![]() |
Barcelona 27 de marzo del 2003 . Sala Razzmatazz 2.
Por fin podíamos disfrutar de una gira donde Anthrax,
posiblemente una de las grandes bandas de metal más injustamente tratadas
por la escena mundial, estaban en su lugar, es decir como cabezas de cartel,
acaparando todo el protagonismo que merecen por su extensa trayectoria y su
fidelidad como músicos.
En esta ocasión, los neoyorkinos contaron con dos bandas
cercanas no muy conocidas por la mayoría, las cuales tuvieron el placer
de abrir la velada ante un numeroso público, que minutos más tarde
llegaría a abarrotar el Razzmatazz 2. De hecho, estas dos formaciones
(K-TO y Lullaby) poco tenían que ver con el estilo de Anthrax.
Lamentablemente, me tuve que perder la actuación del primer grupo por
estar realizando una entrevista anteriormente. Únicamente puedo decir,
que viéndoles por la tarde, estaban muy ilusionados con su concierto
de esta noche y, de buen seguro, dieron todo de sí y más.
Los valencianos Lullaby aprovecharon para
volverse a presentar al público barcelonés, después de
dos años de pausa.
Tocaron en directo varios temas de su nuevo EP, sin olvidar
su anterior trabajo, de su antigua época. Su música es una mezcla
contundente de hardcore y metal, muy en la línea de lo que se vino a
llamar «metal 90’s» aunque incorporando nuevos registros.
Grupos como After Feedback, Hedtrip y los mismos Lullaby, entre
otros muchos, están dando mucho que hablar en su peculiar estilo. Los
miembros de la banda disfrutaron al máximo de su actuación, tocando
temas como «Stamina», «Shout Loud», «One Hundred»,
«Pawn of Steel», «When You Came Round», para finalizar
tocando la versión «Turbonegro», de la banda noruega del
mismo nombre.
Utilizando la misma intro de su excelente último disco
«We’ve Come From You All» (un título que ya viene a
ser toda una declaración de principios), ANTHRAX tomaban
el escenario, conscientes de las ansias de su público que hacía
años que no les veía en directo. «What Doesn’t Die»
y «Black Dahlia», los dos temas más potentes y brutales del
nuevo álbum, fueron los elegidos para abrir la actuación y demostrar
que, pese a llevar ya sus años en la escena, la banda se sigue mostrando
con un envidioso estado de forma.
Tras presentarse ante el público catalán, John
Bush, en nombre de toda la banda, se disculpa ante la audiencia por no haber
podido visitar pocos meses antes España junto a Motorhead, la veterana
formación que Anthrax estuvo teloneando por gran parte
de Europa recientemente. No obstante, los fans enloquecen cuando se anuncia
que esa noche va a ser muy especial ya que va a estar plenamente dedicada a
los más exitosos singles que Anthrax han sacado en toda su carrera, algo
así como unos grandes éxitos en directo. Y así fue.
El omnipresente e incansable Frank Bello anuncia con unas
rápidas líneas de bajo el inicio de la frenética «Got
The Time», la peculiar versión que la banda hizo del clásico
de Joe Jackson para su álbum «Persistence Of Time». La gente
no para de moverse y saltar. Razzmatazz 2 es una bomba de relojería.
Parecía mentira que una banda de la que se puede decir que «no
está de moda» consiguiese una respuesta tan grande y entregada
por parte de la audiencia, la mayoría de la cual era seguidora del grupo
desde sus inicios. Sinceramente, se hacía evidente una vez más
que Anthrax es una banda fiel a su estilo, que durante muchos
años ha seguido su propio camino y eso el público lo agradece
enormemente.
Con «Caught In A Mosh» empiezan a volar los primeros
moshers por encima de las cabezas de los que nos encontrábamos en primera
fila. Sólo una banda como Anthrax, que tanto promocionaron
en sus días de más gloriosa fama el término «mosh»,
hacía posible de nuevo trasladar esa práctica últimamente
tan olvidada sobre los escenarios, tan odiada por muchos como reivindicada por
otros. Lo que si es cierto, es que allí nadie nadaba sobre el público
para hacerse notar sino que era una simple respuesta a un estado totalmente
eufórico y ante un himno tan reclamativo como es «Caught In A Mosh».
«Safe Home» pone de nuevo la calma. Verdaderamente,
el escogido como primer single de su último trabajo es una canción
con mucho sentimiento y emotividad. Una verdadera declaración de amor,
honestidad y amistad como el mismo Scott Ian me definió minutos antes
de la actuación. La siguiente pieza es «In My World», un
tema con fuerza propia. «Inside Out» y «Fueled» , dos
de los temas más clásicos de la era Bush en Anthrax,
le siguen a continuación. En ese momento del show, el mismo John Bush
aprovecha para dejar claro que su apellido nada tiene que ver con el tirano
presidente de su país , mostrando su postura y argumento ante el injustificado
conflicto bélico de Irak. Por supuesto, largos aplausos por parte del
público.
Después de esta crítica, nada mejor que atacar
con la versión de «Antisocial» de los franceses Trust, un
verdadero himno y uno de los más grandes temas de toda la carrera de
Anthrax, que en directo sigue siendo demoledor. Las primeras
sorpresas llegan con «Madhouse», el desquiciado clásico de
«Spreading The Disease». La locura se contagia a la misma audiencia.
«Black Lodge» supone un pequeño y necesario
respiro que muchos agradecemos. La calma se interrumpe cuando los blast beats
de Charlie Benante anuncian el comienzo de «Nobody Knows Anything»,
un tema donde el batería cobra protagonismo machacando su kit y disfrutando
como un loco. Finalizando el tema, Charlie improvisa un pequeño solo
de batería, quedando demostrada su técnica a la percusión.
Otro clásico, como es «NFL» vuelve a desmadrar a la audiencia
quien corea al unísono el estribillo de la canción una y otra
vez.
John Bush, quien se mostró durante todo el show como
un verdadero ejemplo de lo que un frontman debe aportar a una banda en directo,
anunciaba el siguiente tema, «Only», haciendo cantar a capela a
todo el público el nombre de la canción con diferentes tonos de
voz. Esta acción se repite durante la ejecución del tema, donde
el cantante deja que sea el público quien cobre protagonismo cantando
las partes más significativas del tema.
La banda agradece de nuevo el calor del público y,
tras comentar que se sienten como en casa, anuncian que ese mismo año
volverán a nuestro país (el tiempo dirá si esto es cierto,
quizás algún festival…).
Si hay algún tema de Anthrax que resume
la filosofía de un buen fanático del metal ese es «Metal
Trashing Mad», un himno clásico y toda una declaración de
principios. Posiblemente el tema que les lanzó al estrellato y, sin duda,
una canción que, a mediados de los 80, no podía faltar en sus
repertorios en directo.
Un pequeño descanso, lo necesario para respirar un
poco y para afrontar un final de actuación que prometía ser totalmente
extenuante. John Bush anuncia que van a tocar un tema en el cual quieren que
la gente se mueva con locura, literalmente que «hagan caer el techo de
la sala». Entonces empieza «Bring The Noise» y aquello se
convierte en una fiesta. El tema, que en su día fue interpretado junto
a Public Enemy, es cantado en parte por John, a quien también se le nota
que lo suyo no es rapear, viéndose superado en este momento determinado
por las aportaciones vocales de Scott y Frank. A mitad de canción, se
enlaza con «I’m The Man», uno de los temas más cachondos
de la banda, fruto de esa postura y sentido del humor que siempre ha caracterizado
e ido ligado a Anthrax. Sin lugar a dudas, dos temas que en
su momento revolucionaron el mundo del metal y abrieron el camino a muchos sonidos
inexplorados.
«Indians», otro de los grandes clásicos,
pone el punto final a la actuación. En el tintero quedó «I’m
The Law», prevista en el set-list pero que en esta ocasión fue
sustituida por el anteriormente citado tema. A muchos nos vino a la mente la
imagen y recuerdos de Joe Belladona haciendo el indio por el escenario, aunque
aquellos fueron otros tiempos, los cuales son gratos de ser rememorados aunque
innecesariamente comparados con el excelente momento del que actualmente gozan
Anthrax.
John conecta a la perfección con la audiencia, Frank no para de moverse
y aportar la diversión, Charlie es un crack en la batería y un
genial músico y compositor, Scott un verdadero animal en escena y Rob,
el nuevo guitarrista, una simpática persona que ha encajado perfectamente
en el grupo.
En definitiva, un excelente retorno que sólo puede venir
firmado por una banda que, sin dejarse nunca afectar por modas (mas bien, ellos
pueden considerarse en muchos aspectos como influyentes maestros), se ha mantenido
leal y honestos ante sus seguidores. Un ejemplo a seguir y que así sea
por muchos años.
Texto y fotos: CARLOS OLIVER (carlosom@eresmas.net)
Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.