Sala Aqualung, 28 de Octubre de 2003 – MADRID
Noche clásica y muy atractiva la que se nos presentaba
el martes pasado en Aqualung. Por un lado el segundo concierto en Madrid de
SILVER FIST tras la disolución de Muro (en un concierto
especial para SILVER seguro porque Mötorhead fue la primera
banda grande a la que teloneó Muro hace ya muchos años en el Pabellón
del Real Madrid), y por otro la vuelta de unos incombustibles Motorhead por
los que parece que no pasan los años. No he tenido la oportunidad de
verles en los 80 pero me juego mi melena del metal a que la fórmula,
actitud, contundencia e impresión causada en la gente es la misma de
antaño: tres tíos macarras y auténticos donde los hayan
dando cera sin parar con su rock n´roll más clásico y bullanguero
por bandera y escapando intencionadamente de modas, evoluciones, estéticas
novedosas y sonidos que no sean 100% Motorhead.
Pero no adelantemos acontecimientos porque el concierto comenzó
a eso de las 9 de la noche con la banda sonora de Terminator que daba paso inmediatamente
al nuevo proyecto de SILVER (tras la confirmación de
que la triste disolución de Muro es definitiva) en directo. Tuve la oportunidad
de verles en el último Viña Rock y la verdad es que me dejaron
una mejor impresión que esta noche. Es cierto que entonces la gente estaba
mucho más entregada con la banda, que disfrutaron de mejor sonido y que
el set list ayudaba bastante a que el concierto fuera redondo. Esta vez me convencieron
menos con su propuesta de heavy metal clásico cercano a Muro pero algo
más actual y «melódico».
Tocaron durante 40 minutos aproximadamente con un público
todavía escaso, no demasiado entregado y con más ganas de corear
temas de Muro más que de nuevos temas. Me gustaron la ya conocida «Ave
Fénix» con la que comenzaron (atención a la letra porque
tiene mucha chicha), un medio tiempo interesante que se llama «Puedo oírte
gritar» y sobre todo los dos temas de la ya ex banda de SILVER
(que mal rollo me sigue dando reconocer esto) que sonaron: la declaración
de principios que siempre será «Corazón de metal»
y el clásico «Telón de acero» que fueron los dos temas
que realmente levantaron a la gente durante la actuación. Tenían
preparada para terminar una versión de «Come out and play»
de Twisted Sister pero por razones de tiempo tuvieron que dejarla para mejor
ocasión, una lástima.
Mucha suerte SILVER, Iván y demás
componentes de SILVER FIST pero me temo que la sombra de Muro
es muy alargada y no va a ser fácil olvidarla para dar paso al nuevo
proyecto. Músicos buenos hay, ganas e ilusión también y
los temas son buenos, potentes y con calidad (aunque les falta cierta garra
y feeling de antaño, todo hay que decirlo) así que ánimo
y a seguir avanzando y consolidando el futuro de la banda.
MOTORHEAD
Y eso de las 10:15 se destapó la enorme batería
de Mikkey Dee (ex King Diamond y que ha grabado el último disco de Helloween, cómo la mayoría de vosotros sabéis),
cortaron la música de fondo (que por una vez era coherente con el evento
ya que los dueños de la sala nos sorprendieron con el «Killers»
de Maiden) y se apagaron las luces para comenzar con una nueva descarga de MOTORHEAD
en nuestro país (y van ya…). Mikkey Dee, Phil Campbell y el inconfundible
y auténtico Lemmy Kilminster (¡rápido, que alguien me diga
algún músico que a sus cincuenta y muchos siga vistiendo botas
blancas de vaquero, elásticos y cinturón de balas!) irrumpieron
en escena para dar paso a casi hora y media de tralla sin descanso y de magia
y actitud en forma de canciones.
Fue el propio Lemmy el que dio el pie de inicio con su voz
cazallera entonando un simple pero efectivo: «Good night, Madrid, we´re
Motorhead and we´re going to kick your asses» para comenzar con
ell primer tema de la noche que, cómo no podía ser otro, fue «We
are Motorhead» de su penúltimo disco. Cómo era de esperar
recurrieron a sus clásicos dando especial preponderancia a tres de sus
discos más aclamados: «Overkill», «Ace of Spades»
y «1916» y obviando casi por completo (totalmente en el caso de
«Hammered», su más reciente lanzamiento) la última
etapa de la banda.
El set list y la actuación en sí fue bastante
similar que la que el grupo nos ofreció en el Metal Mania en Julio aunque
con mejor sonido que entonces, la gente totalmente entregada y sobre todo una
actitud de la banda mucho más efusiva, vacilona, gamberra y creo que
sincera. ¿Conclusión?: si en Metal Mania fue un conciertazo aunque
algo frío, esta vez nos dejaron boquiabiertos de principio a fin. Los
grandes siempre lo serán y más cuando después de tanto
años siguen ofreciéndonos la fórmula mágica con
el mismo efecto de siempre: banda entregada y con actitud 100% auténtica,
público entusiasta, temas clásicos y buen sonido = Concierto de
los buenos.
Tras «No class» y «Shoot you in the back»
vino el primer momento gracioso de la noche cuando Lemmy nos preguntó
si queríamos que tocaran más alto… ¿más?,
imposible. Atacaron entonces una impresionante «Civil War» de un
buen disco cómo es «Overnight sensation» apoyados por unas
luces cegadoras que le daban al tema un aire marcial y guerrero especialmente
real. El tema siguiente lo dedicó Lemmy a todos los punkies de la sala
(que alguno había). Fue la versión del «God save the queen»
de los Sex Pistols incluida en «We´re Motorhead» que suena
mucho mejor en clave de rock n´roll, al menos para mi gusto metalero,
je,je. Para entonces Mikkey Dee ya había roto una de las cajas de la
batería, ante las risas de la banda y la cara mezcla de admiración
y estupefacción de los presentes (¡vaya bestia, señores!)
y Phil Campbell (que con la tontería lleva ya 19 años junto a
Lemmy) se había metido a todo el mundo en el bolsillo con su actitud
vacilona y rocanrolera y su forma de tocar la guitarra entre el heavy más
clásico y el rock n´roll sucio y bullanguero marca de la casa.
Y de Lemmy… ¿Qué podemos decir a estas alturas?. Pues que
su sola presencia en el escenario con su bigote-barba tan característico,
su verruga y su bajo Rickenbacker de toda la vida es suficiente para que todos
nos demos cuenta de porqué es leyenda e historia viva de nuestro rollo.
¿Nada más que añadir en este sentido?, pues sí,
ya que cuando se pone a vacilar al resto de la banda y a jugar con el público
se torna incluso entrañable. Todo un personaje, la verdad.
Sigamos con el concierto que empiezo a desvariar. Siguen cayendo
clásicos cómo «Metropolis», el homenaje a nuestros
queridos «R.A.M.O.N.E.S.» (a los hermanos «Ramón»
cómo decía Lemmy), una intensísima «Damage case»,
una algo más floja «Sacrifice», el tema que daba título
a su disco del 95 (con sólo estratosférico de Mikkey Dee entre
medias del tema), … La banda se sentía a gusto en directo, la gente
no paraba de saltar y bailar (a veces dando más «hostias»
de la cuenta, todo hay que decirlo -no viene a cuento pero el heavy no
es violencia, que a nadie se le olvide-) y el ambiente y comunión entre
ambos era cada vez más intenso.
El concierto iba poco a poco llegando a su fin (todos sabemos
que a estas alturas los conciertos de MOTORHEAD son muy intensos
pero inevitablemente breves) y por eso recurrieron a sus temas imprescindibles:
una potentísima «Going to Brazil» primero, la pegadiza y
más heavy «Killed by death» (¡cómo me gusta
este tema!) tras un breve sólo de bajo (más bien una vacilada,
je,je) de Lemmy, y finalmente el clásico «Iron Fist» con
la que dieron por terminado el concierto.
No nos hicieron esperar mucho para rematar el concierto con
sus dos temas más aclamados y conocidos: «Ace of spades»
y «Overkill». No es un reproche pero ¿porque las bandas se
guardan sus temas más esperados y previsibles para el final?, ¿no
serían más efectivos cuando la gente no se los espera?… no se,
sólo es una reflexión personal. Perfecto fin de fiesta para otra
noche inolvidable (y llevamos ya unas cuantas en los últimos tiempos)
de rock n´roll, heavy, thrash, o cómo prefirais denominarlo (supongo
que de todo un poco tiene MOTORHEAD, ¿o no?).
En fin, una vez más queda demostrado que los clásicos
(casi) nunca fallan, que pese a los precios cada vez más altos de los
conciertos la gente del heavy en España sigue dando la talla (y que siga
siendo así por muchos años para que los grupos quieran venir a
nuestro país) y que MOTORHEAD fueron, son y serán
siempre únicos. No hace falta un escenario estratosférico, unas
poses ensayadas y un sonido super limpio, técnico y complicado para triunfar.
La gran mayoría de las veces vale más una música y actitud
sencilla, humilde y simplemente auténtica para que la gente se de cuenta
de lo que vale y lo que no. Barón, Saxon, MOTORHEAD,…
valen. ¿Las nuevas generaciones? A seguir aprendiendo de los clásicos.
Por cierto, una vez más hay que resaltar cosas negativas
en un evento tan especial: Lo primero, ¿Cuándo se darán
cuenta los dueños de las salas que los precios ultra abusivos son contraproducentes
para ellos?. Y lo más triste, ¿Se quitarán MOTORHEAD
alguna vez de encima la estúpida aureola de «grupo nazi»
para que no tengamos que sufrir el desagradable incidente de ver gentuza en
los conciertos de puro rock n´roll sin más ideología válida
que la magia de la música y la autenticidad de una actitud macarra y
sincera?. En fin, detalles feos aparte, ¡que grandes los MOTOR!.
Texto: David Esquitino (david_esquitino@rafabasa.com)
«Corsarios del metal», martes de 0:30 a 1:30 en Radio Enlace (107.5
fm)
para el norte de Madrid y www.radioenlace.org para el resto.
Fotos: Rafa Basa y Tyrson
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