería dictar un sí
o un no al respecto… beneficio de la duda. Lo que está muy claro
es que con una veintena de discos oficialmente editados, se han labrado su propio
éxito mediante el trabajo duro y la calidad regular que nos permitirá
verles al fin en lugares grandes de verdad el próximo febrero.
Si su lanzamiento de por sí ya supone todo un acontecimiento
social para varios de nosotros, en esta ocasión, a dicha espera se le
suma un intento de camuflaje antipiratería que ha llevado a la banda
a no distribuir material promocional alguno por miedo a que este pululase por
la red de redes y demás medios precoces tres meses antes. Como ocurriera
con su anterior plástico «Six Degrees of Inner Turbulence».
Un único tema aparecido el 23 de octubre «ripeado» de una
radio local americana y que más adelante la banda posteó en la
web oficial, el día 29, es todo lo que se conocía de este «Train
of Thought» hasta seis días antes del lanzamiento oficial mundial.
Fecha en la que se localizó el disco en terrenos binarios sobre las 11
de la mañana según fuentes diversas (todo un record de tiempo
para los tiempos que corren). Como veis hay psicosis tras el tema.
No me he dispuesto a realizar la crítica de este disco
hasta poder degustarlo con criterio y argumentaciones decentes que comunicar.
Es más, pienso que opinar de un disco como este, así, tras unas
pocas escuchas es una muestra de mala educación, superficialidad e ignorancia.
Como sistema empleado, he apuntado en un papel todas y cada una de las escuchas
que he realizado, tomando notas en cada momento y anotando las impresiones que
iba acumulando en cada sesión hasta llegar a 40 y… esto es lo que
he podido inferir. A menudo me pregunto qué resultados obtendría
este mismo disco si hubiera sido editado por una banda novel ¿Alcanzaría
las cotas de éxito y el elogio que esta gente consigue disco tras disco?
Sería maravilloso poder juzgar un disco como este sin prejuicios de ningún
tipo. Partiendo de cero y sin conocerlos de nada. No podríamos tener
en cuenta la trayectoria y la trascendencia de este modo pero ¿cuál
sería el resultado? ¿Seríamos más objetivos? ¿Nos
ceñiríamos así en lo más evidente y musical en cada
caso?
Como siempre, Dream Theater es un grupo que nunca sabes por
donde va a salir. Regala un lienzo a un maestro pintor y ponle a dibujar ¿Puedes
adivinar qué va salir de esas acuarelas? A mi parecer estamos ante un
grupo que goza, por un lado, de cierta infravaloración. Muchos de sus
seguidores tan sólo tienen en cuenta la calidad técnica de todos
y cada uno de sus componentes sin darse cuenta de sus excelentes aptitudes compositivas.
Este es uno de los motivos que me lleva a pensar por qué se trata el
«Falling into Infinty» como uno de sus peores discos (uno de mis
favoritos) o el «Awake» como uno de sus mejores trabajos y, sin
embargo, de los más criticados por los más geeks y gurús
del género que este quinteto ejecuta en su vertiente más comercial.
Efectivamente, sobre gustos colores. Las opiniones de un seguidor más
rockero serán diferentes de las de todos aquellos metalheadz que se atreven
con géneros algo más vanguardistas. La prueba de esto son las
opiniones vertidas en el foro de www.rafabasa.com y la lista de correo de LCDM
por ejemplo.
El álbum inicia con el tema promocional «As I
Am» en su versión íntegra de casi ocho minutos de duración.
Un tema que se presenta oscuro, con una especie de fade in a modo de intro (como
continuación del 6DOIT) que desemboca en un principio muy en la línea
típica en la banda para estos casos (ya me lo estoy imaginando en directo).
Una reminiscencia increíble a Black Sabbath. Entra el primer riff del
tema, muy cañero con una carga heavy sorprendente de las que escaseaban
en su anterior trabajo, muy en la onda de grupos como Alice in Chains o Tool
(hay mucho de estos últimos en todo el disco). La voz de (James) LaBrie
sigue una línea bastante personal sin subir demasiado y unas líneas
que me recuerdan mucho a Hetfield en la última parte del estribillo.
Un tema ciertamente pesado y algo lento con unas melodías bastante tenebrosas,
sobretodo en lo referente a las guitarras (el trozo del punteo de teclado hacia
allá los cinco minutos y medio hubieran sido realmente mortales de haber
tenido una afinación más baja). Es un tema directo, sin demasiada
complicación pero que a mí, personalmente, me parece una de las
más flojas del todo el «Train of Thought». Las letras son
de John Petrucci quien, a mi parecer, es el mejor letrista de la banda aunque
muy a menudo toque el tema de la religión, que ya cansa un poco. La música
aparece firmada por todos los integrantes como el resto de temas a excepción
de la corta balada titulada «Vacant».
Tras el vermut, «This Dying Soul» es el segundo
corte que conforma el disco. Con una duración más en la línea
del resto del LP, el tema inicia con una guitarra mucho más metálica
de lo que esta gente nos tienen acostumbrados, cabalgando al ritmo de un doble
bombo veloz y agresivo que no oíamos desde los tiempos del «Images
and Words». La producción de Petrucci, (Mike) Portnoy y la mezcla
a cargo de, el ya asiduo, Kevin Shirley (IRON MAIDEN, JOURNEY, LED ZEPPELIN…)
es perfecta. Todo en su justa medida de volumen y presencia. Cosas del dinero.
Recuerdo cuando en los extras del DVD del SFAM, Shirley salía explicando
las 99 pistas que Portnoy utilizaba para sonorizarse en directo. De seguida
entra una parte más sosegada donde se doblan guitarras con cierto tufillo
arabesco como el patente en temas como «Home» del SFAM… veremos
si Petrucci muta en directo y le salen dos brazos más porque de estos
virtuosos nunca se sabe. El tema contiene ciertas reminiscencias a la dama de
hierro, sobretodo en algunas partes de los solos de teclado, sin llegar a ser
un plagio disimulado como suele ocurrir en estos casos. Este es el problema
hoy en día. Hay muchos grandes instrumentistas en todo el mundo pero
el talento es algo que no se puede trabajar del mismo modo que la técnica.
Existen grandes músicos, muy rápidos, muy técnicos pero
que por influencias entienden calcos o plagios «disimulados» sin
preocuparse de empaparse bien de algo nuevo y crear algo propio de ese trabajo
de asimilación. De ahí esa proliferación de grupos progresivos
clones del teatro de los sueños o de bandas de corte clásico que
«apestan» a Maiden por todas partes.
Más adelante se alternaran el riff del principio con
unas estrofas más duras en lo que a guitarra se refiere, cantadas por
LaBrie y donde también tenemos ocasión de oír fragmentos
donde la voz aparece ecualizada de diferente manera como ocurriese en temas
tales como «Beyond this Life» del famoso SFAM o más de otro
corte en aquel criticado «Falling into Infinity». La estructura
se repite unas cuantas veces y finaliza con un punteo muy lírico de una
guitarra llevada al límite por el señor John Petrucci.
El corte prosigue con unos pasajes de la voz doblada para dar
paso a una parte instrumental donde, sobre el minuto 6:40, se reutilizan momentos
de la primera parte del tema «The Glass Prison», aparecido en el
6DOIT. Corrigiendo lo que algunos anunciaban y Mike Portnoy (el autor de las
letras en este caso) explicó el pasado día once en una escucha
y charla simultánea realizada en internet, no se trata de la segunda
parte de aquel tema, sino una continuación todavía inacabada (en
concreto los capítulos cuatro y cinco de un total de doce). En ambos
temas existen algunos comunes en cuanto a letras y riffs se refiere. Así
como también a aquel «The Mirror» del «Awake»,
en el que también se trataba el tema del alcoholismo.
El tema reemprende con una parte instrumental con otro solo más de John
Petrucci y finaliza con unas llamadas muy resultonas y heavies. Me apuesto el
cuello a que será uno de los temas más populares en directo a
partir de ahora. Corren rumores de que se tocará a continuación
del capítulo primero («The Glass Prison»), editado en su
anterior disco.
Un cambio un poco brusco el que se aprecia con la llegada de
este «Endless Sacrifice». Un tema a medio tiempo que alterna partes
sosegadas con momentos más heavies e instrumentales. La letra corre a
cargo de John Petrucci, quien dedica el tema a su mujer Rena y a sus hijos agradeciéndoles
ese «sacrificio sin fin» (de ahí el título del tema)
que le permite vivir su sueño de poder girar por todo el mundo pese las
distancias y dificultades. El track es de una duración similar al anterior
corte e incluye momentos donde Labrie muestra su parte más melosa a la
voz para acabar con un tono más agresivo y adaptado a ese sonido de Heavy
moderno que han adoptado para este disco. El principio tiene un aire muy palpable
a Metallica que a los dos minutos se convierte en algo mucho más machacón.
La obra incluye algunos breaks instrumentales diseñados con gran gusto
y exquisitez donde (Jordan) Rudess hace uso de su sonido de Hammond, para luego
doblar algunos punteos con Petrucci en una más de esas atmósferas
que, sin darte cuenta, te llevan del acorde más suave al más puro
auge metálico. Un final muy de directo, por cierto. Es en canciones como
esta donde se aprecia más que se trata de un disco semi-conceptual y
no una obra íntegra en sí misma.
«Honor Thy Father» es la canción número
cuatro con una duración de poco más de diez minutos. Un fantástico
fill de Mike Portnoy que no veíamos desde aquel «6 o’clock»
o aquel «Finally Free» sirve como tarjeta de visita de un inicio
heavy como pocos en la onda de un «Battery» de aquellos maravillosos
años con Ulrich y cia. Se trata de una composición dedicada al
padrastro de Mike Portnoy, con unas letras muy personales y desgarradoras. Es
uno de los momentos más veloces y contundentes del disco donde se desata
un juego de clichés progresivos con palmutes, armónicos y doble
bombo que harán las delicias de todos aquellos amantes del «Awake»
y oyentes poco cercanos al género. Es uno de los temas más para
todos los públicos del disco y seguramente pasará a formar parte
del setlist habitual del grupo. Se juega bastante con la ecualización
de la voz y también se incluyen algunos samples de voces a modo de película
como hicieran en la parte instrumental de «The Mirror,» por ejemplo.
Increíble el papel de Rudess en este corte, tanto a nivel rítmico
como en sus solos. En algunos pasajes parece querer simular el sonido (tan personal)
de Derek Sherinian (Planet X, Platypus, Yngwie Malmsteen…), su anterior
teclista. No es de los temas más variados pero sí muy resultón.
Llega «Vacant». Una pequeña balada de duración
no extraterrestre y único tema firmado vocalmente por LaBrie. La música
corre a cargo de (John) Myung y Rudess. La sensación es un poco la misma
que en aquel «Through my Words». Piano, bajo y violines dan pie
al momento romántico del disco, demostrándonos una vez más
la versatilidad de este quinteto de musicazos. No recomendada para los enamorados
no correspondidos.
Llega con buen pie, a modo de continuación del anterior
corte, el tema instrumental y uno de mis favoritos del disco: «Stream
of Consciousness». Once minutos más de deleite musical que no se
basa solamente en el lucimiento personal sino que mantiene una estructura muy
bien trabajada que muchos grupos quisieran poder imitar. La pieza se podría
definir como una mezcla entre los Liquid Tension Experiment más místicos
y algunos de los trabajos de Al Di Meola con alguna reminiscencia a los Beatles
incluso. Hay fragmentos realmente increíbles, sobretodo de la mitad (en
el minuto cinco y medio) hacia adelante. Al igual que ocurre con «Erotomania»
pero con más motivo, quizás su duración la haga poco atractiva
de cara al directo. Crucemos los dedos porque poder disfrutar de este tema en
directo tiene que ser algo realmente orgásmico.
Llegamos al final y para postres otro de los temas que más
popularidad parece estar acaparando: «In the Name of God». El que
al principio se especulaba como un tema religioso es en realidad una queja a
todas aquellas injusticias de la historia realizadas «En el Nombre de
Dios». Firmado, como era de esperar, por John Petrucci. Quizás
ha sido cosa de la relación de Portnoy con Neal Morse (Spock’s
Beard, Transatlantic) en estos últimos tiempos de grabación de
su nuevo «Testimony» que el asunto de Dios les ha dado fuerte a
todos ellos. Un tema interesante, el más largo de todos, que combina
partes más agresivas con otras más melódicas, como la del
estribillo por ejemplo. Siguiendo una estructura similar a la de «This
Dying Soul». Mi parte favorita transcurre a partir del minuto ocho aproximadamente,
donde Rudess y Petrucci doblan un punteo increíble que me pone los pelos
de punta. Nada más oírlo pude imaginarme los aplausos de la gente
en el directo sin ni siquiera dejarle acabar. Un tema potente y poderoso que
supone un perfecto fin apoteósico para un disco redondo en todos los
sentidos.
El trabajo se incluye con una portada y un libro en blanco
y negro bastante escaso en páginas donde se incluyen algunas fotos diversas
a modo conceptual que de una forma u otra guardan cierta relación con
las canciones que ilustran en cada caso. Siendo quienes son realmente no creo
que les haga falta pero pienso que un buen libreto como complemento de un CD
es un incentivo de compra bastante importante y a menudo infravalorado.
El grupo ha anunciado su intención de editar un nuevo
DVD aprovechando este nuevo lanzamiento. Esperemos que lleguen a un acuerdo
con el sello. Mientras tanto tendremos que contentarnos con el contenido interactivo
del CD que os permitirá disfrutar del cómo se hizo a través
de Internet. Veremos si en breve empiezan a moverse algunos bootlegs piratas
del nuevo tour con los que espero acrecentar mi magna videoteca de la banda
😛
Esto es lo que hemos estado esperando todo este tiempo. Los
rumores acerca de su interés de recuperar los sonidos más metaleros
tras los conciertos homenaje de Maiden y Metallica, sumados a las duras críticas
vertidas sobre su anterior trabajo por una parte considerable de su público
han dado forma a este nuevo «Train of Thought». Algo así
como el negro de los Theater. No me gusta comparar los trabajos de esta gente
dado que cada disco es un mundo y aunque no llegue a alcanzar el nivel de SFAM
o I&W, no cabe duda que estamos ante algo grande. Me resulta muy difícil
ponerle una nota porque para mí es insultante catalogar la música
con un número aunque ello tenga más importancia para muchos que
lo que pueda contar en todo este libro de petete. Evaluar a Dream Theater es
evaluar a la música en sí. Siempre hay cosas que echas en falta.
Bajo mi punto de vista, el disco parece algo lento a ratos, quizás en
algunos momentos podrían haber subido un poco las revoluciones. Además
a LaBrie, pese no ser uno de sus detractores, lo he encontrado un poco falto
de fuerza y rabia en alguno de los pasajes más heavies. Estamos ante
un disco más metálico, adaptado a las tendencias modernas del
nuevo tiempo, con grandes dosis de melodía, buen gusto y un talento compositivo
como pocos. Los tiempos cambian y los años hacen lo mismo con todo el
mundo. Esta gente ha sabido ver lo que la gente pide y han trabajado en ello.
No creo que su inspiración en este aspecto sea tan espontánea
como en los años mozos, jóvenes y alocados de sus primeros tiempos
con el «When Dream and Day Unite» o «Images and Words»
pero saben que tienen un público variopinto al que deben contentar y
cumplen con su cometido con este intento de compendio de todo lo editado anteriormente,
en un solo trabajo. Hoy he oído decir que ha alcanzado el puesto número
nueve en las listas de más vendidos en Finlandia. Veremos como se desarrolla
en el resto del mundo. De lo que no me cabe duda es que tendrá una mejor
acogida en el mercado Heavy que su anterior LP. Podríamos hablar largo
y tendido acerca de mil cosas más pero mi espacio, aunque no os lo parezca,
es limitado. Un nuevo disco de obligada escucha que supone un nuevo ejemplo
de definición para el término «progresivo» y que sin
duda se convertirá en un nuevo clásico entre los mejores de este
año.
Daniel Rubio López (Fanzine «Era del Metal»)
daniel_rubio@rafabasa.com
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