5 años después de «Abandon», su
último disco de estudio, y de nuevo con cambios sustanciales en la formación
aparece el nuevo trabajo de la mítica banda inglesa creadora del riff
de guitarra más famoso de la historia (no hace falta recordar cual es,
¿no?). Esta vez ha sido John Lord, eterno teclista y uno de los creadores
de la banda hace 35 años, el que ha abandonado el barco alegando razones
personales, de cansancio y demás. El sustituto no tiene menos solera
ya que se trata de Don Airey (ex Ozzy, MSG, Whitesnake,…) con el que la banda
a priori perdía identidad y una de las claves de su música. No
ha sido así porque escuchando el disco se nota que el famoso sonido del
órgano Hammond marca de la casa sigue siendo uno de los principales referentes
del inconfundible sonido Purple en este nuevo disco y que Don Airey está
capacitado para echarse a las espaldas el legado del inimitable John Lord.
La formación por tanto sigue siendo sólida y
estable gracias al total acoplamiento del «nuevo» Airey, del asentamiento
del ya no tan joven guitarrista Steve Morse y del buen estado de los tres miembros
clásicos que siguen al pie del cañón: un Ian Gillan cuya
imagen de anciano venerable de la tribu se acentúa con los años
y las canas, el eternamente joven y activo Roger Glover y un Ian Paice que sigue
escondiendo tras sus oscuras y redondas gafas el saber y buen hacer del que
lleva muchos años acelerando y ralentizando la máquina a su gusto.
«Bananas» continúa con el sonido clásico
de la banda inglesa, con un gusto por las melodías setenteras más
acentuado si cabe y entretejiendo y combinando de la manera más sabia
posible esa asociación indivisible que forman el teclado y la guitarra
en Deep Purple. Esto no significa que en este disco aparezca la magia de discos
cómo «Machine head», «Perfect strangers», «Fireball»
o «In rock», que no lo hace, pero es de agradecer que después
de tantos años, tantos discos y tanta importancia en el mundo de la música,
el grupo sepa evolucionar y mantenerse desde la base de la coherencia y el gusto
por su sonido más clásico y atemporal. Sus raíces roqueras,
blueseras y hardroqueras siguen intactas si bien la fórmula funciona
de una manera mucho más tímida que en anteriores ocasiones y propuestas.
El sonido hammond sigue siendo particular protagonista, la guitarra de Steve
Morse alterna potencia y suavidad según el momento, la base rítmica
funciona tan bien cómo siempre y Ian Gillan canta algo más reposado
y sin demasiados excesos pero con el sentimiento y la fuerza de antaño
(esto habrá que corroborarlo en directo, por supuesto) y ese tono tan
particular que ya es santo y seña de nuestro rollo. ¿Qué
falla entonces en este nuevo disco si a priori todo parece perfecto?. No lo
se exactamente pero el disco no termina de llegar. Tiene buenos temas, la base
y el sonido de la banda de siempre, y el aura mágica que casi siempre
envuelve las grabaciones de las formaciones más grandes pero todo esto
no evita que se nos quede la sensación de que estamos ante un disco irregular,
que no termina de convencer y que hace que irremediablemente echemos la vista
atrás para reconocer la magia real de Deep Purple.
No entiendo muy bien el significado del título del
disco ni la portada (de lo más soso que he visto en mucho tiempo). Según
Roger Glover, puede tener varias interpretaciones o ninguna realmente ya que
simplemente es una palabra curiosa y llamativa. Yo lo interpreto desde el punto
de vista de que el disco y la propia banda es algo cotidiano, conocido y apreciado
pero no por ello dejamos de consumirlo y disfrutarlo, lo mismo que un plátano
(o banana según apreciaciones lingüisticas y territoriales… y
sin interpretaciones ambiguas que ya os estoy viendo). Quizás no tenga
nada que ver con el sentido real del título pero, cómo dice el
propio bajista de la formación, cada uno se puede hacer su interpretación
personal del título y esta es la mía.
Tras la «ida de olla» momentánea sigo desgranando
el contenido de este nuevo disco de los Purple. Ahora les toca el turno a las
canciones que componen «Bananas» y tengo que decir que son 12 entre
las que predomina el tono reposado, las orquestaciones y pasajes instrumentales,
y las melodías de teclado sobre la fuerza y la potencia de las guitarras
y los tonos altos de Gillan que una vez fueron seña de identidad de la
banda. Esto no es un reproche sino una simple característica pero es
cierto que a veces dejan el disco suspendido en un ritmo demasiado suave que
no favorece la escucha continuada y excitada del mismo. «Bananas»
comienza con un trallazo cargado de feeling llamado «House of pain»
que bien podía haber aparecido en cualquiera de los discos de la banda
en la década de los 70. A partir de aquí decae el ritmo del álbum
(demasiado pronto que dirían algunos) que con 4 o 5 temas más
cómo el primero se hubiera convertido al instante en disco referencia
de la banda. No es que a partir de entonces sea malo pero pienso que el primer
corte es el tema clave de «Bananas» Del resto me quedo con una preciosa
balada-medio tiempo llamada «Haunted»; la vacilona «Silver
tongue» (que, salvando las distancias y con un ritmo más actual,
me recuerda a su mítico «Hush»); un gran tema de estribillo
pegadizo y más cercano a las canciones de Purple en los 80 cómo
es «Picture of innocence»; una reposada y atractiva «Never
a word» que comienza de modo instrumental y que poco a poco se le añade
la suave voz de Gillan para acariciar la melodía del tema; la homónima
«Bananas» que, junto a la primera, me parece lo mejor del disco,
en este caso un tema rápido y 100% Purple desde el primer acorde hasta
el último sonido de hammond. El disco finaliza con una instrumental bastante
atmosférica llamada «Contact lost» con la que homenajean
a los astronautas que murieron el año pasado al estrellarse el transbordador
Columbia y en el que viajaba un fan acérrimo de la banda. Bonito detalle
para poner punto final a este disco un tanto irregular.
Buen trabajo este «Bananas» alejado de tendencias,
evoluciones manifiestas y experimentos raros con el que se demuestra que los
grandes suenan a sí mismos y son los demás los que buscan imitarlos
y nunca al revés. De todos modos y cómo ya he dicho antes, esto
no es suficiente para que este nuevo disco pase a engrosar la lista de «imprescindibles»
de la discografía de Deep Purple. Se mantienen en el candelero con gran
dignidad y honestidad que no es poco actualmente. Eso sí, sigo pensando
que desde «The battle rages on» de 1993 no han conseguido un disco
redondo cómo antaño. Para fanáticos de Purple: «Bananas»
es un discazo. Para el resto: digno regreso aunque algo irregular el de una
de las bandas clave para que esto que llevamos tatuado en el corazón
sea tan importante.
Track list:
1. – «House Of Pain»
2. – «Sun Goes Down»
3. – «Haunted»
4. – «Razzle Dazzle»
5. – «Silver Tongue»
6. – «Walk On»
7. – «Picture Of Innocence»
8. – «I Got Your Number»
9. – «Never A Word»
10. – «Bananas»
11. – Bring It Tonight»
12. – «Contact Lost»
David Esquitino (esqui21@eresmas.com)
«La hora del guardián» (viernes de 9 a 10 de la noche en Onda
Merlín, 107.3 fm para el sur de Madrid y www.omcradio.org para el resto
de España)