Ya tengo en mis manos el nuevo disco de esta banda alemana
que tanto me sorprendió el año pasado con su fantástico
«The last millenium». Ahora nos presentan su cuarto disco (quinto
si contamos su primer EP del 94) y lo único que se me ocurre decir es
que lo han vuelto a hacer. ¿Que a qué me refiero?, pues que han
vuelto a demostrarme que no son las bandas con más nombre las que necesariamente
sacan los mejores discos. Chinchilla son un combo terriblemente potente que,
capitaneados por el binomio Udo Gerstenmeyer (guitarrista y líder) y
Thomas Laasch (vocalista de la formación), nos ofrecen de nuevo una ración
del más poderoso power metal al modo de unos primogenios Rage, Helloween,
Heaven´s Gate o Running Wild.
«Madtropolis» está enfocado a modo no exactamente
de obra conceptual pero sí de una serie de canciones con un nexo narrativo
común cómo es la vida en la sociedad actual donde mandan el poder,
el dinero, la falsedad y la traición y los demonios a modo de gobernantes
(¿a alguien se le ocurre algún verdadero Satán en este
momento?) que mueven los hilos por los que se rige este loco mundo en el que
vivimos. Con esta idea cómo base argumental nos encontramos con 11 canciones
(más intro y outro relativos al nacimiento y caída de la ciudad
a la que Chinchilla hacen referencia) en donde el protagonista absoluto es el
heavy metal más tradicional que se mezcla en algunos temas con toques
algo más melódicos para dar forma a un álbum quizás
más completo y profundo que el anterior (pero menos directo y potente,
una cosa por la otra) que no podemos dejar de lado ya que está por encima
de la calificación de «uno más entre todos los discos heavies
que salen este año».
Todos los temas tienen un nivel de calidad excelente (menos
quizás «Satellite», corte 6, que no me convence) por lo que
me es difícil destacar unas canciones sobre otras. Por citar alguna de
las que más me han gustado, me quedo con la potente «Our destiny»
(todo un trallazo sonoro para comenzar el disco); la más melódica
y con estribillo superpegadizo «Dance with the devil»; un medio
tiempo con fantásticos coros adornando el tema cómo es «Entire
world»; la cañera y declaración de intenciones total que
es «Heavy metal» (posiblemente el tema más ochentero y con
más feeling del disco junto con la pegadiza «Madtropolis»)
y «Battle of the world, todo un cañón en la más clásica
línea de la banda. Cómo curiosidad cabe destacar la participación
del ex-Motörhead «Fast» Eddie Clarke, que colabora con su guitarra
en «When the sand darkens the sun».
La formación de la banda ha cambiado con respecto a
la que grabó «Madness» y «Last Millenium», y
ahora los que acompañan a Udo y Thomas son Chris Schwinn a la batería
(atención a la pegada de este hombre), Josh Näberle al bajo y Artur
Diessner a los teclados (que por cierto, tienen bastante presencia en el disco
pese a que sin duda la fuerza predomina sobre la pura melodía). Para
terminar quiero dejar constancia del estribillo del corte 7 que deja claro la
filosofía de esta banda y por donde van los tiros con este disco: «Heavy
metal that´s our law, gives us power for the future. For us it´s
the only real way to live and to die. Heavy metal that´s our law, and
I swear for ever long. It´s in our veins and hearts and we´ll never
be lost».
Lo dicho, este nuevo disco de Chinchilla se puede resumir en
base ochentera, fuerza y potencia a raudales, un cantante impresionante, sonido
poderoso y canciones fantásticas, ¿qué más se puede
pedir actualmente a un disco de heavy metal?.
David Esquitino (esqui21@eresmas.com)