of yesterday» que editaron en el 2001. La banda surge de la conjunción
de músicos veteranos cómo los ex – Majesty, Joel Linder (batería)
y el fantástico vocalista Jonas Blum (ambos formaron la banda en 1999)
y el guitarrista ex – Nasty Idols, Peter Spinoza (que sustituye a Orvar Wenström
en este disco), con otros menos experimentados cómo el guitarrista Lasse
Boquist, el bajista Cody Look y el teclista Thomas Blum.
En este disco siguen indagando en las raíces de los 80 y 70 que son
la base de su estilo pero indudablemente la calidad ha subido muchos enteros
con respecto a su álbum de debut. Las influencias de esta banda son muy
variadas por lo que es difícil particularizar. A veces te van a recordar
a los discos más hardroqueros de Riot, otras tienen muchas similitudes
musicalmente con Ozzy Osbourne, toques progresivos que te hacen girar la cabeza
hacia Queensrÿche, detalles orquestales a lo Savatage (atención
al «guiño» a «Chance» en el primer tema, je,je) o
sonidos algo más modernos cercanos a los últimos discos de Gamma
Ray o incluso Primal Fear… Una variedad de estilos que confluyen en un álbum
de hard/heavy bastante melódico y ochentero aunque con un toque barroco
y renacentista a lo Yngwie Malmsteen que lo hace muy interesante para un público
muy variado. Quizás la banda que más me recuerda oyendo este disco
es a los Rainbow más ochenteros en la etapa de Joe Lynn Turner pero sin
perder nunca la identidad propia y la adaptación a los tiempos actuales
que hace de esta banda un grupo especial muy a tener en cuenta.
En «Thunderblaze» se mezclan sin cesar la furia y la rabia propia
del heavy metal más clásico, los estallidos guitarreros en plan
barroco al más puro estilo Yngwie/Blackmoore (la verdad es que el guitarrista
solista delata en todos los temas cual es su vertiente favorita en cuanto a
las 6 cuerdas se refiere), el sentimiento y el feeling propio del hard rock
de finales de los 70 y principios de los 80 así cómo la melodía
propia de formaciones que defienden que conseguir un sonido atemporal es la
clave del éxito para no ser considerados una banda producto de su época
o limitada a un estilo muy concreto. Así, cómo ya he dicho antes,
encontramos en el disco pinceladas de Riot, Rainbow, Yngwie, Queensryche,…
pero todo ello sin que en ningún momento podamos decir «son un clon
de». La individualidad es una virtud en esto de la música y Reptilian
han sabido captar en este «Thunderblaze» lo mejor de muchos pero sin
caer en el tan temido «sonido masa» que lamentablemente suele ser
preponderante en la actualidad. La mejor definición es que han sabido
mirar atrás para crear un producto sumamente atractivo para esta época
en la que nos defendemos actualmente.
El disco comienza sin intro (un detalle significativo también, que
queréis que os diga) con la veloz «Thunderblaze» y a partir
de ahí nos ofrecen 10 cortes en total en donde la variedad de estilos
junto con el denominador común de la calidad y el gusto por la melodía
y las bases ochenteras, son protagonistas. Me quedo con la hardroquera «Knight
of Hades», el temazo «Watching hell from above» (muy Rainbow
y con un estribillo superpegadizo), la más roquera «Chains of love»,
el precioso medio tiempo «Raging storms», en la línea de los
grupos de metal americano de finales de los 80 (y no me preguntéis por
qué pero se me asemeja muchísimo a las baladas de Twisted Sister,
en especial al tempo de «The price») o la más cañera
«Retribution» (que recuerda a Malsmteen sobre todo en estribillo y
coros por los cuatro costados).
En definitiva, un gran disco donde destaca sobre todo la fantástica
y muy personal voz de Jonas Blum y la variedad de estilos y calidad que atesora
este «Thunderblaze». No se, me ha gustado mucho, sinceramente. Es
una opinión subjetiva porque en música la objetividad suele ser
traicionera. Escucharlo y decidir por vosotros mismos aunque me ha parecido
un disco excelente.
David Esquitino (esqui21@eresmas.com)