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Sabado -11 de Julio de 2015 – Poble Espanyol – Barcelona
RIVERSIDE +MESSENGER + IHSAHN + HAKEN + KATATONIA + VINCENT CAVANAGH +, DEVIN TOWNSEND PROJECT + LEPROUS + CAMEL + THE ALGORITHM + MESHUGGAH + ROBOTPORN
‘EL POBLE DE LOS PRODIGIOS’
El talento: esa arma de doble filo, que puede encumbrar a los creadores hasta lo más alto de la condición divina a la vez que, paradójicamente, puede acabar sumiéndoles en una miserable espiral de frustración. Esta es la gran tarjeta de presentación de un singular festival bautizado, curiosamente, como ‘BE PROG! MY FRIEND’. Cierto es que el elemento progresivo se halla suficientemente representado en un heterogéneo cartel, que abarca desde el rock de los 70 al metal extremo contemporáneo más vanguardista. Aunque sea de un modo algo tangencial: probablemente, las histriónicas genialidades de Devin Townsend, la melancolía de KATATONIA o las pesadas polirritmias de MESHUGGAH difícilmente constituyan claros ejemplos que puedan abanderar esta etiqueta con propiedad, a diferencia, por ejemplo, de los más clásicos CAMEL o de los eficientes RIVERSIDE. Realmente, qué más da!!! Bajo el signo de la calidad musical, el BE PROG! MY FRIEND logra atraer a un público que gusta de valorar la complejidad y el riesgo en la creación musical, principalmente en lo que a sonidos metálicos concierne, trascendiendo las supuestamente infranqueables barreras estilísticas.
Pese a registrar una entrada remarcable, no se llenó por completo la plaza mayor del Poble Espanyol. Un pintoresco enclave en la ladera de Montjuïc construido para la exposición universal de 1929. Una recreación fidedigna y representativa del patrimonio arquitectónico estatal, habitualmente pasto de turistas extranjeros sedientos de un brebaje concentrado con el que saciar su exigua curiosidad. Pero, a su vez, un acogedor recinto de conciertos. Con un espacio central amplio, rodeado de un porche poblado por bares y restaurantes que se convirtió en la salvación para los que aborrecen los rigores solares que padecieron, algunos más que otros, los artistas. Incluso la glorieta de uno de sus extremos fue reconvertida en escenario secundario. Curioso. Aunque por su situación elevada y escasa visibilidad, poco práctico desde el punto de vista del espectador -y de los fotógrafos, en especial- También resultó desigual el balance en términos de sonido -un aspecto fundamental para los exigentes aficionados a los estilos más técnicos- que solo sobresalió en algunos de los conciertos principales.
En cualquier caso, y aunque solo fuera por un día, el BE PROG! MY FRIEND convirtió el peculiar enclave de Montjuïc en ‘El Poble -el pueblo- de los prodigios’, parafraseando el título de la novela sobre las andanzas de Onofre Bouvila en la Barcelona en ebullición social, económica y cultural de finales del siglo XIX y principios de siglo XX, que retrató magistralmente Eduardo Mendoza. Una reunión de un puñado de talentos descomunales, que han revolucionado y siguen removiendo algunas de las más anquilosadas estructuras del panorama metálico tradicional, avanzando en su permanente e inevitable -aunque lenta y a marchas forzadas- transformación.
RIVERSIDE
Con el astro rey mostrando todo su esplendor sobre la Plaza Mayor del Poble Espanyol y mientras la gente accedía de forma escalonada al recinto para buscar alguna zona de sombra en la que resguardarse, unos viejos conocidos de la audiencia catalana, Riverside, serían los elegidos para abrir esta segunda edición del BE PROG! MY FRIEND. La formación polaca, que tiene previsto publicar su nueva obra ‘Love, Fear And The Time Machine’ el próximo mes de Septiembre, no quiso dejar pasar la ocasión de testar alguna de sus nuevas composiciones, así que los primeros compases de su actuación estuvieron marcados por los delicados pasajes de "Lost (Why Should I Be Frightened By A Hat?)", que nos ayudaría a ponernos en situación de cara a la larga maratón musical que teníamos programada para las próximas horas.
Tras romper el hielo y saludar a la concurrencia el cuarteto empezó a bucear en el material contenido en sus anteriores obras de estudio, elevando el nivel de intensidad con la llegada de "Feel Like Falling", dejando que fuera la rotunda base rítmica la encargada de introducir su contagioso ritmo inicial para recabar el apoyo con palmas de los más animados. Aunque tuvieron que lidiar con algunos problemas de sonido, Riverside se mostraron compactos y resolutivos en escena, descargando un reportorio variado y muy equilibrado en el que los temas de "Shrine Of New Generation Slaves" gozaron de un destacado protagonismo. Pese a ello, no quisieron dejarse en el tintero viejas gemas como "Hyperactive", con la que nos mostraban su faceta más marchosa y vitalista.
Con absoluta maestría y sin dejar que el show llegara a decaer en ningún momento RIVERSIDE supieron conjugar a la perfección pasajes rockeros con desarrollos más relajados e intimistas, en los que cobraron una especial relevancia los teclados de Michal Lapaj, poniendo la nota de distinción y elegancia a piezas como "Conceiving You", que servía para impregnar el recinto de ese suculenta fragancia setentera.
Muy simpático y extrovertido se mostró Mariusz Duda, agradeciendo nuestra presencia desafiando a las altas temperaturas antes de juguetear con la melodía que nos conduciría sobre el intrigante "02 Panic Room", único recuerdo que tuvieron a su tercer trabajo "Rapid Eye Movement". Aunque no puede decirse que los polacos se mostrarán muy dinámicos en escena, curiosamente el más animado fue su teclista Michal Lapaj, Riverside supieron conectar con la audiencia a base de mucha intensidad y un gusto exquisito por las melodías contenidas en temas como "The Depht Of Self -Delusion". La última bala en el cargador de los de Varsovia estaría reservada para una pieza más de "Shrine Of New Generation Slaves", concretamente para "Escalator Shrine".
Aunque su propuesta difícilmente llegara a un público mayoritario, lo cierto es que con cada nuevo trabajo la formación polaca parece escalar un nuevo peldaño, sonando cada vez más maduros, redondos y accesibles, algo que sin duda les está funcionado para ganarse un merecido reconocimiento.
MESSENGER
Los encargados de abrir los conciertos que tendrían lugar en el segundo escenario serían los británicos MESSENGER. Aún poco conocidos en nuestro país los londinenses tuvieron unos escasos 25 minutos para defender el material contenido en su reciente debut ‘Illusory Blues’. La formación capitaneada por el vocalista y guitarrista Khaled Lowe y que cuenta entre sus miembros con el batería y productor Jaime Gómez Arellano nos presentó una propuesta variada y heterogénea en la que convivieron los aromas acústicos y pasajes cargados de densa psicodelia, dando forma a un cocktail sonoro a medio camino entre los ZEPPELIN más folk y PORCUPINE TREE.
Pese a lo relajado de su planteamiento y a la sobriedad de su puesta en escena no puede decirse que disfrutaran de un buen sonido, lo que propició que piezas como la inicial «Midnight», quedaran un tanto deslucidas. Aunque no llegaron a despertar el interés de la mayoría del público presente, lo cierto es que no defraudaron a los que ya les conocían, mostrando su faceta más melancólica a lo largo de «Somniloquist», que contó con un envolvente ejercicio solista para acabar abocándonos sobre un tramo final repleto de magia e intensidad.
Revestida de una sonoridad etérea, propia de las grandes bandas de la década de los setenta, llegaría la minimalista «The Perpetual Glow Of A Setting Sun», quizás su tema más completo e hipnótico, con un fantástico sonido de batería y un monumental in-crescendo instrumental. La elegida para poner el broche definitivo a su escueta actuación sería la ambiental «Dear Departure», mostrándonos la faceta más experimental de los londinenses. En resumen, una banda muy interesante pero que, a buen seguro, resultaría mucho más disfrutable dentro del ambiente más íntimo de un pequeño club.
IHSAHN
Uno de los genios más esperados de la tarde, IHSAHN, el ‘black wizard’ al frente de los reverenciados noruegos EMPEROR, tuvo que vérselas con los elementos para tratar de salir airoso del envite en el escenario principal del Be Prog. Sin contar ya con el apoyo en directo de los componentes de LEPROUS de su cuñado Einar Solberg, una banda nacida bajo su auspicio como docente y que ya vuela por su cuenta, llegó con una nueva pandilla de músicos también muy jóvenes pero indiscutiblemente eficientes. Una banda, todo hay que decirlo, incompleta en esta ocasión. Aunque es una circunstancia a la que algunos tratan de acostumbrarnos últimamente, la falta de bajista, máxime en el contexto de propuestas que estilísticamente vuelcan su poderío en la fuerza instrumental con pretensiones de cierto virtuosismo, cae como una losa sobre su potencial poderío sónico.
Pero IHSAHN, ¡ay!, tuvo que batirse en duelo con otro contratiempo que le llevó de cabeza durante toda su actuación. "Los noruegos no estamos acostumbrados a este calor", se le oyó maldecir entre tema y tema, con referencias constantes a las altas temperaturas acrecentadas por el impacto de los rayos solares que, a media tarde, todavía muy por encima de los pintorescos pintorescos del Poble Espanyol, caían casi a plomo sobre el escenario principal. Sólo faltó el célebre "Fuck the Sun" de sus compatriotas IMMORTAL bajo la canícula de la estepa manchega. Toallas, agua,… lo que fuera para aplacar una fuente constante de pegajoso sudor. Difícilmente debió aliviarle saber, en el caso que se molestara en consultar a cualquiera de los lugareños allí presentes, que tan solo una semana antes el bochorno africano llegó a alcanzar cotas todavía más infames, pulverizando todos los niveles de resistencia humana.
Y, aun así, la banda de IHSAHN, con el porte serio y elegante que le caracterizan, se esforzó por salir adelante y gustar a un público, el que se atrevió a dejar la zona de confort de los porches, predispuesto a rendirle pleitesía más que por los méritos actuales, por los del pasado. El inicio fue, a decir verdad, algo titubeante. Quizás noqueado por el ambiente, víctima de algunos desajustes en el sonido -especialmente en la batería-, se lanzó con tres temas de su reciente disco ‘Das Seelenbrechen’. "Hiber", "Pulse" y "Tacit", mucho más pulidos que su material anterior, flirteando abiertamente con su vertiente más introspectiva y progresiva. No fue hasta "Frozen Lakes of Mars", del excelente ‘After’, cuando se vislumbró un viraje hacia sonoridades más rotundas, próximas a uno de los más sólidos cimientos de su carrera en solitario, que no es otro que el último e injustamente infravalorado disco de EMPEROR ‘Prometheus: The Discipline of Fire and Demise’. "A Grave Inverted", sacada del mismo ‘After’, reforzó este cambio de rumbo repartiendo blasts y caña por doquier.
Caía el sudor a raudales por su frente. Sufría el genio noruego los rigores del húmedo verano mediterráneo y sufría también el sonido de la banda, algo recuperado pero todavía aquejado de la evidente falta de las cuatro cuerdas. Más toallas, más agua. Pero el sofoco no agotó los recursos del mago, que decidió obsequiar a la parroquia un tema nuevo, que todavía no ha sido grabado. "My Heart is of the North", toda una declaración de principios frente a las contingencias climáticas. Texturas muy rockeras, con toques de teclado reminiscentes de los años 70. Algo más cómodo, quizás mejor aclimatado tras el shock inicial, IHSAHN sorprendió en el tramo final guardándose en la manga dos temazos de su penúltimo y excelente ‘Eremita’. "The Paranoid" es, sin duda, no sólo uno de los mejores temas del disco sino de su carrera en solitario, con un desarrollo inicial frenético y un interludio ciertamente apetitosamente progresivo. No es de extrañar que el público la acogiera efusivamente. Y no, finalmente, no tocó nada de sus dos primeros discos. Como consolación, otro monumental corte de ‘Eremita’: "The Grave", con la angustiosa línea de saxo sobresaliendo sobre sus ritmos pesados, lentos y candenciosos.
HAKEN
En menos de una década el nombre de los británicos HAKEN ha pasado de ser una promesa a toda una realidad consagrada dentro del panorama del metal progresivo. Y es que desde que la banda publicara su segundo trabajo "Visions" su popularidad y caché no han hecho más que crecer, eso sí, de forma lenta pero segura, afianzando una sólida base de seguidores. Aunque en esta ocasión los británicos no traían una nueva obra bajo el brazo, su última referencia de estudio fue el EP ‘Restoration’, publicada el pasado año, Ross Jennings y sus muchachos salieron con una consigna muy clara, convencer a sus seguidores y mirar de pescar algún nuevo adepto predicando su doctrina ante un público variopinto y predispuesto a descubrir nuevos valores emergentes.
A pesar de las lógicas limitaciones que representaba tocar en el segundo escenario, Ross se destapó como un fantástico frontman, mostrándose muy activo en escena y creando un clima de comunión perfecto con las primeras filas. De hecho, el vocalista no vaciló a la hora de abandonar su posición junto a sus compañeros para encaramarse a la barandilla que separaba el escenario del público. Pero dejando a un lado las innegables dotes como showman de su vocalista, lo cierto es que HAKEN se mostraron como una formación compacta y muy rodada, en la que todos y cada uno de sus miembros rayaron a un excelente nivel. Ya desde los primeros compases de su actuación los británicos quisieron dejar unas buenas muestras de sus capacidades técnicas, atacando la pieza instrumental "Premonition", que a modo de preámbulo nos preparaba para su animada presentación.
La entrada triunfal de Ross llegaría con el arranque del segundo corte "In Memoriam", convirtiéndose inmediatamente en el centro de todas las miradas gracias a su fantástico registro y a su impetuosa forma de moverse por el escenario, recordando con sus movimientos a los grandes vocalistas del hard rock. Con la gente cada vez más animada una nueva mirada sobre su segundo trabajo conceptual "Visions" nos adentraría en las intrigantes ambientaciones de "Insomnia". Mientras que la encargada de mostrarnos todo el potencial del sexteto proponiéndonos esos característicos giros jazzísticos sería la deliciosa "Darkest Light", que acabaría recabando una de las mayores ovaciones del show.
Como apuntábamos, uno de los mayores alicientes de las descargas de HAKEN es la fuerza y la vitalidad rockera que imprime Ross consiguiendo que el público participe activamente en muchas de las canciones, ya sea coreando alguno de sus estribillos o a la hora de mover los brazos de izquierda a derecha, tal y como sucedió a lo largo de "Cockroach King". La encargada de poner la guinda a su genial presentación sería, precisamente la única pieza que interpretaron de su último EP, "Crystallised", poniendo de manifiesto el enorme potencial que atesora una banda que está llamada a convertirse en uno de los nombres de referencia dentro del metal progresivo.
KATATONIA
Algo así como los reyes del submundo melancólico del metal oscuro, protagonistas de una transición estilística que les llevó del Doom/Death inicial a una suerte de Death/Doom/Rock actual. Su conexión con el mundo de lo progresivo puede limitarse a retazos puntuales, aquí y allá, pero cuando encuentran la inspiración, sea en disco o en directo, son capaces de inducir auténticos sentimientos depresivos entre sus seguidores. Jonas Renske, su frontman de toda la vida, sintetiza perfectamente este espíritu. Un personaje profundamente introvertido y con aire taciturno, en apariencia. "Somos KATATONIA y estamos en Catalonia", gritó nada más empuñar el micrófono en el escenario, mucho más comunicativo y jocoso de lo que en él suele ser habitual, provocando el jolgorio general entre el público de las primeras filas.
Los suecos se convirtieron en dueños y señores del ocaso: empezaron con el sol en franca caída y dejaron las tablas prácticamente envueltos en la penumbra vespertina. "Buildings", de su ‘Dead End Kings’, para empezar. No tuvieron, tampoco, un inicio francamente bueno. Un nivel de sonido bajo, con carencias evidentes en los medios y los bajos. Algo que se prolongó durante buena parte del siguiente "Increase", de su celebrado ‘The Great Cold Distance’, probablemente el trabajo más profusamente representado durante su actuación en el Be Prog. Al mando junto a Renske, Anders Nyström, también conocido por sus labores más brutales con los monstruos del death sueco de la vieja escuela Bloodbath, maneja el timón instrumental des de su guitarra. Pese que el núcleo duro dual de KATATONIA se ha mantenido intacto a lo largo de cerca de 25 años, la composición de la banda se ha visto alterada con las recientes sustituciones a las guitarras y a la batería, que cumplieron perfectamente.
En este Be Prog! el quinteto se instaló en la zona de confort de sus últimos cuatro o cinco trabajos de estudio. Obras de signo ecléctico a la vez que redondas, que no rehúyen el rock y los pasajes más sórdidos de los brutales sentimientos humanos, si necesidad de agarrarse a la contundencia y el desgarro sonoro sistemáticamente."Forsaker", el tema que abre su ‘Night Is the New Day’, otro de los pilares sobre los que basaron su actuación, dejó ya entrever una constatable mejora en la percepción del sonido. Un epítome de lo que los nuevos KATATONIA representan: adiós a las voces desgarradas, a las guturales que un día imprimió el mismo Akerfeldt, a los riffs afiladamente melódicos a la vez que brutales que destilaban obras maestras como ‘Brave Murder Day’. Hoy son, lo que muchos etiquetarían como una banda más "madura" pero también compleja. "Dead Letters", de su nuevo ‘Dead End Kings’, así lo atestiguó.
"El día está acabando y pronto llegará la noche", voceó Renske para anunciar apropiadamente el siguiente corte: "Day and Then the Shade". Quizás algo de todo ello tuviera que ver con un quinteto cada vez más compenetrado en la ejecución, justamente a media que avanzaban estas sombras. "The Longest Year", también perteneciente a ‘Night Is the New Day’, cayó a continuación. El viaje en el tiempo de Renske y Nyström no llegó más atrás de una concesión al álbum ‘Viva Emptiness’, del año 2003, con la magnífica "Ghost of the Sun", en la que Nyström redondeó los coros con unos espléndidos guturales. "Soil’s Song" mostró de nuevo la habilidad de los suecos para contrastar unos sublimes paisajes arpegiados con arranques mucho más pesados.
Con un sonido más definido y afianzado, el amor propio al alza, los suecos se sacaron de la chistera, para sorpresa de muchos, "My Twin", uno de los temas más emotivos, destacados y reconocibles de ‘Night Is the New Day’, aunque no demasiado habitual en sus directos. Ejecutado soberbiamente y con Renske interpelando a los presentes para recabar su apoyo, KATATONIA salió embalada hacia el tramo final que resolvió con la relativamente nueva "Lethean" -Dead End Kings, su último disco de estudio genuino fue publicado en 2012- y tras "July" llegó la despedida. Un concierto de trayectoria ascendente, inversamente proporcional al recorrido solar en el firmamento, con el que KATATONIA conquistó el lado oscuramente melancólico de muchos de los presentes.
Conocida y confirmada desde hacía varias semanas la cancelación de IQ, los promotores del evento se pusieron manos a la obra rápidamente para conseguir algún artista que se encargara de cubrir el hueco dejado por la formación británica. El elegido sería VINCENT CAVANAGH quien, tras las buenas dejadas con su actuación del pasado año junto a ANATHEMA, regresaba al escenario pequeño del festival para presentarse en un formato totalmente novedoso, únicamente acompañado de una guitarra acústica y su cálida voz.
Mucha curiosidad había por ver que nos ofrecería el bueno de Vincent, y aunque hay que decir que pudo apreciarse algún fallo en la ejecución de los temas, lo que denotaba que el show no estaba muy preparado, siempre es de agradecer que un artista consagrado se preste a ofrecer de forma casi improvisada una actuación. Evidentemente el grueso de su repertorio estuvo centrado en el material de su banda ANATHEMA, y no faltaron durante su presentación piezas como la inaugural «Fragile Dreams» o «Thin Air», con las que Vincent hizo vibrar con su personalidad y su elegancia a sus más devotos seguidores.
Además el vocalista contó con algunas partes «enlatadas» que le ayudaron a dar una mayor amplitud a algunos de los temas, permitiéndose unas sentidas interpretaciones en temas como «Falling», con su peculiar registro llenando de magia y feeling todo el recinto para dejar que fuera el público el encargado de corear su fantástico estribillo. Pese a lo extraordinario del show, Vincent supo tirar de carisma y no tuvo dificultad para conectar con todos sus seguidores, consiguiendo que muchos de los presentes se involucraran acompañando con palmas las partes más animadas de «Deep».
Aunque ANATHEMA tienen un extenso catálogo discográfico, el vocalista se concentró para montar su repertorio en las últimas entregas de la banda. De modo que no quiso dejarse en el olvido piezas como «The Begining And The End» o la atmosférica «Distant Satellites», que se convirtió en una de las más celebradas. La nota curiosa llegaría durante el último tema cuando Vincent nos sorprendió con una versión del «Mentira» del polifacético Manu Chao. Tras recibir el cariño del público Vincent prometió regresar el próximo año al festival, ya fuera con su banda o simplemente como un espectador más.
THE DEVIN TOWNSEND PROJECT
Nadie podía imaginarse cuando se publicó en 1993 el álbum ‘Sex & Religion’ del maestro de las seis cuerdas Steve Vai que aquel joven vocalista llamado Devin Townsend acabaría convirtiéndose en todo un icono dentro del mundo del metal progresivo. Siempre se ha dicho que la línea que separa locura y genialidad es muy fina. Pues bien, ahora ya en su plena madurez Devin demuestra estar mucho más próximo a esa genialidad relegando esas pinceladas de incontrolada locura para algunas de sus composiciones. Atrás parecen haber quedado definitivamente la ferocidad industrial de Strapping Young Lad, y ahora el músico canadiense prefiere sacar el máximo partido a su inagotable caudal compositivo facturando trabajos en los que da rienda suelta a sus diferentes inquietudes.
Mucha expectación y bastante curiosidad había despertado la presencia del genio canadiense, y más si tenemos en cuenta lo prolífico de su producción discográfica durante los últimos tiempos, publicando trabajos bajo su propio nombre, The Devin Townsend Band o su actual encarnación como DEVIN TOWNSEND PROJECT. Así que con los últimos destellos solares bañando el recinto del Poble Espanyol el escenario, engalanado con una pantalla trasera sobre la que se proyectarían diferentes imágenes a lo largo del show, aguardaba el desembarco de DEVIN TOWNSEND PROJECT. Recibido con una calurosa ovación, Devin rápidamente se posicionó en el centro del escenario para convertirse en el centro de todas las miradas, relegando a un discreto segundo plano al resto de músicos.
Pese a sufrir algún problema durante los primeros compases del tema de apertura «Rejoice», el sonido, por lo menos desde mi posición, fue en líneas generales bastante bueno, permitiéndonos disfrutar de esas guitarras punzantes y una base rítmica absolutamente demoledora. Dos décadas hacia que Devin no pisaba los escenarios barceloneses, así que los escasos setenta minutos de que disponía se hacían totalmente insuficientes para repasar lo más granado de su amplia discografía. Quizás ese fuera el motivo que llevó a Townsend a imprimir un alto ritmo a su descarga, deteniéndose el tiempo justo para cambiar de instrumento y hacer alguna alusión a la rana Gustavo.
Si el arranque había estado marcado por una fugaz pincelada de su más reciente entrega ‘Z2’, el segundo asalto de la noche estaría marcado por la envolvente intensidad de «Night», con nuestro protagonista mucho más centrado en su faceta como vocalista, mezclando magistralmente esas líneas vocales melódicas y cristalinas con apabullantes rugidos. Con el público comiendo en su mano, nuestro viaje proseguiría con una buena ración de metal de alto octanaje de la mano de «Namaste», con la que la banda conseguía levantar el ánimo de las primeras filas mostrándonos su faceta más corrosiva y visceral.
Haciendo gala de un sentido del humor ácido y recurrente el genio canadiense tendría un recuerdo para su mujer durante la presentación de «Deadhead», que le servía para hacer la primera incursión sobre el material de ‘Accelerated Evolution’ de The Devin Townsend Band, marcando un acusado contraste con el tema anterior, ya que en esta ocasión apostaría por unos riffs densos y casi monolíticos para conducirnos sobre derroteros más ambientales e hipnóticos. Aunque en esta ocasión el canadiense no contó con el apoyo de las voces femeninas, piezas como «Supercrush!», rescatada de su trabajo de 2009 ‘Addicted’, sonaron verdaderamente imparables con Devin mostrándose en un extraordinario estado de forma vocal.
Sin duda uno de los momentos más vibrantes de su actuación llegaría con la épica y grandilocuente «March Of The Poozers», acompañada de ese ritmo marcial y por las imágenes de un ejército de robots marcando incansablemente el paso, para acabar abocándonos sobre un final apocalíptico, con cuenta atrás incluida mientras que de la guitarra de Devin emanaba humo de forma descontrolada. Subidos en la montaña rusa de emociones e intensidad que nos propuso el músico canadiense nuestra siguiente escala sería «A New Reign», ofreciéndonos otro rotundo cambio de tercio para adentrarnos en esas atmósferas etéreas y volátiles que nos servirían para recuperar el aliento de cara al siguiente proyectil sonoro «More!», que nos dejaría a una banda totalmente desatada, pisando el acelerador al máximo mientras el «jefe» se arrodillaba sobre el escenario para provocar la hilaridad de sus más fieles devotos.
Pese a lo heterogéneo de su producción, a nadie se le escapa el inminente background metalero que encierran muchas de las composiciones de Townsend, y es por ello que piezas como el explosivo «Ziltoid Goes Home», gozaron del beneplácito de la audiencia y de un lugar destacado dentro del repertorio de esta noche. Desafortunadamente el tiempo del canadiense estaba tocando a su fin, pero antes de despedirse definitivamente todavía tendríamos ocasión de sumergirnos en la ampulosa intensidad de esa joya denominada «Bastard», que nos dejaría el escenario bañado por unas intensas luces de color azul. La última incursión en su material en solitario llegaría de la mano de los poderosos redobles de «Kingdom», tras el que abandonaría el escenario despedido como un auténtico héroe.
LEPROUS
Programada en el segundo escenario del festival la actuación de los noruegos LEPROUS era sin duda uno de los platos fuertes de esta segunda edición del BE PROG! MY FRIEND. Con su más reciente entrega ‘The Congregation’ recién salida del horno el quinteto de Notodden llegaba a la capital catalana dispuesto a ratificar las excelentes sensaciones dejadas en sus últimas visitas a nuestro país, ya fuera liderando su propio espectáculo o como parte del cartel de la pasada edición del LEYENDAS DEL ROCK. Aunque las reducidas dimensiones del escenario impidieron que la banda pudiera echar mano de sus habituales proyecciones, lo cierto es que acabaron marcándose uno de los mejores conciertos de la jornada.
Como viene siendo habitual en todas sus presentaciones el combo noruego apareció en escena vestido de forma elegante y perfectamente uniformado, -aunque en esta ocasión prescindieron de sus llamativas corbatas-, para ofrecernos en el arranque la complejidad instrumental de «The Flood», haciéndonos viajar a su particular universo sonoro, dominado por esos característicos juegos vocales envueltos en unos portentosos torrentes de riffs. Pero sin duda si hay algo que caracteriza la propuesta de los de Notodden son esos tempos asincopados e impredecibles que coparían piezas como la también novedosa «The Price».
Tras ofrecernos una doble ración del material contenido en ‘The Congregation’, llegaba el momento de retroceder en el tiempo para recordar su anterior trabajo «Coal», del que nos propondrían la feroz intensidad de «Chronic», con Einar Solberg abandonando su posición central tras los teclados para acercarse al borde del escenario exaltando a los integrantes de las primeras filas. Y es que la crudeza y la brutal intensidad que imprimieron Leprous al show dejaron fiel reflejo de las raíces más netamente metálicas del combo noruego. Tampoco faltarían composiciones más accesibles como «Rewind», protagonizada por una envolvente percusión que dejaría paso a unos pasajes repletos de electrónica y riffs mastodónticos.
Las atmósferas densas y grandilocuentes estarían representadas por «The Valley», poniendo de manifiesto la rotunda dualidad del sonido del quinteto, sabiendo conjuntar a la perfección la potencia salvaje de sus guitarras, la sutileza de los sintetizadores y unas líneas vocales personales y características. Con una audiencia completamente entregada llegaba el momento de encarar la recta final del show, y las elegidas para rubricar la presentación del quinteto fueron «Slave», que significaba una nueva concesión a su material más reciente,- del que descargaron hasta cinco composiciones poniendo de manifiesto su plena confianza en «The Congregation»-, y la inevitable «Forced Entry», con Einar desgalillándose mientras sus compañeros nos ofrecían una buena muestra de sus habilidades técnicas.
Imparables, LEPROUS demostraron el por qué son una de las bandas más esperanzadoras dentro de la escena del metal progresivo. Durante los últimos años el quinteto se ha dejado ver con bastante asiduidad por nuestros escenarios. Así que si te los perdiste, el próximo mes de Octubre volverán a visitar nuestro país presentando su último trabajo ‘The Congregation’.
CAMEL
Sin duda si hablamos de historia y trayectoria los británicos CAMEL eran la banda más longeva de esta segunda edición del BE PROG! MY FRIEND. Si el año pasado fue FISH el encargado de poner la pincelada de clasicismo representando a los pioneros de la música progresiva, en esta ocasión era la banda capitaneada por el insigne guitarrista y vocalista Andrew Latimer la escogida para adentrarnos en el clasicismo de ese rock elegante y de ambientación relajada que se encuentra a medio camino entre lo sinfónico y lo progresivo. A diferencia de lo que sucediera en su última visita a tierras catalanas, en esta ocasión los británicos plantearon un repertorio basado en algunas de sus piezas más exitosas, contentando así tanto a sus más fieles seguidores como a los curiosos que se acercaron a presenciar su show atraídos por la presencia de un nombre legendario dentro del rock.
Y es que pese al paso de los años y a sus problemas de salud Andrew Latimer parece no haber perdido la sensibilidad y ese característico feeling a la hora de tocar su guitarra, consiguiendo transmitir sensaciones y emociones con su sutil elegancia. Sin grandes alardes el arranque estaría protagonizado por el despliegue de clase instrumental contenido en el primerizo «Never Let Go». Pese al excelso protagonismo del que disfrutaron los teclados a la largo de todo el show – la banda se presentó con dos teclistas-, lo cierto es que la auténtica protagonista de la velada fue la guitarra de Mr. Latimer que despuntó con fuerza durante los intensos desarrollos de «The White Rider».
Al igual que ya sucediera durante la actuación de DEVIN TOWNSEND PROYECT, la formación británica también optó por utilizar una pantalla trasera sobre la que se fueron proyectando diferentes dibujos y formas que ayudaron a ambientar temas como la delicada «Song Within A Song" que, inundando de melodía el incomparable marco del Poble Espanyol, sonó idílica y preciosista, emocionando a más de uno de los presentes. La faceta más sinfónica de la mítica formación británica se dejaría sentir con fuerza en «Unevensong», adentrándonos en unos desarrollos instrumentales cargados de melodías de teclados mientras la base rítmica se dedicaba a proporcionar el acompañamiento perfecto.
Pero sin duda uno de los momentos de mayor disfrute para los fans más veteranos de la banda llegaría durante un intenso tramo central en el que Camel se centraron en dar un pequeño repaso a una de sus obras más aclamadas ‘Moonmadness’, rescatando para la ocasión y de forma consecutiva hasta cuatro composiciones del trabajo publicado en 1976. La encargada de abrir este capítulo seria la hipnótica «Spirit Of The Water», para rápidamente dejar que Latimer agarrara su flauta para anunciarnos el arranque de «Air Born», dando continuidad a esa ambientación distendida y bucólica, -casi más propia de la campiña inglesa que de un concierto de rock-.
Aunque para muchos la actuación de CAMEL pudo resultar excesivamente relajada, lo cierto es que la formación británica demostró el por qué son considerados como una de las bandas de referencia si de rock progresivo hablamos, y una buena muestra llegaría con la extensa «Lunar Sea», una pieza instrumental en la que el quinteto dio sus mejores prestaciones, concentrándose única y exclusivamente en poner en marcha nuestra imaginación con sus intrincadas estructuras y armonías. La encargada de cerrar este tramo dedicado a ‘Moonmadness’, sería «Another Night», contando con las voces del propio Latimer y el bajista Colin Bass.
El capítulo dedicado al intimismo lo coparían los primeros compases de «Dafted», rescatada de su álbum conceptual "Nude", para acto seguido volver a relajar el ambiente con la susurrante guitarra de Latimer en el arranque de «Ice», que fue acogida con un silencio reverencial por parte de las primeras filas dejando que su delicado desarrollo, salpicado de aromas blues-rock, embriagara nuestros sentidos.
Del material facturado durante la década de los noventa no quisieron dejarse en el tintero un par de guiños a su trabajo conceptual de 1991 ‘Dust & Dreams’, incluyendo en el tramo final del show temas como "Mother Road" o "Whispers In The Rain", entre los que intercalarían la deliciosa "Hopeless Anger". La rúbrica a su actuación vendría de la mano de una extensa y magistral interpretación de "Lady Fantasy", dejándonos otro monumental ejercicio solista de Latimer. Al acabar el show caras de emoción y satisfacción entre las primeras filas, y la sensación entre muchos de los presentes de haber podido disfrutar de una de las últimas actuaciones de Camel en nuestro país.
THE ALGORYTHM
Ya en las pruebas de sonido previas al concierto pudo apreciarse claramente que los franceses THE ALGORITHM no son precisamente una banda con un una propuesta dentro de los cánones de lo convencional.
Ni siquiera dentro del heteredoxo mundo de lo progresivo, donde su encaje resultaría hartamente forzado. Aunque el montaje de un set de batería convencional pudiera predisponer a intuir que su base rítmica no diferiría en exceso de las bandas de rock y metal al uso, la banda se adentra en la profundidad de la experimentación.
Intercalando samplers con guitarrazos metálicos de trazo grueso, bajo un fondo de frenéticos cambios de ritmo producidos por un set acústico de batería con sonido procesado. Un discurso estrictamente instrumental, sólo con pequeñas concesiones algunas voces pregrabadas.
Para orquestar el asunto, se bastan con el concurso del ya citado batería y un multiinstrumentalista, que coge la guitarra a la vez que se vuelca en el sintetizador o una pequeña mesa de mezclas.
Bajo la protección de la glorieta, THE ALGORITHM descargaron su peculiar amalgama industrial-experimental, donde uno puede encontrarse desde blast beats hasta pasajes electrónicos más propios de una rave. Un puente cuando menos original entre el concierto de unos Camel muy setenteros y la desquiciante potencia de los suecos MESHUGGAH.
MESHUGGAH
Vayan adónde vayan, MESHUGGAH suelen copar los puestos de mayor relumbrón en cualquier cartel extremo que se precie. Máxime dentro de un festival en el que las propuestas de mayor riesgo instrumental y técnico son jaleadas con entusiasmo. Pero lo que, a priori, suele identificarse con un privilegio puede tornarse frecuentemente, y por razones múltiples, en un auténtico quebradero de cabeza, cual regalo envenenado.
Compartiendo podio, en lo más alto del BE PROG junto a Devin Townsend y CAMEL, los suecos tenían reservada la mayor franja de actuación de todo el sarao: hasta una hora y media, según anunciaba la programación oficial. Lo malo, es que su hora llegaba próxima a las dos de la madrugada, tras mucho trecho ya consecutivo de festival. Y, encima, cuando ya hacía rato que CAMEL se habían despedido y muchos de sus seguidores –mayormente poco sospechosos de profesar adoración simultánea a los sonidos mucho más duros de los suecos- habían abandonado en tropel el recinto.
Para los que quedamos, se trataba de un detalle sin apenas importancia: "pocos, pero mejores", suele cruzar instintivamente por la cabeza en estos momentos como argumento de relativa autoafirmación. El quinteto sigue siendo una referencia del metal extremo más vanguardista. Los progenitores de un estilo, casi una ideología musical, llámese djent, groove polirrítmico o, más llanamente, la mecánica de resolución del cubo de Rubik aplicada al thrash metal. En los oídos y en la retina, todavía presentes las brutales sensaciones que dejaron en la Salamandra con la presentación de su Koloss, con un sonido y un juego de luces propios de otra dimensión. En sus momentos de inspiración, más allá de dominar mástiles de ocho cuerdas, MESHUGGAH pueden conseguir lo que está al alcance de muy pocos con sus trances inducidos, hipnóticos, repetitivos. Lamentablemente, no fue, en esta ocasión, el caso.
Se hicieron un poco de rogar los suecos, que vistieron el escenario para la ocasión con motivos de su último disco de estudio ‘Koloss’, ante un público que ya no notaba el cansancio y se agolpaba frente al escenario principal. Tras los habituales segundos de oscuridad, Kidman, Thordendal, Haake y compañía se lanzaron con los acordes machacones de "Rational Gaze", de su ya clásico ‘Nothing’. Pero lo que debía ser una apertura aplastante, acabó convirtiéndose en un mar de dudas. No sólo por la descompensación de niveles, que impedía escuchar los gritos de Kidman o un sonido de guitarra poco acertado, sinó también por una abominablemente extraña percepción de la batería, especialmente de los bombos, que sonaban totalmente vacíos y exageradamente orgánicos, hasta el punto de percibirse la tonalidad del plástico de los parches al golpeo de las mazas.
La ceremonia de la confusión sonora se prolongó hasta el final del tema, tras el cual, el sistema de sonido dijo basta y todo quedó fundido a un inquietante silencio. "Necesitamos hacer una parada", dijo Kidman, resignado, retirándose entre bambalinas. Se quedó solo Haake sentado en su trono durante los cinco largos minutos que se eternizó el audio "interruptus". Kidman demostró que, pese a su buena voluntad, lo suyo no son los chistes para entretener a la parroquia. Aparentemente resuelto el entuerto, los suecos volvieron con "Obzen", de su homónimo disco. Flotaba en las ondas sonoras, sin embargo, que algo no terminaba de funcionar. Aun sin llegar a las cotas del primer tema, el sonido de las guitarras y la batería continuaba dejando mucho que desear.
Haciendo de tripas corazón, la maquinaria echó de nuevo a rodar. Quizás algo cansados y desanimados por el contratiempo, pero conscientes en todo momento de cuál era el plan para pilotar sobriamente la nave hasta un puerto seguro, llegó el turno de "Do Not Look Down", de su último ‘Koloss’, del que también rescataron el cañero y electrizante "The Hurt That Finds You First". En otras condiciones, un tema que hubiera encendido las primeras filas, sin lugar a dudas. Pese a la ausencia de un ambiente de entusiasmo general, el público respondió positivamente y no les dio la espalda, manteniendo en todo momento los gestos de apoyo y reconocimiento. Tercer tema consecutivo de su último trabajo de estudio, en este caso "Swarm", con sus intrincados riffs y una estructura rítmica casi de reminiscencias entre tribales y marciales.
Con "Stengah" se inició la fase del repertorio más clásico que, por suerte, llegó acompañada de una relativa mejora de la calidad del sonido –batería aparte-. Casi huraños en términos comunicativos, pero conscientes de su posición, descargaron uno de los temas insignia que se ha convertido en intocable dentro de su repertorio: "Future Breed Machine", el tema de apertura de su inolvidable ‘Destroy, Erase, Improve’. Identificable de pies a cabeza por su característica melodía inicial, veloz y furiosa en su desarrollo, muestra unos jóvenes Meshuggah que profesan devoción por el sonido thrash, pero buceando ya a cierta profundidad entre estructuras técnicas e impredecibles. Su presencia en el repertorio de la banda tantos años después representa todavía una garantía para con su público y la reivindicación de sus señas de identidad.
Tras el paso por "Lethargica", la brutalidad de aquel soberbio disco bautizado como ‘Chaosphere’, del ya remoto 1998, se materializó en el BE PROG bajo la forma de otro de los himnos de la banda, el sublime "New Millennium Cyanide Christ". Una secuencia de riffs rompecuellos que ya descubren a un Thomas Haake soportando el peso rítmico de una banda rompiendo los patrones rítmicos convencionales. Aunque el sonido de sus bombos no le hiciera justicia esta noche en el Poble Espanyol. Kidman, con su desquiciada teatralidad, desgarró su garganta sobre las cabalgatas asesinas de las guitarras de Thordendal en "Bleed", otro de los destacados de su ‘Obzen’. El maquillaje de los defectos en el sonido permitió, a estas alturas, congraciarse mínimamente con el discurso de MESHUGGAH, tras un primer tramo de concierto más bien deficiente en este sentido.
Con las sugerentes atmósferas de su nueva "Demiurge" encaraban la recta final del show con la doble visita que los suecos dedicaron a uno de sus álbumes más peculiares, tanto por su concepción como ejecución. ‘Catch Thirty Three’, el disco de la batería programada, de un cierto sentido de la experimentación más allá de los cánones que profesa la banda, que mostró un acercamiento hasta entonces desconocido hacia sonoridades industriales. "In Death-Is Life" y su reverso "In Death-Is Death", dos cortes hipnotizantes que siguen pautas de reiteración cíclica marca de la casa. Capítulo definitivo de la historia con la enigmática y disonante «Dancers to a Discordant System», de su ‘Obzen’. A pesar de los pesares, Meshuggah lograron finalmente dignificar, a base de tesón, un bolo que se les puso patas hacia arriba nada más empezar.
ROBOTPORN
Subidos en la glorieta de la esquina, ROBOTPORN asumieron la difícil misión de cerrar el evento en plena desbandada general. Un dueto con el polifacético guitarrista Achokarlos al frente y la dj Lorena Frantic, que definen su propuesta como dubstep/metal. Una mezcla tan curiosa como inesperada, donde los riffs metálicos se funden con elementos electrónicos propios de las movidas discotequeras que sacuden los suelos hasta más allá de la madrugada. Por momentos, recordaron a una especie de Chemical Brothers tocando death metal. Disfrutaron los más noctámbulos y resistentes del lugar, sedientos de cualquier propuesta capaz de prolongar la fiesta sin prejuicios estilísticos de ningún tipo. Quizás esta sea, principalmente, su razón de ser.
Ecléctico a la vez que electrizante, con todos sus defectos y virtudes, concebido como un proyecto no exento de cierto riesgo artístico y comercial, la segunda edición del BE PROG! MY FRIEND logró nuevamente reivindicar, afianzar su lugar entre el creciente panorama festivalero que aflora últimamente dentro del panorama del rock duro y el metal extremo por estos lugares. Etiquetas al margen, cumplió con creces su misión de llenar de nuevo este peculiar enclave barcelonés de sonoridades audaces, de grandísimos talentos y visionarios artistas, que en menor o mayor medida dejaron su huella indeleble en la memoria musical y sentimental de los presentes, transmutándolo, en definitiva, en ‘El Poble de los prodigios’.
Texto: Alfonso Díaz y Jordi Marsal
Fotos: Carlos Oliver (www.facebook.com/Carlos.Oliver.Music.Photography)
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Un gran festival y una gran pregunta: ¿habrá otra edición? El año pasado ya era a confirmada al día siguiente y ahora le temo lo peor.
El recinto es muy adecuado, habiendo varios sitios donde hacen muy buena comida como un local en la parte derecha del escenario con unas pizzas que entraban de puta madre. Además de zonas de sombra bastante necesarias. Los grupos pese al clima dieron lo mejor siendo para mi gustó el trío formado por Camel, Leprous y el grandísimo señor Devin Townsend los ganadores absolutos. Una pena el escenario donde le tocó bailar a Leprous y el poco tiempo (para mi) que tuvo Devin.
El mayor problema que hubo para mi fue el sonido, con los fallos que se comentan en la crónica y debo recalcar que algunos más con Devin, su guitarra pero algunos bajones de sonido importantes. En el escenario secundario todo soñaba muy flojo. Sobre ese segundo escenario no me quejaré, pese a las vistas le daba un toque original y al menos se evitaron solapamientos, gracias a eso me decidí a ir. Pero quizá hubiera sido mejor que las bandas usarán todas el principal, para perder menos tiempo las bandas del secundario podrían haber actuado en la parte frontal del principal mientras permanecía montado todo lo del grupo principal detrás de ellos. Para próximas veces, prefiero un emplazamiento menos bonito y menos caro de alquilar (supongo) y un mejor sonido.
Por último agradecer a la productora madness por traernos un festival diferente, desde Murcia ya me he plantado allí las dos ediciones y espero una tercera, si en vez de el Barcelona aquí mejor. Y también agradecer los conciertos que traen nos traen a Murcia, donde hay poco movimiento a nivel de espectáculos de rock. Ya tengo preparadas mis entradas para Leprous, Jethro Tull y The Aristocrats, a ver si sacan una tarjeta de socio estilo carrefour que me estoy dejando el sueldo en Madnes Live xD. En definitiva, gracias y espero que vuelva el Be Prog
Pd: perdón por algunos fallos de escritura que pueden trastocar un poco el sentido de alguna frase, cosas de escribir en un teléfono pequeño y con un corrector muy puñetero. Lo único al menos no entendible es el primer párrafo. Lo que quería decir es que el año pasado ya había confirmación de segunda edición con Roverside anunciado al día siguiente y este año de momento no hay nada.
Saludos.
Por fin se habla de progresivo en esta página, aunque tengo la impresión de que si no hubieran estado ahí Katatonia, Messuggah y Dewin Townsend,no se habría dicho una palabra de los enormes y legendarios CAMEL, una banda prodigiosa en el sentido literal de la palabra, con una carrera discográfica en la que no hay un solo disco mediocre. Ya les gustaría a muchos.
Por cierto, y como no puedo despedirme sin meter un poco el cuezo, Fish no es un pionero del rock progresivo, empezó con Marillion en los 80, y por entonces el prog ya estaba de capa caída, se había establecido una década antes con bandas como YES, EMERSON LAKE AND PALMER O JETHRO TULL Y GENESIS. Grupos de los que, mucho me temo, seguiremos sin leer nada en esta péich tan grijander dirigida por el pater familias RAFA BASA. Un saluti a tuti y tónica per tuti, per tuti colori.
Te veo un poco mal informado. Si pones en el buscador de la web YES o JETHRO TULL verás que si hablamos de ellos, por ejemplo.
Es claro que no son grupos muy habituales en esta web, más dedicada a sonidos más metaleros, pero si hablamos de ellos.
Yo particularmente soy gran fan de Ian Anderson, (JETHRO TULL es una de «mis bandas» de siempre), YES, EL&P y Genesis, a los que llegué a ver con Peter Gabriel.
Me ha hecho gracia lo de «Pater Familias». Para tu información no soy «Pater» de nadie amiguete 🙂
Salud y metal
Rafa Basa