Quizá este nombre no sea de los más conocidos dentro del hard
melódico americano, pero su aportación ha sido notable a lo largo
de sus muchos años de carrera musical, desde sus comienzos con Joshua
y Shout hasta sus últimas obras en solitario.
Ken Tamplin ha sido encuadrado dentro de esa
especie de secta que es el rock cristiano, sobre todo en América, sin
embargo no hay que llevarse a error, efectivamente sus letras hablan de Cristo
y de religión, pero también son muy críticas con la propia
Iglesia y con las costumbres de la sociedad yankee. Pero letras a parte centrémonos
en la música.
Para empezar el disco está lleno de colaboraciones,
de hecho se llama Ken Tamplin and Friends, y el chico ciertamente
tiene un montón de amigos, además de la formación básica
con el gran Howie Simon (Jeff Scott Soto) y Scott Van Zen a las guitarras y
el teclista de Impelliteri Ed Roth, hay colaboraciones desde guitarristas tan
soberbios como Steve Salas, Jeff Watson, Pete Lesperance, Richie Kotzen, Marty
Friedman, Reb Beach, Mattias Eklundh o Kee Marcello, hasta la voz de Jeff Scott
Soto en el cañonazo de apertura «The Story of Love».
Los temas, nada menos que dieciocho, muestran a Tamplin en
un fantástico momento vocal, y las composiciones tienen mucha fuerza,
con ese elenco de guitarristas era fácil. Además la aportación
de los coros es muy notable y el sonido muy compacto y directo. Con tanto tema
el disco se hace un poco largo, pero sin duda merece la pena. Con cortes como
la citada inicial con Soto en su línea; el tema título con imponente
doble solo de guitarra; «Mystery» en la que Kotzen y Simon rascan
a conciencia las cuerdas de sus guitarras; «Cell Phone Freaks» aunque
sólo sea por la letra; «Livin’ Large» con más
protagonismo para los coros y las teclas, al igual que en la optimista «Everyday
is Precious»; y la única tregua que concede el disco con la balada
«Sing» (sólo una balada entre tantos temas, increíble).
Un buen disco, y si le hubiera quitado cinco o seis temas le
hubiera quedado mucho mejor. Para seguidores del buen hard melódico.
Mariano Palomo (Alianza)